Capitulo 26

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-¿Tienes algo de tomar?- Pregunte al llegar a su casa, el efecto del alcohol casi había desaparecido, y con el mi seguridad

-No te daré mas alcohol-  estaba tan tranquilo quitandose el traje... ¡Claro que estaba tranquilo, era un tipo muy apuesto y con mucha personalidad, ademas de experiencia seguro traía mujeres a diario!. -La necrofilia no es lo mio. Si tendré sexo contigo, sera sobria.- parecía divertirle toda esta situación.

-Esta bien- respondí. Debía calmarme, estaba a pocos segundos de tener un ataque de pánico, y el no podía notarlo.

-Abrirás un agujero en el piso. ¿Quieres tomar un baño mientras preparo algo de comer? Tengo mucha hambre y supongo que tu también.- un baño me calmaría y ayudaría mi mente.

Posó sus oceanicos ojos en los mios poniéndome mas nerviosa aun, escaneo mi cuerpo con deseo, y yo lo deseaba igual o mas ¡Joder es que esta realmente bueno!. Sabía que comenzaba a sonrojarme así que solo asentí.

-Perfecto. Mi habitación esta subiendo la escaleras a la izquierda segunda puerta, date una ducha y agarra la camisa que desees.-

Estaba en la casa de Tom Köhler, ya no podía decir que había sido un accidente, yo lo obligue a traerme hasta acá y estoy sobria. Esto se estaba poniendo serio.

quite el vestido lo mas rápido que pude, sabía que tomaría mi tiempo para quitarme el peinado, no tengo la mas mínima idea de como quitar extensiones, me metí a la ducha y comencé a despeinarme bajo los chorros de agua caliente, no se como lo logre pero termine sacando ese perro muerto de mi cabeza.

su closet era enorme, mas grande que el mio, incluso tenia prendas que usaría con gusto. Tome un suéter que parecía cómodo y lo suficiente largo para cubrirme y lo coloque rápido, en cualquier momento subiría.

La puerta sonó.

-Paseee- abrió la puerta y ahora, bañada y completamente sobria seguía con ganas de saltar sobre el me miro directamente intimidandome como siempre.

-Mueve tu lindo trasero acá preciosa, comamos algo decente.- se sentó en la cama y la golpeo con la mano haciendo seña de que lo acompañara.

-Esto esta divino- no me referia a la comida, se veia tan real. Sonreí.

-No tanto como tu.- me sonroje una vez mas. el pensaba lo mismo que yo.

-Por que no tienes guardaespaldas?- pregunto despues de un rato hablando.

-Me negué rotundamente, intento pasar desapercibida cada día de mi vida, y que las personas me vean como alguien normal, igual a ellos. Con dos gorilas gigante siguiendome el rastro sería imposible.- intentaba ser invisible, la universidad es algo difícil y no es por alardear pero seguro era una de las chicas con el apellido mas adinerado. Por así decirlo. Solo necesitaba escoltas y una personalidad avasalladora y petulante y de  seguro seria la mas importante del campus. No me agradaba la idea, me gusta que me conozcan y quieran por quien soy, no por la familia que tengo. -me gusta mi privacidad y el no ser notada por las personas que me rodean, es mas fácil vivir asi ¿y tu porque no tienes seguridad?

-¿Las personas saben que no deben meterse conmigo.- confesó -El miedo de los demás es la mejor forma de estar seguro.- no sabia que decir, ni que pensar ¿Estaba admitiendo ser un temido traficante? No podía quedarme con la duda y preguntarme al día siguiente si esto estaba mal por que me había vuelto a tirar al socio de mi padre años mayor que yo o a un criminal peligroso. Me preocupaba mas la segunda opción.

-¿Puedo preguntar sobre las cosas que se dicen de ti?- pregunte viendo mis manos sobre el plato, me aterraba ver su reacción.

-Mis manos no están limpias. Georgia no todo lo que se dice de mi es cierto. Las monedas tienen dos caras. Cada historia tiene varias realidades. Pero tampoco todo lo que se dice de mi es falso.- Quede muda, mi mente era una puta mierda, ¿acababa de decirme que era cierto? ¿que es lo que no es cierto?.

Necesitaba un puto cigarrillo y dos botellas mas de whiskey para calmar mis nervios en este momento. Comenzaba arrepentirme de estar aquí... Ehmm miento. No podía arrepentirme, saque un cigarrillo y volví a la cama. Lo encendí. Estaba nerviosa como una estúpida adolescente, había venido muy segura de lo que quería así que no entiendo por que estoy tan nerviosa, quizás sea porque hace mucho que no tenia sexo completamente sobria, parezco una alcohólica diciendo esto. ¡Además de eso era Köhler santo dios! El me eriza con sólo verme, nunca un hombre me había estremecido de tal manera.

No tenia ojos de asesino. Bueno no tengo ni la menor idea como sean los ojos de un asesino.

Se veía tan sexy con su pantalón negro de vestir y su camisa medianamente abierta, podía imaginarlo llegando cada noche y desnudandose. Necesitaba que me besara, que me hiciera suya justo ahora. A fin de cuentas a eso lo obligue a traerme. En unas semanas me reiría de esto, o quizás en unos años.

Se acerco a mi sujetando mi cuello delicadamente y unió nuestros labios en un hambriento beso, quitó los platos de la cama y los puso en la mesa de noche. Me cargo hábil colocándome sobre él con mis piernas a cada lado de su cintura.
Sus manos se movían por todo mi cuerpo de manera experta. Las mias luchaban con los botones de su camisa, termine de quitarla y el enredo mis cabellos en sus manos tirando suave de el dándole paso a besar mi cuello. Un gemino escapo de mis labios. Mis ojos estaban cerrados pero no necesitaba mirarlo para saber que sonreía complacido. Empecé a moverme sobre el de adelante para atrás, sentia como crecía el bulto entre sus piernas.

Introdujo dos de sus dedos en mi logrando que mis gemidos comenzaran a oirse en todo el lugar y mis movimientos aumentaran su ritmo.

-Abre los ojos, mirame- dijo con voz grave -Quiero que me mires en todo momento, no cierres los ojos.- me dio un corto beso -Quiero ver tus hermosos ojos abiertos mientras te follo, ¿entiendes?- asentí. -Dime que entiendes, que los mantendrás abiertos.-

-Entiendo tom- dije casi inaudible sobre sus labios.

Sonrió complacido y saco sus dedos de mi causando un vacío. Me acostó sobre la cama y se deshizo de las prendas que aun lo vestían, saco un condón de su billetera y se lo coloco. Se puso en medio de mis piernas, sobre mi e introdujo en mi lentamente logrando que estremeciera, llevo su gran mano a mi cuello haciendo presión sin dañarme ni un poco y la otra en mis caderas, sus embestidas cada vez eran mas fuertes y nuestros gemidos se oían por todos lados. Sentía que explotaría en cualquier momento y el no apartaba sus ojos de los mios recordándome cada vez que los cerraba que debía manterlos abierto, estaba a punto de llegar cuando el salio de mi.

-Aun no te vengas- dijo sobre mis labios, levantándome poniéndome ahora sobre él, pero seguía siendo él quien hacia las embestidas y yo también me movía, se sentía mejor no paso mucho hasta que ambos llegamos al mismo tiempo.

Me lance a su lado exhausta. Ese había sido un sexo grandioso, y estaba muy cansada, pero seguiría haciendo esto toda la noche. Mañana despertaría e iría a mi casa a fingir que solo conocía a Köhler de las reuniones de mi familia.

Lo Prohibido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora