Against the odds

11. Condiciones

POV Tom

Le vi desmayarse y lo metí dentro. Joder, sólo quería vengarme, no pensaba que se fuera a rajar las muñecas. Mis intenciones eran hacerle pasar la noche fuera y dejarle pasar con... Condiciones, condiciones que me iban a beneficiar mucho. Pero yo no quería que se rajara las putas venas.

Había puesto sábanas limpias al colchón para, al menos poder dormir. No había limpiado nada más (porque había pensado hacer que Bill lo limpiara), pero al menos poder dormir sobre un lugar limpio.

Tendí a Bill en la cama y llené un balde de agua, Le fui a limpiar bien los brazos, pero vi su cara llena de sangre, así que le quité la ropa y le metí a duchar, no sin antes cortar las hemorragias. Le lavé y le sequé bien. Entonces ya, le tumbé en la cama y le curé bien las heridas.

Por suerte, no eran muy profundas y no había que coser, pero sí se las vendé. Vi que había llegado a la cabaña sin sus maletas, así que le dejé tapado y me fui a buscarlas.

Traje todo y le puse un pijama. Me tumbé a dormir con él. Me desperté antes que él y me di yo una ducha. Me daba mucha pena, pero me iba a vengar. Cuando me sacó el hombro, yo no le di ninguna pena.

Al salir de la ducha, él estaba despierto mirándose los brazos. Me miró a mi como asustado.

-¿Cómo te encuentras? -le pregunté.

-Bueno... -respondió sin atreverse a mirarme.

-Mira, te puedes quedar, pero con condiciones -me miró entre esperanzado y asustado.

-¿Cuáles?

-La primera, que me supliques quedarte de rodillas.

-P-pero... El suelo... Está muy sucio -me crucé de brazos levantando la ceja y sonriendo de lado

-Si no quieres hacerlo, ahí tienes la puerta -se desesperó y se puso en el suelo de rodillas, juntando las manos.

-Por favor, Tom, por favor, te lo suplico. No me eches, déjame quedarme. Por favor -empezó a decir una retahíla de súplicas, histérico. Cuando me aburrí, le hice levantarse.

-Y la segunda es que vas a ser mi esclavo. Vas a hacer todo lo que yo te diga, y si no lo haces, o aceptas cualquier castigo que yo quiera ponerte, o si tampoco quieres aceptar el castigo, seguirás teniendo ahí la puerta. Para que te vayas en cuanto quieras.

-No, por favor, no... Por favor Tom, no me hagas esto.

-Cuando yo te pedí que me dejaras en paz... ¿Lo hiciste? Me has puteado todo lo que has querido y más y no has tenido compasión conmigo. ¿Por qué habría de tenerla yo contigo? -pareció dolerle lo que le dije.

-Porque si te vengas de mi, serás igual que yo.

-No lo creo... Si me vengo de ti, haré justicia. Y además de hacer justicia, ya que no puedo ni salir de aquí ni seguir ayudando a mi familia, mientras estemos aquí voy a vivir por una vez en mi vida como un rey. Mantengo mi condición. O eres mi esclavo, o te vas -se lo dije tan serio y con tanta dureza que pude ver el miedo en sus ojos. Se le encharcaron los ojos, pero aguantó para no llorar. Suspiró y asintió rendido.

-Muy bien, Bill. ¿Ves como cuando colaboras las cosas son más fáciles? -le dije más por joder que por otra cosa. No contestó- Por cierto, me vas a llamar amo.

-Tom, por favor, no... -le crucé el lado de la cara que no se había herido de un tortazo bastante fuerte. Se le veía la marca de mi mano de color rojo. Se le escapó una lágrima.

-Cada vez que te dirijas a mi como Tom y no como amo, te daré un tortazo -sollozó- ¿Te ha quedado claro?

-Sí, amo -dijo totalmente humillado.