9. Naufragio

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POV Tom

Llegué al barco sintiéndome bastante jodido y mal. Creo que me acababa de dar cuenta de una cosa que no me gustaba ni un poquito. No es que me lo quisiera follar, es que me gustaba... Me sentí muy agobiado. Tom, ¿cómo te va a gustar el niñato? Te ha puteado, te ha tratado como si fueras una mierda y un chapero, casi hace que pierdas el trabajo varias veces, casi te desgracia permanentemente el hombro y ni siquiera sabes su nombre... Pero me gusta, coño. Tengo que sacarlo de mi mente como sea. Fui a hablar con Gustav, necesitaba consejo.

-Qué cara traes, ¿qué te pasa?

-Creo que me gusta el niñato.

-¿Cómo que te gusta? Define.

-Que me gusta, que creo que me estoy... -suspiré sin querer decirlo en alto- enamorando -empezó a toser.

-¿Enamorando? -dijo sin dar crédito.

-Enamorando... -confirmé.

-Mira, te puedo decir mil motivos por los cuales ni lo puedes tener, ni deberías quererlo, pero creo que tú ya las sabes, ¿me equivoco?

-No, no te equivocas. Sé que me ha tratado como una mierda, que yo soy pobre y él rico y clasista, que tiene un complejo de superioridad que no puede con él, que ha intentado que me despidan, que casi me lesiona permanentemente, que me pretendía pagar para que me acostara con él, que me chantajeó para que le comiera la polla, que me ha humillado... Y por supuesto que él lo único que quiere es sexo y que yo a alguien así no le voy a gustar en la vida... Pero no puedo evitar enamorarme.

-Le tienes que olvidar.

-Lo sé, y eso pienso hacer. Por no hablar de que me pienso vengar.

-Tom, que te van a despedir...

-No sé cómo, pero encontraré la manera de vengarme sin arriesgar mi trabajo. Bueno, si es que no hace que me despidan antes de que me de tiempo a descubrir cómo vengarme...

-No me parece buena idea

-Tengo que hacer que me deje de gustar, ¿no? Pues si me concentro en odiarle, no le querré.

-Te diría que es una idea de mierda, pero no se me ocurre nada mejor.

-Eso haré...

-Anda, ve a ponerte el uniforme, que tenemos que servir las cenas -asentí y me fui a por el uniforme. Servimos la cena, pero el niñato no apareció.

Me fui a dormir y me quedé toda la noche sin poder dormir, sin quitarme ese beso de la cabeza...

Llegó la mañana siguiente y me puse a trabajar. ¿Lo bueno? Hoy había poco trabajo. La mayor parte de la gente del barco iba a ir a visitar la isla de Malé (capital de las Maldivas), así que se iba a quedar el barco prácticamente vacío. Me fui a limpiar las habitaciones y, al llegar a la del niñato, como de costumbre para que no me liara la del primer día, llamé. Él me abrió la puerta.

-¿Qué hora es?

-No lo sé, no tengo reloj ni móvil -me miró mal y se fue a mirar su reloj- ¿¡LAS ONCE!?

-Parece ser... -dije con ironía.

-Pues yo quiero ir a la isla.

-Pues ya no puede ser.

-Sí que puede ser, me vas a llevar tú en bote.

-¿Yo? No puedo. En primer lugar porque este es mi puesto de trabajo y no puedo abandonarlo, en segundo lugar porque la excursión ya ha sido y en tercer lugar, porque no es mi problema que te hayas quedado dormido.

Against the oddsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora