Capitulo 22

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-¡Oh Köhler!- Por un rato me había olvidado de Tom, pero el apellido Köhler solo me recordaba a el. -no sabia que andabas acompañado, y menos de esta muñeca.- dijo el idiota con cazadora, parándose muy cerca de mi, casi podía sentir su aliento.

Extendió su mano.

-Mucho gusto preciosa, James.-

Su mano estaba justo frente a mi, pero no me inmute ni un segundo para voltear a verlo, seguía con mis ojos puestos en Taylor. Estaba a punto de estallar y escupirle la cara al imbécil parado frente a mi.

-Muy bonita amigo, pero es muy mal educada.- espetó limpiando su mano del pantalón con asco.

¿El neandertal este, me tenia asco a mi?

Taylor se levanto por primera vez en toda la noche.

-Ella es Georgia O'Donell- hizo énfasis en mi apellido

-¡oh vaya! O'Donell?-

-Si, tienes algún problema con eso estúpido?- finalmente no me pude aguantar. Y explote viéndole directo a los ojos.

El solo rió descarado. Para luego decir -El problema lo tienes tu.-

-Taylor me quiero ir, ya.-

-¿ya?, si nos estamos divirtiendo.-

-Perfecto. Me voy sola.- tome mi bolso de mano y camine hasta la salida. Estaba tan furiosa.

Sabia que Taylor no me seguiría, estaba muy ebrio para hacerlo. ahora que lo pienso, no hubo un día en el que no terminara ebrio.

Subí a un taxi y le dije donde llevarme.

Ya estaba cansada de estar en California. Me regresaría a mi casa.

Llegue al hotel y no había nadie en el piso.

Me dirijo a mi habitación, para luego oír gemidos, me había equivocado Patrick y Lorette si estaban, estaban en su cuarto.

Otra razón para no quedarme. Meto la ropa de nuevo en la maleta, entro al baño, despojando mi cuerpo del vestido blanco, pongo la ducha y agua fría comienza a salir. Excelente, necesitaba mantenerme despierta. Salí unos minutos después.

Seque mi cabello con la toalla, coloque mis pantys mas cómodas, un jeans y una sudadera. Si algo he aprendido en esta vida de lujos,  es que hay que viajar comodo, puse mis converse. Cerre mi maleta y salí de la habitación.

Patrick estaba sentado en el sillón, viendo a mi puerta. Podría jurar que esperaba que saliera.

-Te oí bañarte y tomando en cuenta que son las cuatro de la mañana imagine que algo te sucedía.-

-Si. En estas habitaciones se oye todo.- dije viéndole seria. El bajo su rostro, sabia a lo que me refería.

-¿a donde vas?- tardo un poco en notar la maleta.

-No quiero estar aquí, regreso a casa.-

-¿A esta hora Gia? ¿paso algo con Taylor?-

-Si a esta hora, tomare el primer vuelo y solo quiero regresar a casa. No te preocupes.-

-Él. Donde esta?-

-excesivamente borracho en alguna parte de California. Cuando lo veas más tarde le avisas que me fui.-

-¿Estas segura que quieres irte? Dejame acompañarte entonces.-

-No. Estoy bien- dije fuerte, respire y anude mi cabello en un moño bastante desprolijo. rode mi maleta hasta Patrick, di un beso en su mejilla. -Estoy bien, no te preocupes, ya llame a un taxi.- seguí hasta la puerta. -Sigue divirtiendote, te aviso cuando llegue.-

...

Me encontraba en casa de mis padres, escuchando un sermón por parte de mi padre por no haber escrito durante estos días para avisar que estaba bien.

Mi madre apareció con una sonrisa inusual.

-Deja de atosigarla. Al menos estaba bien acompañada- le dijo a mi padre para luego mostrarme la imagen que ya había visto de Taylor y yo besandonos en el club.-

En la noche habría una reunión, para celebrar los 25 años de matrimonio de mis padres y toda la familia y socios irían, yo había olvidado por completo que hoy era su aniversario, menos mal regrese ayer de California.

Mamá quería que fuéramos arreglarnos con profesionales para hoy, era muy "importante" prefería no llevarle la contraria.
Hoy era su noche e iría a su antojo, no discutiría.

Ya había comenzado la fiesta y a mi era la última en alistar, ya que para mi madre de las tres era la menos importante.

Todos estaban en el gran salón de fiesta y yo a unos minutos de ahí, mientras terminaban de peinarme.

Mi madre había elegido un vestido blanco, manga larga y completamente cubierto arriba, era bastante ceñido y un poco mas arriba de la rodilla, un gigante abrigo de piel, no se que animal era pero estaba bastante asqueada con el hecho de tenerlo sobre mi, unos tacones de charol rojo, imposibles de llevar. Me colocaron extensiones rubias lo cual era muy absurdo, pero mi cabello daba hasta mis pulmones e hicieron una gran trenza de pescado que llegaba hasta mis caderas y todo finalizaba con labial rojo.

Cuando me vi en el espejo no pude negar que me veía increíble, era mucho para mi, pero era increíble.

-Te ves DI VI NA- dijo el chico que me alistaba, -vas a llamar la atención de todos.-

-Si, me veo hermosa. gracias.- le sonreí genuinamente.

Mi telefono comenzó a sonar. Era mi madre.

-¿¡Cuanto te falta Georgia!?- Parecía molesta y ella fue la que me obligo a todo esto ostento, si me hubiese arreglado yo estaria lista hace años. -pero no estarías así de bien- me reprendió mi consciencia. -Ya todos están aquí.-

-Estoy lista.-

-Mandare por ti- con eso finalizó antes de colgar sin dejarme decir nada, tampoco tenia nada que decir para ser sincera.

no paso ni cinco minutos cuando sonó el la bocina del auto.

llegamos al salón de fiesta mas caro de la ciudad y había mucha prensa afuera, era de esperarse. habían muchos millonarios dentro. Salí del auto y pase desapercibida, algo increíble con este gran abrigo que casi se arrastraba, pero era necesario, hacia mucho frío realmente.

Entre y unas enormes escaleras doble parecidas a las de casa de mis padres daba en toda la entrada, ya conocía este lugar, subí las escaleras dando a un gran salón de baile y mesas, un chico cantaba "My way- Frank Sinatra" esa canción me encantaba.

Desde una mesa apareció mi madre caminado apresurada, paso su mano por mis hombros, los ojos de los presentes se posaron en mi, estaba llegando algo tarde.

Mi madre me guió a la mesa donde se encontraba ella, mi padre, Elle y un chico que sujetaba su mano, el chico con quien tenia sexo en mi departamento. También estaba la hermana de mi padre mi tía Alejandría era la mejor de la familia, la adoraba con suerte estaba al lado de ella. El hermano de mi madre mi tío Tomás y sus dos hijas gemelas Martina y Magdalena era insoportables, bueno las tipicas chicas que veían en estos lugares. Martina y Magdalena se parecían mucho a mi madre, ambas rubias de ojos azules y nariz respingada, bastante plasticas. yo me parecía mas a mi padre, lo que agradecía.

Ahora entendía porque las extensiones rubias, todas las mujeres en esta mesa era rubias, incluso la tía Alejandría su cabello estaba cubierto de canas muy bien disimuladas con el rubio. y mi padre y el tío Tomás eran pelinegros, ciertamente tampoco me explicaba como era que había salido pelirroja, pero me sentía bastange estúpida con estas extensiones.

Patrick en multimedia❤

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