20. De vuelta a la realidad

507 78 9
                                    

POV Bill

Al abrir los ojos, Tom me estaba mirando con una sonrisa preciosa. Eché un vistazo por toda la cabaña... Hacía días que no me encontraba tan lúcido, era como si hubiera despertado de una horrible pesadilla que había durado demasiado tiempo. Sin pensarlo me abalancé sobre Tom y le abracé con todas mis fuerzas... Echaba de menos esa sensación que me recorría de pies a cabeza cada vez que le tocaba.

-Eh, eh, tranquilo Bill... Todavía estas débil. -él se rió. Sonreí al escucharlo. Me separé lentamente de él y bajé la cabeza avergonzado.

-Lo siento... Yo... Te he echado de menos. -creo que me puse tan rojo como un tomate. Hacía mucho tiempo que una persona no conseguía hacer eso. Tom volvió a reír y me levantó la barbilla con su mano.

-Yo también te he echado de menos -me besó. Me besó y me entró un escalofrío al sentir sus labios... Sí, le había echado de menos.- Me has dado un buen susto, te gusta hacerme sufrir ¿verdad? -no lo decía enfadado sino al contrario, su cara parecía divertida.

-Lo siento... -Tom puso una cara que no sabía cómo describir...

-Bueno, ¿vas a quedarte todo el día ahí pidiendo perdón o te traigo algo de comer mejor? -y me sonrió otra vez haciendo que me relajara. Temía hacerlo enfadar... Qué gracioso, antes lo que más me gustaba era hacerle rabiar, pero ahora... Me daba pánico pensar que él se pudiera cabrear conmigo.

-Quiero levantarme Tom... Me duele todo el cuerpo de estar tumbado. ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?

-Días... Casi una semana. -abrí la boca todo lo que pude... Qué fuerte.

-Con razón me duele todo. Ayúdame, por favor.

Tom me ayudó a quedarme sentado en el borde de la cama. Hice un amago de levantarme pero Tom me lo impidió haciendo que me sentara de nuevo. Le miré con cara de sorpresa.

-No, no. Espera, Bill... No tan rápido. Hace una semana que no te levantas de la cama ¿Y si te mareas y te caes? Aún estas débil. -no pude evitar que el corazón me latiera deprisa, se preocupaba por mi y eso me gustaba muchísimo.- Ven, yo te ayudo.

Me abrazó por la cintura firmemente haciendo que me levantara. Aún me dolía el pie, me daba pinchazos. Nos quedamos quietos unos momentos y después empecé a avanzar poco a poco, con Tom cuidando cada paso que daba. Nos acercamos a la mesa y me sentó en la silla despacio.

-Toma, come un poco, será poco más de medio día.

La verdad es que la fruta tenían una pinta estupenda y nada más poner el plato delante de mi cara, me sonó la tripa. Tom empezó a reírse y yo le miré con cara de interrogación pero sonriendo también.

-¿Qué pasa? Tengo hambre, llevo una semana sin comer bien. -ambos reímos.

-Espera Bill... Quiero hacer algo. -yo le miré extrañado. Cogió el tenedor de mi mano, pinchó un trozo de fruta y lo acercó a mi boca. Me sorprendí aún más si podía.- Venga, abre la boca.

-¿No crees qué soy un poco mayorcito para eso?

-Si... Pero me apetecía hacer algo por ti. -se puso rojo, y a mi me entraron ganas de comérmelo a besos. Sonreí y abrí la boca. Mastiqué mirándolo atentamente y no hacia más que mirarme los labios. Sabía lo que estaba pensando, así que no pude evitar hacer lo que hice. Cogí un trozo de fruta sujetándolo entre mi labios y me levanté con cuidado. Me acerqué a Tom y sin perderme detalle alguno de su cara me agaché un poco para estar a su altura, me acerqué a sus labios y le di la fruta con mi boca. Él cogió el trozo de fruta y yo le besé. Mierda, me estaba volviendo adicto a sus labios. Después de un rato, Tom se separó y se levantó de la silla diría que un poco ruborizado.

-Perdona, yo creo que me voy a tomar una ducha. Come y descansa, no es bueno que te fuerces tanto.

Desde que lo conocía creo que era la primera vez que se ponía tan nervioso. Terminé de comer y después me tumbé en la cama de nuevo. Me dolía todo. Tom tardaba en salir del baño y yo me dormí. A pesar de estar una semana inconsciente me sentía muy cansado.

Desperté al cabo de unas horas y me encontraba solo en la cabaña. No había ni rastro de Tom.

-¿Tom?- pero nadie contestó. Me levanté de la cama con cuidado y me dirigí a la puerta de la cabaña sujetándome a las paredes para no forzar el pie. Salí fuera y ahí estaba Tom mirando a la nada.

-¿Tom?- en cuanto me vio, se echó a correr hacia mi.

-¿Pero qué haces fuera de la cama? ¿Por qué no me has llamado? ¿Y si te hubieras caído?- me estaba taladrando la cabeza con tantas preguntas.

-Tom, Tom tranquilo... Mírame, estoy bien. -le acaricié la mejilla con cariño haciendo que se tranquilizara. Él resopló.

-Perdona, es solo que no quiero que te desmayes o algo así.

-Estoy bien, te lo prometo. -Tom me cogió de la mano.

-Ven, vamos a sentarnos en la arena.

Ambos caminamos tranquilos hacía la orilla del océano, estaba atardeciendo y las vistas no podían ser mejores. Estaba tan concentrado en no caerme o no pisar alguna cosa extraña que me asusté cuando Tom me cogió en brazos.

-¡Qué haces! Bájame Tom. -quería parecer enfadado pero no podía, me entraba la risa.

-No quiero, me apetece mimarte.

-Estas loco, nos vamos a caer.

-Bah, si eres un saco de huesos.

-¡Oye! -le pegué suavemente en el hombro a lo que él rió.

Me soltó sobre la arena y se puso a mi lado haciéndome cosquillas. Ambos reíamos como niños pequeños y rodábamos por la arena. Tom quedó encima. Le aparté un mechón de pelo de la cara y se lo puse detrás de la oreja. Era tan guapo... Nos miramos fijamente, sus ojos brillaban de una manera especial. Se acercó a mi nariz y frotó la suya con la mía, provocando que me riera de nuevo.

-Besos de esquimal -me dolía la tripa de tanto reírme.

-Eres como un crío, Tom...

-Tu sacas esa parte de mi. -le di un pico y me quedé mirándole. Quería saber que había ocurrido.

-Tom... ¿qué pasó? No me acuerdo de casi nada, solo sé que algo me taladró la planta del pie. -este tragó saliva y puso una cara rara.

-Bueno... Me diste un susto de muerte. Estaba yendo hacía ti y de repente te vi caer al agua. Corrí todo lo que me permitieron las piernas y cuando llegué hasta ti tenías la cara enterrada en el agua. Te llevé en brazos a la cabaña y me di cuenta de las heridas que tenías. Por la forma encontré rápidamente lo que había sido, un pez roca, son venenosos y me entró el pánico. Durante los días siguientes te cuidé, atento a ver si despertabas, pero no lo hacías y cada vez me preocupaba más. Te di medicinas incluso me vi forzado a pincharte. -me entró un escalofrío, no me gustaban las agujas así que agradecí enormemente haber estado inconsciente.- No sabía si lo estaba haciendo bien, pero en esos momentos dependías de mi... Hasta hoy, que has despertado. -me acarició la cara con dulzura.

-Yo... Lo siento mucho... Todo lo que nos ha estado pasando debe ser una especie de karma por todo lo que te hice... Lo siento muchísimo, de verdad. -Tom me dio un beso en la frente.- Gracias por cuidar de mi... Estaría muerto de no ser por ti.

-Era mi deber... Juré protegerte... Y lo pienso cumplir Bill, lo pienso cumplir, de eso puedes estar seguro. - rodeé su cuello con mis brazos.

-Entonces, señor médico ¿me puede usted besar para aliviar mis dolores?

-Solo si me prometes una cosa....

-Lo que quieras -nuestros rostros cada vez estaban más cerca.

-Deja de ponerme las cosas tan difíciles, mocoso malcriado.

Le sonreí de la forma más sincera que pude y le besé con todas mis fuerzas. Quería a este chico... Había conseguido ablandarme y cada día se me metía más dentro del corazón. Solo me daba miedo una cosa... El regreso a casa si algún día nos encontraban.

Against the oddsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora