Epílogo

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Editado 22/12/21

Cuatro años después.

Berkeley, California, Estados Unidos.

Recibo mi diploma y con orgullo correspondo al apretón de manos al director de mi carrera al cual le sonrío.

Me tomo un par de fotos con él mientras enseño mi diploma como una niña pequeña al señor de la cámara y cuando este termina salgo casi corriendo a los brazos abiertos de mi madre.

—Mi pequeña administradora —dice dichosa observando el diploma con mi nombre.

La dejo embelesada con el cartón que me costó sangre, sudor y lágrimas y le doy abrazos al resto de mi familia. Axel viajó desde Liverpool con Cam para la ocasión y no podría estar más feliz de tenerlos en esta fecha tan especial.

Por otro lado, Marcos me aprieta contra su pecho y susurra en mi oído—, tu padre estaría muy feliz, pequeña —haciendo que un par de lágrimas se escurran por mis mejillas.

Sigo llorando como una bebé y es David quien me ayuda a calmarme entre besos y caricias.

—Vamos —me indica tomando mi mano y avisándole a nuestros acompañantes que es hora de partir.

Hace unos días David me avisó que entre él y mamá habían hecho una reserva en un restaurante italiano para celebrar mi graduación, así que en cuanto llegamos al lugar el delicioso aroma a mi comida favorita me hace agua la boca.

Nos acomodamos en la mesa para seis y la charla es fluida.

David le cuenta a su padre acerca de su nuevo empleo en una multinacional y nos comenta que su jefe está dándole un poco de problemas, pero asegura que le encanta lo que hace dejándonos tranquilos.

Por su parte, Axel y Cam nos cuentan de su vida en Liverpool e incluso me atrevo a preguntarle a mi amiga por Jason que hace poco anunció que está comprometido y me llevo una gran sorpresa cuando mi amiga me enseña la fotografía de Jay junto a Miranda, una de nuestras compañeras del instituto.

A la mitad de la cena recibo una videollamada de Lu quien se apresura en felicitarme junto a Simón y a la pequeña Sara que está a punto de cumplir cuatro años.

—Te quiero mucho tita —me dice la nena con ojos llorosos y el corazón se me estruja.

Desde que nació ha sido la bebita más consentida y me da lástima no poder tenerla a ella y a sus padres conmigo en este día.

La llamada es corta, ya que no queremos que se nos enfríe la comida y me quedo un poco baja de ánimos después de haber dejado a Sara llorando en brazos de su madre.

Cuando cumplió tres años decidí tomarme un semestre libre para ayudar a mi amiga que por ese tiempo estuvo pasándola mal. Su mamá enfermó y Simón perdió su trabajo de medio tiempo, dejándolos con un ingreso mínimo. Por eso la niña se encariñó conmigo y cómo tan sólo es una chiquilla no entendió cuando tuve que volver a California.

Termino mi comida pensando en mi sobrina y David al notar mi estado de ánimo me regala la mitad de su postre.

—Tú me quieres engordar —bromeo cuando insiste en que él ya se hostigó del pastel.

Él se carcajea ante mi comentario y por alguna razón lo noto nervioso. Dejó la mitad de su plato sin tocar y ni mencionar que se ha pasado las manos por el cabello unas cien veces, gesto que reconozco cada vez que tiene nervios.

Termino de engullir el pastel y lo tomo del brazo cuando se levanta.

—¿Estás bien, cariño? —Le pregunto y él sonríe de manera forzada.

Mi Hermanastro ©|+18| [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora