Hablaba con mi tía sobre la universidad, estaban a punto de servir la cena.
Y uno de los camareros se acerco a traer botellas de champagne, las tres que estaban se habían acabado. Y yo no me había tomado ni un trago.
Aprovechando el descuido de mi madre mientras halagaba a alguien en una de las otras mesas, le guiñe a mi tía y me fui tras el camarero. Yo quería Whiskey.
Mientras caminaba detrás del chico mis ojos consiguieron a un bien vestido Köhler, sonreía mientras hablaba con otros hombres, el también me vio y su sonrisa se convirtió en una fina línea. Aparte mi vista y seguí tras lo que quería.
Llegue hasta la cocina y me adentre.
Cuando mi mamá llego a la mesa y encontró la botella de whiskey su cara se convirtió en un poema. Me miro seria.
-debes estar jugando.- espetó furiosa entre dientes, casi gruñendo.
-Dejala mujer que ya esta bastante grande para beber. Ademas. Sabe lo que es bueno- dijo mi tía chocando su vaso con el mio.
Éramos las únicas sentadas en la mesa. Todos los demás estaban socializando.
Me pare un par de veces al baño en las cuales mi padre me terminaba arrastrando a donde sus socios, para saludarlos. Incluso salude a Köhler, seguía igual de serio.
Todas las veces que cruzamos mirada estaba con los labios apretados y la mandíbula tensa.
Fui al baño después de la cena debía retocar el labial.
Mis primas también estaban retocándose el maquillaje,
-¿Me prestas tu labial Gia? Deje mi bolso en la mesa-
-Claro Magd- dije extendiéndole el labial.
-Pero no te eches eso- dijo la otra rubia -no ves que es tan corriente como ella?- su voz ya se oía algo ebria. Solte una carcajada. Magdalena era tranquila, pero Martina era una patada en los ovarios.
-No le prestes atención, es una borracha fastidiosa.-
-No estoy borracha, ella es corriente y ahora tus labios lucen corrientes.- su lengua se trababa un poco al hablar.
Reí mientras guardaba mi labial, debía salir antes de comenzar una pelea, ya tenía suficiente whiskey en mi sangre como para hacerlo, así que mejor me alejaba de la situación.
-Lo que tu digas Martina.- dije riendo antes de salir, sabía que eso la enojaría mas. sentí pasos detrás de mi y volteé, Köhler venia detras con el semblante serio , pero solo me ignoro.
Llegue al la mesa y deje mi abrigo ya empezaba a sentirme acalorada por el alcohol, me dirigí hasta la mesa de dulces y comí muchas galletas, mojadas en la fuente de chocolate, esto salvaría mi noche, las raciones de la cena daban lastima. Mi padre se acerco a mi.
-pero que haces hija?- sonreía, se veía tan hermoso mientras sonreía.
-Papá era muy poca, la cena.- dije mientras hacia puchero.
-Tienes razón dame una- extendió su mano tomando un pastelillo -Ademas el chocolate quitara ese olor a whiskey.- Reí.
-Quieres un poco- pregunte de forma cómplice extendiéndole el vaso.
-Claro que quiero.- respondió inmediato arrebatándomelo.
Estaba terminado la fiesta, y ya los invitados comenzaban a irse.
Mi padre y yo discutíamos el como me iría porque según el estaba ebria. El quería llevarme que me quedara con ellos, y podía imaginarme a toda la familia junta en la casa, mi madre gritandome por andar con un vaso lleno de whiskey y hielo mientras todos tenían las perfectas y pulidas copas, además de que Martina podría cortarme el cabello. Estaba exagerando pero era una hipótesis válida.
Y como un milagro apareció Köhler, para despedirse de mi padre y mi madre.
-Listo papá, el Señor Köhler puede llevarme a casa.-
-¿Como crees? El tendrá cosas que hacer- dijo mi madre
-El señor Köhler vive cerca de mi edificio, ya el me llevo una vez. ¿Podria llevarme?- le pregunte a un expectante Köhler que presenciaba la discusión con mis padres.
-Si Tom acepta no tengo problemas- dijo mi padre, a lo que sonreí como niña pequeña.
Todos lo veíamos esperando su respuesta.
-Ehmm, si claro.- me vio serio, tanta seriedad no tenía cuando me lo hacia sobre una barra. Esta bien quizás si este un poco alcoholizada.
-Iré por mi abrigo- dije a mi padre mientras Köhler se despedía y seguro mi madre se disculpaba por mi insolencia. -los llamo mañana- dije dándole un sonoro beso en la mejilla a mi padre y caminamos fuera de la vista de ellos.
Tom Köhler esta tan bueno.
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Lo Prohibido.
Teen FictionÉl era como esos frutos que por fuera aparentaban ser deliciosos y en su interior la podredumbre abunda. Una exquisita mentira que ella descubriría. Ella, era como las perfectas bailarinas de las cajas musicales, dulce y frágil. Una buena presa para...