Mi Hermanastro ©|+18| [✔️]

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Editado 20/08/21

Advertencia: Este capítulo contiene escenas no aptas para menores, (en serio está muy gráfico jajaja) procedan con discreción ;) Para los que no desean leer esa parte, estará señalizada con (*******)

Estamos en la playa.

Una sonrisa gigantesca se apodera de mis labios cuando siento el viento remover mi cabello y mis ojos se cierran al escuchar las olas golpeando constantemente contra la arena.

Nos bajamos del auto y David me pide que lo espere mientras saca algo del baúl.

Cuando regresa, lleva una canasta de picnic en una mano y una manta de cuadros en la otra. Inmediatamente una enorme emoción comienza a correr por mis venas.

—Awww, ¿es un picnic en la playa? —Le pregunto lanzándome hacía él con un pequeño salto.

David deja salir una carcajada sonora y envuelve la mano que sostiene la manta alrededor de mi cintura.

—Sí, preciosa, hoy es un día especial —murmura antes de acariciar mis labios con los suyos en un beso delicado que me pone el corazón a mil.

Él me guía hasta una pequeña estructura iluminada por el sol poniente y a medida que nos acercamos, noto que se trata de una casa pequeña con ventanales enormes. La vista del lugar es hermosa y de repente, la imagen de un futuro con David viviendo en una casa así viene a mi cabeza haciendo que una sonrisa ladina se forme en mis labios.

Emocionada por ver el interior del lugar, tiro de su mano corriendo en dirección a la casa. Siento las suaves caricias del viento en mi rostro y los finos mechones de mi cabello se mecen al son de mis pasos.

Cuando finalmente llegamos a la casa, logro divisar un par de sofás y sillas acomodados alrededor de una mesa de cristal. El color rojizo del atardecer se cuela por los ventanales, haciendo que la casa se vea inundada por este.

David me guía por la cocina, hasta un pasillo ancho que contiene dos puertas blancas. Al abrir una, noto una enorme cama blanca con varios cojines azul marino que combinan con los de la sala. También hay una mesa de noche con una lampara de mesa y un televisor plano colgado en la pared frente a la cama.

—Vamos a comer, y luego te enseño lo cómoda que es la cama —susurra en mi oído rozándolo con sus labios causando que mi entrepierna comience a humedecerse.

David nota cómo aprieto los muslos para aliviar mi deseo y de inmediato sus ojos se tornan oscuros haciendo que luzcan como si una tormenta estuviese formándose en ellos.

—Pronto, preciosa —murmura repartiendo pequeños besos por mi cuello, sellando así su promesa.

Luego vuelve a tomar mi mano y me lleva hasta la cocina. Lo observo abrir la nevera y algunos cajones mientras saca comida y bebidas para luego acomodarlas estratégicamente en la canasta de manera que todo lo que llevemos quepa a la perfección en el reducido espacio.

Una vez termina, se vuelve a acercar a mi para llevarme fuera de la casa.

—¿Y este lugar? ¿De quién es? —Pregunto aun asombrada por la belleza del lugar.

David se agacha junto a una zona donde las olas golpean con mayor tranquilidad y coloca la manta de cuadros.

—Ven —ordena ofreciéndome su mano para que me siente junto a él.

—Es de papá —responde cuando por fin termina de acomodar todos los aperitivos en dos platos. Me extiende uno, lleno de pequeñas porciones con varias de mis comidas preferidas a lo cual respondo ofreciéndole una sonrisa.