Mi Hermanastro ©|+18| [✔️]

044

Editado 21/12/21

Maratón 1/2

Subo a mi habitación con el vaso de jugo que acabo de servirme en la cocina y antes de que abra la puerta, esta se abre de golpe y mi novio me jala cerrándola y apoyándome sobre la madera.

Ayer cuando nos despertamos tenía veinte llamadas de mamá y cientos de mensajes pidiendo que volviera a casa y que le dijera a David que viniera conmigo, así que tan pronto nos enteramos vinimos a casa dónde mamá y Marcos apenas nos miraron y nos mandaron a nuestras habitaciones.

A ciegas dejo el vaso sobre la cómoda y envuelvo los brazos alrededor de su cuello dejándome llevar por su beso.

Enredo mis manos en el cabello de David y paso mi lengua por su labio inferior pidiendo entrada. Poco a poco el beso se torna mucho más intenso hasta que terminamos en la cama toqueteándonos y deleitándonos con la boca del otro.

Doy un respingo cuando de repente la puerta se abre y las mejillas se me tornan rojas al ver a mi madre de brazos cruzados apoyada sobre el umbral de la puerta. Me apresuro en acomodarme la camisa y abotonarme los pantalones mientras David ni se inmuta y se deja el pantalón abierto.

—Yo-

Comienzo a disculparme, pero ella me corta de golpe.

—Bajen y de ahora en adelante quiero sus puertas abiertas las veinticuatro horas del día —dice y me deja con la palabra en la boca cuando se da la vuelta y sale.

Me tapo la cara con las manos y David se echa a reír a mi lado haciendo que le dé un golpe en el pecho.

—Oye, no es chistoso, sabes de sobra que ella no está para nada contenta con nosotros y lo que acaba de ver no nos ayuda —lo regaño y frunzo el ceño cuando su risa no disminuye.

Me levanto y me dirijo a la cómoda para acomodarme el cabello que David me dejó como un nido de pájaros y me molesto aún más cuando lo veo recostado sin la menor preocupación a través del espejo.

—¡Deja de mirarme el culo y ponte bien la ropa, joder! —Espeto preocupada por lo que tenga que decirnos mamá.

Sé que ya me dijo que había recapacitado y que se esforzaría por aceptarnos, pero se veía demasiado molesta. El miedo me comienza a llenar la cabeza de posibilidades y ninguna desencadena con un final feliz.

Me paso las manos por el rostro y me dejo hacer cuando David me envuelve en sus brazos incitándome a refugiarme en él.

—No va a pasar nada preciosa, de lo contrario Marcos ya me habría sacado a patadas de acá y lo sabes. Mejor bajemos y enterémonos de que quiere hablar tu mamá —me dice acariciando mi cabello de manera afectuosa.

Lo ayudo a meterse la camisa en los pantalones y le peino el cabello antes de salir tomados de la mano en busca de mi madre.

Me aferro a su mano sintiéndome aterrada de lo que pueda pasar y me paro en seco frente a las escaleras cuando veo a toda la familia reunida alrededor de la sala. Mamá y Marcos portan rostros serios y mi hermano luce como si no hubiese dormido en los últimos cinco años.

Despego la vista del rostro entristecido de mi mellizo cuando mamá aclara la garganta y Marcos ojea nuestras manos con recelo.

—Siéntense —indica el padre de mi novio y David tiene que halarme hasta el sofá cuando me quedo tiesa en mi puesto.

Me siento como un ser miserable bajo la pesada mirada de Marcos y David lo empeora todo cuando tiene el descaro de besarme la comisura de los labios en un fallido intento de calmarme los nervios.