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Editado 21/12/21

Revuelvo la comida sobre mi bandeja desganada mientras escucho a mis dos amigas pelearse por la barra de chocolate con almendras que le había traído a Cam. Lu ya se había comido la suya, pero según ella y sus antojos del embarazo la barra de chocolate de Cam también era de ella.

Hacía dos semanas que Lu me había pedido la prueba de embarazo y sí, resultó positiva. Mi amiga estaba hecha un lío y no quería decirle a su mamá, pero después de mucho convencimiento por parte mía y de Cam, decidió que lo haría.

Para nuestra gran sorpresa la señora Fernanda no corrió a Lu de la casa como todas esperábamos, simplemente se sentó con mi amiga, la cogió de las manos y nos contó de su mayor arrepentimiento.

Al parecer la mamá de mi amiga quedó embarazada cuando tenía nuestra edad y en cuanto sus papás se enteraron la llevaron a una clínica para que abortara, la amenazaron y le dijeron que si decidía tener al bebé no contaría con su ayuda. La convencieron de que ese bebé arruinaría su vida y fue así como decidió abortarlo. Todas terminamos llorando cuando la madre de mi amiga rompió a llorar y confesó que no había un día en su vida en el que no pensara en lo que pudo haber sido de esa pequeña vida.

Ahora que lo pienso, quizás las tendencias conservadoras de la señora Fernanda y las restricciones que le ponía a Lu tienen mucho que ver con su propia juventud. De alguna forma estaba tratando de proteger a su hija de tener que pasar por algo como lo que sus papás la obligaron a pasar.

Me reincorporo en mi asiento y pateo los pies de Lu por debajo de la mesa cuando diviso a Simón caminar hacia nosotras con una expresión iracunda.

—Simón viene para acá y no luce para nada contento —advierto bajando la mirada hacia mi comida sin tocar.

Desde que nos fuimos a la casa del lago con David he estado bastante baja de ánimos, no he comido casi ni he podido dormir, así que la verdad no me extraña mucho mi falta de apetito.

Doy un saltito asustada cuando la potente voz de Simón resuena por toda la cafetería.

—Luisa, tenemos que hablar —sentencia agarrando a mi amiga por la muñeca y llevándosela a rastras hacia la salida del lugar.

—¡Ey! No la trates así —me quejo al tiempo que Cam se apresura en seguirlos.

Luisa nos lanza una mirada llena de súplica e intenta zafarse del agarre de Simón quien no da bazo a torcer. Cam y yo los seguimos reclamándole a Simón que suelte a nuestra amiga hasta que por fin se detiene frente a un pasillo desolado.

—¿De quién es? —Cuestiona de golpe justo cuando siento las manos de alguien posarse sobre mi cintura.

Ladeo mi cabeza ligeramente y al toparme con la mirada azulada de mi novio me relajo bajo su tacto mientras observamos a nuestros amigos discutir.

—¿De qué hablas? —pregunta Luisa con una expresión confundida y un tanto angustiada.

—El bebé, Luisa, sé que estás embarazada —replica él desesperado y el aire se me va.

Es imposible que él sepa, hasta ahora sólo sabíamos Cam, ella y yo y ninguna de nosotras le hemos dicho a alguien más. Siento a David tensarse detrás de mí y sus manos en mi cintura se afianzan a mi carne casi hasta el punto de lastimarme.

Me remuevo incomoda por la fuerza en que se ciñen sus manos a mi cuerpo, pero el sollozo de Luisa me distrae de él.

—T-tú, tú...erh... tú no conoces al padre —tartamudea Luisa haciendo que Simón se ponga furioso y yo ahogo un jadeo al darme cuenta de la estupidez que acaba de cometer.

Mi Hermanastro ©|+18| [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora