-Ehmm- podría jurar que estaba sonrojada de nuevo - Solo venia a avisarle que estaba lista.- No podía despegar la vista de mis pies el simple hecho de verlo asi , estando solo los dos en una casa tan grande me hacia sentir algo incomoda.
Yo casi estoy- dijo colocando la camisa sobre su cuerpo -¿a donde quieres ir a cenar?- sentía su mirada escanearme de arriba abajo pero no tengo el valor de encarar su mirada y encontrarme de nuevo con sus perfecto ojos azules.
-Me gustaría ir a un bar a comer y beber algo quizás- la habitación era espaciosa, todo se encontraba en completo orden y muy limpio a pesar de que pareciese tener mucho tiempo sin estar alguien ahí.
Se coloco perfume, no tengo que verlo para saber cuales eran sus acciones, el increíble aroma a pino y madera recién cortada de su perfume invadió la habitación.
-Señorita podría ayudarme a arreglar las mangas de la camisa?- extendió su mano frente a mi e inevitablemente el oasis de su mirada impacto de nuevo con la mía, este hombre me desviste con solo mirarme, produce un vacío en mi estomago.
-Listo- dije volviendo mi vista a mis sandalias.
-Listo- acompaño el -Vamos, tenemos una larga noche por delante.-
....
Estaba tan concentrada en mis pensamientos que el impacto del auto al frenar me hizo sobresaltar, nos encontrábamos en un precioso bar, columnas de madera en las cuatro esquinas, cristal en vez de paredes que daba la ilusión de estar al aire libre, plantas por todas partes y arañas de madera que iluminaban tenuemente el ambiente. Era elegante pero no tanto como para ser incomodo.
Estaba tan ocupada detallando el lugar que no me di cuenta cuando mi acompañante bajo del coche, lo noté cuando abrió mi puerta.
Varios pasos adelante, sentí su tacto en mi cintura, y di un pequeño salto sobre mis pies quizás evidenciando mi inocencia, posó delicadamente sus dedos amoldándose a mi silueta, los nervios invadieron nuevamente mi cuerpo, pero no podía demostrarlo.
Me veo exageradamente pequeña a su lado, su basta musculatura y su imponente estatura sobresalían.
Gire mi cabeza a mirarlo intentado ser lo menos obvia posible, y en sus muy apetecibles labios había una sonrisa pícara que me causaba muchas ganas de comerle la boca a besos.
Al entrar al bar todo era aun mejor, un fogata enorme se encontraba en todo el centro del restaurante, las mesas eran de madera rustica pero en el centro una muy costosa botella de vino tinto y velas acompañadas de una canasta de pan y la carta daban él toque de refinado al lugar.
-Te gusta?- expectante pregunto.
-Me encanta.- respondí sincera aun atónita, perdida en todos los detalles, sin intención alguna volví a fijar mi vista en él y en su perfecto par de ojos. Es una escena mágica en el lugar adecuado con la compañía adecuada.
...
Varias horas después permanecíamos en el mismo lugar, menos tensos a causa de una extensa y cómoda conversación y algunas copas de vino.
-La comida estaba exquisita- No tanto como usted. Solo lograba pensar, las ganas de saltar Sobre la mesa y besarlo no escapaban de mi mente, pero no puedo besar al socio de mi padre.
-Pero aun no hemos pedido postre- fue lo único que pudo salir de mis labios.
-Pero el postre no lo comeremos aquí- no se si es por mi grado de alcohol, no suelo beber mucho, es raro cuando bebo, pero sentí eso como una propuesta indecorosa.
...
Son casi las 12:00am y nos encontrábamos en la feria de comida del centro comercial, en una larga fila esperando para comprar unas "increíbles" rosquillas, tomando en cuenta lo largo de la fila supongo son las mejores del mundo.
...
-Debo aceptar que son deliciosas- digo metiendo casi la mitad de la enorme rosquilla en mi boca.
-Te lo dije, sabia que te gustarian- responde con una sonrisa burlesca al verme comer así.
-Ya no siento el alcohol, creo que de tanto esperar el vino tinto se esfumo.- una pequeña carcajada escapa de su boca, su tan deseable boca.
-Yo creó que estas un poco ebria- dijo gracioso observándome por el retrovisor
-Yo ebria? si yo soy una maestra bebiendo- riendo respondí.
Su mirada cambio de forma brusca a una mirada deseosa, sus pupilas se dilataron y poso sus ojos en mis labios, para luego bajar su mirada a mi escote y piernas desnudas.
Su mano fría se coloco en mi muslo y subió lentamente mientras mordía sus labios, no podía apartar mi vista de él, cada gesto era tan excitante.
Cuando sus dedos intrépidos llegaron al borde de mi ahora demasiado corto vestido las deslumbrantes luces de un auto que venia de frente a nosotros nos hizo entrar en razón.
Giro fuerte del volante salvándonos de un choque seguro.
-Creo que no solo yo estoy ebria- dije sin poder evitar reír, lo cual a él no le causo gracia, manteniéndonos en un silencio incomodo durante todo lo que queda de viaje.
...
-Llegamos!- entusiasmada salte del coche, admito que el alcohol me pone algo alegre pero realmente estaba entusiasmada por salir de la tensión de ese auto.
-Comeremos el postre en la piscina- dijo unos pasos por delante de mi.
-No tengo traje de baño- no tenia idea de que estaba pasando por su mente en estos momentos.
-Ni yo.- sin inmutarse camino directo al patio trasero donde se encuentra la alberca.
por unos segundos o quizás minutos pensé en la manera mas fácil de huir de ahí, pero en el fondo de mi mente sabia que salir de esa casa no era lo que quería.
Camine sobre los pasos de köhler hasta llegar a la piscina y encontrarme con el perfecto cuerpo de dios griego de la única persona además de mi en la casa, estaba metido en el agua solo en calzoncillos, tiene muchos tatuajes adornando su torso.
-No tienes frío?- quite mis sandalias y me senté en la orilla hundiendo mis pies en el agua que se encuentra bastante tibia de hecho.
-No, tiene calentador- se acercó peligrosamente hasta mi con su mirada fija en la mía. -Acompañame.- dijo sugiriendo que entrase al agua.
-Te estoy acompañando- respondí persuasiva
-No me refiero a sentarte ahí, quiero que me acompañes dentro del la piscina.- sabia a que se refería con exactitud.
-No tengo bañador.-
-Yo tampoco.-
-Pero no me puedo quedar en ropa interior.-
-Porque?-
-no tengo sostén.-
-Yo tampoco- respondió nuevamente de forma graciosa - además por que tu cuerpo tiene que tapar algo que el mio no?- se quedo en silencio por un rato esperando mi repuesta, pero yo no sabia que responder. -te crees mejor que yo cierto? Crees que tu cuerpo es mas sagrado que el mio.-
Sabia exactamente a que estaba jugando, quería tentar mi razón, pero que podría perder siguiéndole el juego?
No pude evitar sonreír y de forma rápida me deshice del vestido.
Él fijo sus ojos en mis senos para luego recorrer mis tatuajes y subir hasta mis ojos.
Solo me quede sentada ahí sin moverme dejando que sus ojos curiosos recorriesen todo mi cuerpo.
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Lo Prohibido.
Novela JuvenilÉl era como esos frutos que por fuera aparentaban ser deliciosos y en su interior la podredumbre abunda. Una exquisita mentira que ella descubriría. Ella, era como las perfectas bailarinas de las cajas musicales, dulce y frágil. Una buena presa para...