Editado 21/12/21
Me encontraba fatal.
Había pasado una semana desde la visita de Jason y la verdad apenas le di tiempo de que me explicara cómo Russo lo estaba amenazando con la vida de Cam y además le había ofrecido dinero, el suficiente como para largarse de la casa de su tío alcohólico.
Lo que más rabia me da es que lo entiendo.
Si alguien me dijera que la vida de mi mellizo corría riesgo haría lo que estuviera en mis manos para evitarlo.
Sin embargo, tampoco le haría algo así a mi mejor amigo.
Al final la ira y el dolor me habían ganado y de un grito desgarrador le había pedido que se fuera de mi casa.
Acabo de finalizar una llamada con él y le dejé claro que todavía necesitaba tiempo para asimilarlo todo.
Una lágrima se escurre por mi mejilla derecha y cierro los ojos con fuerza para evitar llorar. No creo que vaya a poder hablar con él hasta dentro de un tiempo.
Mis ojos se abren de golpe cuando mi teléfono comienza a vibrar sobre mi pecho indicándome que tengo una nueva llamada. Paso la mirada con rapidez por el reloj de mesa que marca la hora en números rojos brillantes y mi cejo se frunce al notar que son las 10:34 de la noche.
Me apresuro en contestar y lo primero que escucho al otro lado de la línea hace que mis ojos se vuelvan a llenar de lágrimas.
—Lo perdimos pequeña Rojas —murmura la voz de Carlo con un tono derrotado.
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El funeral de Matteo Bianchi había sido hace cuatro días. Para mi gran sorpresa la iglesia estuvo llena hasta la última silla y todos los hombres que quedaban del grupo de papá se dieron el lujo de llorar.
Sí. Los cuatro hombres que parecían tener expresión de piedra no pudieron con tantas perdidas y para rematar su líder y hermano también había partido. La ceremonia había sido demasiado conmovedora y en cierto punto me recordó al funeral de mi propio padre, al que también habían asistido demasiadas personas que no conocía. Seguramente eran sus hombres.
Hacía dos días Carlo y sus hombres se despidieron de nosotros y partieron hacia Italia, donde los esperaba una mafia local con la que trabajarían para el gobierno italiano. Aunque no me cabe en la cabeza el hecho de que esos hombres hayan querido seguir involucrados con la mafia después de todo lo que habían visto acá, estaba tranquila sabiendo que estaban haciendo lo que querían.
Los días que Bianchi estuvo en el hospital me acerqué mucho a ellos, en especial a Carlo quien no paraba de decirnos a Axel y a mí lo mucho que le recordábamos a nuestro padre. Nos contaron varias anécdotas de sus tiempos con mi papá y me había acostumbrado a ver sus rostros impasibles siempre que pasaba por el hospital para visitar a Bianchi.
Doy un respingo cuando siento un par de manos posarse sobre mis hombros acariciando la piel descubierta con gentileza y poco a poco me derrito bajo el dulce tacto de mi novio relajando mis músculos tensos.
—Hola —musito recostando mi espalda sobre su pecho.
David planta un casto beso debajo de mi oreja y los vellos se me ponen de punta al sentir su cálido aliento golpear la sensible piel de mi cuello. Usa el peso de su cuerpo para pegarme al mesón de granito de la cocina y un gemido se escapa de entre mis labios al sentir su erección contra mi trasero.
—Hola —dice antes de tomar mi mentón para mover mi rostro hacia el suyo haciendo que nuestras bocas se encuentren en un apasionado beso.
Desde que pasó todo lo de Bianchi no habíamos tenido tiempo para nosotros y el frenesí que corre por mis venas mientras su lengua juega con la mía me deja saber lo mucho que lo había extrañado.
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Mi Hermanastro ©|+18| [✔️]
Teen FictionEl destino parece estar en contra de Karen desde el día en que descubre que su madre está comprometida y la sorpresa es aun mayor cuando conoce al prometido y a su hijo. David no puede soportar ver a su padre con otra mujer que no sea su madre. Des...