2. Bill Kaulitz

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POV Bill 

 -Serán trescientos euros con noventa y nueve céntimos. -la dependienta puso su mejor cara al decirme aquello. Lógico, yo me acababa de comprar la mejor cazadora de cuero y ella había hecho una buena venta. Todos contentos.

-¡La hostia, cómo te pasas Bill! ¡Eres un caprichoso!- mi amigo Georg me miraba negando con la cabeza, como si no me conociera aún.

-Pues si, un caprichoso con mucha pasta. Oh, vamos, Georg no me mires así, ¿acaso no es bonita? -en realidad no me importaba en absoluto su opinión, pero me gustaba que me diera la razón.

-Tienes otras mejores. -después de coger la bolsa con mi nueva compra, salimos del centro comercial y nos dirigimos hacia mi coche. Aunque muchas veces me regañaba, era como mi hermano. Habíamos crecido juntos. Nos conocemos desde los 5 años y habíamos ido juntos al instituto.

-Tienes que entenderme Giggy, me pasaré semanas metido en ese barco, necesitaba ropa nueva. -Georg empezó a descojonarse en mi cara. ¡Será cabrón!

-Pero si toda tu ropa es nueva, Bill. Lo que pasa es que pierdes el culo por la ropa -en eso tenía razón. Bueno que me apetecía comprarme algo, ¡hostia!

-Ya vale, no me regañes más, jo... ¡Venga, dame un abrazo, que me pasaré semanas sin verte!

-Pórtate bien y folla mucho, ¿eh? -me soltó eso con toda la tranquilidad del mundo y se fue.

Después de dejar a Georg en su casa, me dispuse a ir a la mía. Hoy nos íbamos mis padres y yo de crucero. No me entusiasmaba mucho la idea, pero supongo que como mi familia se lo podía permitir, no me quedaba de otra que ir... En fin, me presento. Me llamo Bill Trümper, tengo 26 años, y en pocas palabras soy alto, rubio, guapo y con un estilo bastante peculiar. Ya les gustaría a muchos tener mi buen gusto. Mi familia siempre ha vivido bien, pero mi padre prosperó más y se hizo un empresario de éxito. Ni mi madre ni yo hemos tenido que trabajar nunca... Yo "trabajaba" en la empresa de mi padre, pero en realidad me tenía entretenido unas horas para que no pareciera que no hacía nada. En realidad, soy bastante vago y me gusta demasiado gastar. No tengo hermanos, así que al ser hijo único me habían mimado mucho. Lo más importante para mi es mi estilo y una de las cosas que más me gustan son los tatuajes y los piercings, de hecho tengo bastantes. Muchas veces había tenido problemas por mi manera de vestir y mi estilo, pero me la sudaba. A ojos de la gente era gay, de hecho el insulto más común al que me tuve que enfrentar siempre es "maricón". Antes dolía pero ahora no. ¿Podría decirse que era verdad? Sí. Me considero bisexual aunque últimamente me van más los tíos. Uff, aún recuerdo al último que me tiré en aquella fiesta que organizó Georg... Si, tengo una vida sexual bastante activa, pero no todos tienen el privilegio de probarme.

Después de revisar por última vez las maletas, bajé al salón donde encontré a mis padres preparados para salir.

-¿Ya lo tienes todo cielo? -mi madre no dejaría de llamarme así nunca... En casa me daba igual, pero delante de la gente era bastante vergonzoso... Que tengo 26 años ya, hombre... En fin.

-Sí, mama, ya está. ¿Dónde está Tobias para que me ayude con las maletas? -mis padres habían elegido como destino las Islas Maldivas, un crucero de un mes. En realidad, lo que más me llamaba de ese lugar era su clima tropical, aunque me daba verdadero pánico quemarme.

Aún recuerdo cómo me quemé en unos de nuestros viajes por el Caribe... Me pegué dos semanas con la cara roja. ¡Estaba horrible!

Me sacudí ese recuerdo de la cabeza ya que no era para nada agradable.

De repente vi a Tobias bajando mis maletas. Tenia unas 5. Me había llevado la casa entera pero un mes es un mes. Mi padre torció la boca.

-¡Pero por dios, Bill! ¿Qué haces con 5 maletas? Ni tu madre tiene tantas y es una mujer. -Bueno, ya estamos... Ya tenía que hablar. Qué pesado de hombre, ni que las tuviera que cargar él hasta Las Maldivas.

Against the oddsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora