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Advertencia: Este capítulo contiene escenas no aptas para menores de edad. Estará señalizada con (********)

La música retumba por mis oídos desde los auriculares y la frustración me invade mientras releo el mismo párrafo por tercera vez. Finalmente me rindo y apoyo la frente sobre el libro de química cerrando los ojos con fuerza.

Han pasado dos meses desde que David me dejó.

Al comienzo sólo me sentía desolada, completamente triste por haberlo perdido, por haber sido lo suficientemente estúpida como para caer en sus juegos desde el primer día. Sin embargo, ahora lo entiendo, entiendo que sólo nos estábamos haciendo daño.

Pero no he podido dejar de amarlo.

Mi mamá nos dejó volver a la casa con la promesa de que David y yo habíamos recapacitado, pero tener que verlo todos los días y fingir que no me estoy muriendo de ganas por besarlo, o por estar cerca de él ha sido lo más difícil que he hecho hasta ahora.

Mientras yo me he recluido en mi cuarto, concentrándome en estudiar para los exámenes finales y preparando todo para la graduación, David ha vuelto a ser el mismo de antes. Ahora se la pasa de fiesta en fiesta emborrachándose y el entrenador del equipo lo ha tenido que retirar del juego por su falta de asistencia a los entrenamientos.

Ambos somos un desastre.

Un suspiro pesado abandona mis labios y me veo obligada a morderme el labio inferior para suprimir las lágrimas que atentan con salir. Cierro mis ojos con más fuerza y el recuerdo de un día soleado en la playa junto a David viene a mi como un relámpago, recordándome lo que solíamos ser.

Cierro el libro sobre mi mesa de golpe y las lágrimas comienzan a salir sin control de mis resentidos ojos. Llevo los dos meses desde la ruptura llorando como una niña y me enfurece porque él no hace más que salir de fiesta mientras yo me deshago en lágrimas.

Con las últimas fuerzas que me quedan después de un día ajetreado, me pongo una camisa para dormir y me envuelvo en mis cobijas mientras ahogo los sollozos que acompañan mi llanto desconsolado. Recuerdos de cada sonrisa, cada beso y cada caricia inundan mi cabeza haciendo que el dolor en mi pecho se intensifique. No puedo creer que en tan corto tiempo todo se haya ido a la mierda, los días que nuestros padres estuvieron en la luna de miel habían sido perfectos y por un pequeño descuido todo se arruinó.

Doy un salto sorprendida cuando la puerta de mi cuarto es abierta de par en par sin el mayor cuidado y mi mirada aún borrosa por las lágrimas se posa sobre el causante de todos mis sufrimientos. David luce descompuesto y sé por la forma en que sus ojos enrojecidos se entrecierran que está pasado de copas.

Me quedo mirándolo por unos preciosos segundos y un sollozo se escapa de mis labios cuando él comienza a acercarse a mí con el rostro decaído. Finalmente, David se sienta frente a mí y como un par de imanes nos envolvemos en el otro haciendo que mi llanto aumente.

—No llores más preciosa —murmura arrastrando las palabras ligeramente y mi ceño se frunce al sentir el fuerte olor a alcohol que emana de él.

—No puedo evitarlo —digo despegando mi cara de su pecho y juro que el aliento se me va en cuanto mis ojos enfocan los suyos. El azul que me vuelve loca luce opaco, reflejando una dolorosa tormenta tras de ellos.

David baja su mirada a mis labios por un milisegundo y el corazón me da un vuelco en el pecho—, no sabes la falta que me haces —masculla él antes de capturar mis labios con los suyos en un beso desenfrenado.

El sabor ligeramente salado de mis lágrimas que se mezcla con el alcohol en su lengua es una muestra de nuestra forma de lidiar con el dolor que se ha arraigado en nosotros desde aquel día.

Mi Hermanastro ©|+18| [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora