Against the odds

14. Me gusta mi trabajo - Temporada 2

POV Bill

Llevaba dos semanas viviendo en casa de Tom y ya dormía un poco mejor que cuando llegué, pero no demasiado. Estaba muy a gusto aquí por lo demás.

Era una casa muy pequeña. En sus inicios tenía una habitación de tamaño grande, el salón y la cocina y el baño, pero hicieron más pequeño el salón para conseguir hacer tres habitaciones enanas.

Supe que al principio Tom dormía con uno de los trillizos en una habitación y que ellos dormían en otra, pero que un día, cuando Tom estaba en el barco ya, un trozo de techo se cayó sobre la cama de Axel. Por suerte, cuando eso pasó, él se había levantado para ir al baño. Es por eso porque Axel se pasó al cuarto de Arthur y Gabriela se pasó a dormir con su madre.

Arreglaron el techo como pudieron y mientras Tom estaba en el barco, Gabriela se pasaba a dormir a la cama de Tom (que estaba en el trozo de habitación en el que el techo no se había reventado), hasta que Tom volvía y se la dejaba.

Cuando yo llegué, Gabriela y Simone se pasaron al que era el cuarto de Tom (que ya tenía el techo bien arreglado, o al menos lo suficiente para que no se cayera) y Tom y yo dormíamos en el de Simone. La verdad, me sentía muy culpable por ello y les insistí varias veces en pasarnos Tom y yo al otro cuarto, pero no hubo manera.

La verdad, la casa era horrible. Aparte del riesgo constante de morir sepultado entre escombros, podías pillar una pulmonía por las corrientes que entraban en las ventanas estando en pleno Febrero o por la humedad de las goteras... Por no hablar de que dormía fatal por el ruido y la incomodidad. Pero a pesar de todo eso, era un hogar. Me habría quedado ahí a vivir para siempre si así compartiera casa con esta familia.

Gente que se querían, que se cuidaban y que se preocupaban los unos por los otros. Y a mi me hicieron sentir como uno más.

Pasábamos mucho tiempo con la familia de Gustav y la verdad eran tan buenas personas como la de Tom. Estaban su madre y su hermana pequeña. Gustav solía ir un poco mejor de dinero que Tom porque tenía menos bocas que alimentar, pero siempre que podía ayudaba a la familia de Tom. La madre se llamaba Julia y la hermana, Ava. Eran un amor y me habían tratado como a uno más desde el principio.

Gustav y yo por su parte sí que acabamos llevándonos bien. Él vio que me preocupaba sinceramente por Tom y que me esforzaba por ahorrarle cualquier esfuerzo (aunque acabara montando un estropicio). Y también me ayudaba a que Tom no hiciera el imbécil.

Puedo decir que era muy feliz en este lugar, a pesar de que la casa era horrible y que el barrio era aún peor.

Me levanté por la mañana. El día anterior le hicieron unos análisis a Tom y, aunque no estaba recuperado del todo, ya estaba bastante mejor gracias a haber comido bien y a haber dormido.

Estos días aunque habíamos tenido algo de sexo, había sido con cuidado para no hacerle esforzarse más de la cuenta.

La verdad que me ponía mucho en el despacho. Desde que empezó a trabajar aquí, yo no dejaba de imaginármelo poniéndolo contra el escritorio. Y hoy iba a ser el día.

Era todavía pronto y fui a hacer el desayuno. Mierda... No había leche. Salí de casa a la panadería donde una vez había ido con Tom a por leche. Justo cuando estaba volviendo, un chico con muy mala pinta me cogió del pelo y me puso una navaja en el cuello.

-El dinero, el móvil y el reloj ese que llevas, vamos -me gritó. Estaba temblando y llorando acojonado.

-Sí, tranquilo, pero no me hagas nada, por favor. -dije quitándome el reloj. Estaba tan nervioso que no me di cuenta cómo aparecía una mano desde detrás, apartaba la navaja de mi cuello y alejaba a ese pavo de mi de un empujón.