Tom Köhler
-No estoy tan ebria como para tener sexo en el auto- dijo con un voz bastante divertida.
Intento volver a su asiento, pero la borrachera le dificultaba todo, había perdido la poca destreza que tenia, tanto como para imposibilitarle el pasar sobre el freno de manos.
Lo intento dejando su trasero completamente descubierto en mi rostro. Pero no tardo mucho en darse por vencida, saliendo del auto, por la puerta del conductor, bajo su vestido ya que tenia casi todo el culo afuera y rodeo el carro para volver a su puesto.
Realmente me causó gracia. Toda ella causaba gracia en ese momento. Pero no fue hasta que ella se subió de nuevo viendome de mala manera que me di cuenta la gran sonrisa burlesca que había en mi rostro.
-Me pones de malas.- dijo arrastrando las palabras con tono molesto. -¿Por que eres tan irresistible?, ¡no es justo joder!-.
Yo solo sonreía y negaba con la cabeza antes su confesión, seguía con la vista puesta en el camino.
-¡Es que realmente eres despreciable!- estaba teniendo una eufórica conversación con ella misma -Tom, te desprecio- dijo señalandome con su dedo -Pero no se que me pasa contigo, te veo y no me resisto, me pongo estúpidamente nerviosa- volvió su mirada al camino -lo que hace que te desprecie aun mas.- Solo podía reír ante aquella escena, tenia una adolescente ebria confesando su odio y atracción por mi.
Llegamos ante su edificio y estacionó el auto, ella se encontraba perdida en sus pensamientos justo ahora. Y llevábamos casi un minuto y aún no se daba cuenta que habíamos llegado.
-Llegamos.- dije divertido. Aun no se borraba la sonrisa de mi rostro.
Giró su vista entrando en razón, pero solo parecía confundida.
-¿Pero que haces?-
-Traerte a tu casa.- Respondí obvio.
-¡Que yo no quiero ir a mi casa! ¿o crees que me dejarás con la calentura? No me bajare de este auto a menos que estemos en tu casa.- dijo muy sería, tan seria que causaba risa. Una carcajada escapo de mi.
-Como usted diga señorita O'Donell.- me había impresionado no esperaba esto de ella, pero no me negaría, lo único que quería era follarla muy duro esta noche.
-¿Tienes algo de tomar?- fue lo primero que salio de sus labios al llegar a mi casa. Ya no parecía tan decidida como en el auto.
-No te daré mas alcohol- puse las llaves de mi auto en su sitio, y me senté en el sofa quitando la chaqueta de mi traje. -La necrofilia no es lo mio. Si tendré sexo contigo, sera sobria.
-Esta bien- paso ambas manos por su rostro, caminaba insistentemente en circulos frente a mi.
-Abrirás un agujero en el piso- dije quitando mi corbata, aun sonreía. -¿Quieres tomar un baño mientras preparo algo de comer? Tengo mucha hambre y supongo que tu también.-
Llevo sus ojos a los mios, realmente es hermosa y esta jodidamente buena, baje mi vista escaneando su cuerpo cubierto por la tela blanca muy pegada a su cuerpo y de nuevo la lleve a sus ojos. Ella solo asintio.
-Perfecto. Mi habitación esta subiendo la escaleras a la izquierda segunda puerta, date una ducha y agarra la camisa que desees.-
Seguí su trasero con la vista escaleras arriba hasta que desapareció en el segundo piso.
Me adentre en la cocina a preparar par de emparedados y dos batidos, había acabado el sonido de la ducha. Metí la comida en el pequeño ascensor que daba a mi habitación. Subí las escaleras y toque al llegar a mi cuarto. Parecía imbécil tocando la puerta de mi habitación para no ver a una mujer desnuda.
Paseee- la oí decir desde el otro lado de la puerta, abrí y me encontré con sus ojos los cuales no tardó mucho en apartar de los mios, ya estaba sobria, volvia a ser tímida. Se veía increíble, un suéter de muy delgado algodón cubría su cuerpo, en mi quedaba entallado pero en su pequeño cuerpo parecía gigante. La tela casi se transparentaba y el bulto en mi pantalón crecía.
Me acerque al ascensor sacando la bandeja con la comida y colocándola en la cama.
-Mueve tu lindo trasero acá preciosa, comamos algo decente.- Subió a la cama y agarro su sándwich.
-Esto esta divino- aun tenia la boca llena de comida. Sonreí.
-No tanto como tu.- se sonrojo
Terminamos de comer mientras hablabamos de cosas cotidianas.
-Por que no tienes guardaespaldas?- pregunte, andaba sin ningún tipo de proteccion realmente seria fácil secuestrarla o algo de esa clase.
-Me negué rotundamente, intento pasar desapercibida cada día de mi vida, y que las personas me vean como alguien normal, igual a ellos. Con dos gorilas gigante siguiendome el rastro sería imposible.- suspiró -me gusta mi privacidad y el no ser notada por las personas que me rodean, es mas fácil vivir así.- ¿no ser notada? Llamaba la atención de todos con solo aparecer. -¿y tu porque no tienes seguridad?
-¿Las personas saben que no deben meterse conmigo.- confesé -El miedo de los demás es la mejor forma de estar seguro.- Se quedo en silencio, supongo que elegía bien sus palabras.
-¿Puedo preguntar sobre las cosas que se dicen de ti?- tenía la mirada en el plato vacío, solo ocultaba su rostro.
-Mis manos no están limpias. Georgia no todo lo que se dice de mi es cierto. Las monedas tienen dos caras. Cada historia tiene varias realidades. Pero tampoco todo lo que se dice de mi es falso.- la sexy pelirroja frente a mi, quedo en silencio. Es inteligente. No pregunto nada mas. Hubiese contestado cualquier cosa que preguntase.
Se levanto de la cama y cogió su bolso saco un cigarro y volvió a la cama, lo prendió. El silencio se mantenía. provocaba saltar sobre ella.
Lo cual hice.
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Lo Prohibido.
Teen FictionÉl era como esos frutos que por fuera aparentaban ser deliciosos y en su interior la podredumbre abunda. Una exquisita mentira que ella descubriría. Ella, era como las perfectas bailarinas de las cajas musicales, dulce y frágil. Una buena presa para...