Mi Hermanastro ©|+18| [✔️]

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Editado 13/01/21

IMPORTANTE: Este capitulo contiene escenas delicadas acerca del suicidio, si creen que no pueden lidiar con ello es mejor que se salten este episodio. Y una cosa más, no tengo conocimiento médico, así que es probable que algo de lo que escribí en este episodio sea falso. Por lo general me gusta hacer mis búsquedas para poderles proporcionar lo más cercano a la realidad, sin embargo a veces es difícil.

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Mi rodilla sube y baja rápidamente mientras continuo pelando lo que queda del esmalte azul en mis uñas. Escondo mis ojos de la intensa luz con mi cabello y me fijo en el impecable piso del hospital. Una vez más me capturo el labio inferior con los dientes y pronto siento que un sabor metálico me llena la boca. Es sangre.

Los nervios me están matando y a medida que pasa el tiempo no hacen más que incrementar. Cuando David se desmayó antes de contarme lo que le pasaba mi primer instinto fue llamar una ambulancia. Recuerdo que mientras la esperaba con David aún tendido en el suelo  no sentía mis piernas y parecía como si alguien me hubiese metido una bola de algodón en la garganta. Estaba tan angustiada que en el momento en que  llegó la ambulancia un paramédico tuvo que tomarme la presión mientras subían a David en una camilla de ruedas aún inconsciente.

Apenas llegamos al hospital una de las enfermeras de la sala de urgencias me dijo que podía esperar afuera y que estuviera tranquila. Me dijo que iba a llamar al papá de David para contarle acerca del incidente.

Han pasado cuatro horas y no ha llegado nadie. Ni siquiera mi mamá.

Hace unos veinte minutos la misma enfermera que me dijo que me sentara aquí vino a decirme que ninguno de los dos estaba contestando las llamadas y que lo mejor sería que me quedara aquí esperando a que terminen de atender a David en caso de alguna emergencia.

Justo cuando juraría que estoy  a punto de volverme loca, un médico de mediana edad sale por la puerta corrediza que tiene un letrero arriba que dice UCI en letras rojas. Tiene una carpeta  en las manos y esta sosteniéndola abierta mientras lee algo en ella.

—Familiares de David Torres— anuncia con voz monótona mirando alrededor de la sala dónde hay por lo menos diez personas que portamos expresión de angustia.  

Torpemente me levanto de la silla azul de plástico en la que he estado sentada por lo que se sintió  como toda una eternidad y aclaro la garganta.

—Yo— digo y la voz me sale carrasposa, como si hubiera estado llorando .

El doctor me mira de arriba a abajo y enarca una ceja mientras se coloca los papeles debajo del brazo.— ¿Qué es usted del paciente señorita?— inquiere.

Tomo una bocanada de aire por la boca y lo dejo salir por la nariz tratando de controlar mi rabia, le sonrío débilmente.

—Su hermanastra— declaro.

El médico asiente la cabeza y hace un ademán para que me acerque a él. Así que con las piernas dormidas por haber pasado tanto tiempos entada, camino hasta el señor quién una vez más está leyendo y aclaro la garganta de manera incómoda.

—¿Y bien?— susurro jugueteando con el borde de mi camiseta.

Él me observa de reojo y vuelve a centrar su mirada en el papel haciendo que me den ganas de quitarle la maldita cosa de la mano para que me responda de una vez por todas que mierdas le pasó a David.