16. Fuego

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POV Bill

No dejaba de darle vueltas a lo que Tom me había dicho... La verdad es que las cosas habían cambiado mucho después de lo que pasó entre nosotros. Ambos estábamos mucho más tranquilos, por lo menos ya no nos matábamos. Pero me daba mucha pena Tom. Se veía que había sufrido mucho, sin embargo... Era feliz aquí.

-¿Y tú? ¿Tú eres feliz? ¿Cómo es tu vida fuera de esta isla?

Aquella pregunta me pilló por sorpresa. ¿Qué se suponía que le iba a decir? Mi vida no era perfecta... De hecho, estaba muy lejos de serlo.

-Bueno... No era muy diferente a como me conociste... Dinero por aquí, y dinero por allá.- Tom abrió los ojos y torció la boca. Supongo que no le hacia gracia recordar como nos habíamos conocido.- Y no sé qué más contarte, siempre he hecho lo que me ha dado la gana, supongo que mis padres me dieron la libertad por sentirse culpables o algo así.

-¿Culpables? ¿Por qué?

-Cuando era pequeño, nos mudamos del pequeño pueblo de donde vivíamos. Los negocios de mi padre empezaban a crecer y el pueblo se le quedaba pequeño. El deseo de mi padre por crecer era cada vez más grande y nos trasladábamos mucho. Nunca nos quedábamos más de un año, por lo tanto, nunca pude hacer amigos. Bueno, uno sí. Su padre es socio del mío, así que Georg se mudaba tanto como yo. Entre eso y que conforme iba creciendo, fui creando mi propio estilo. Cuando era joven, tenía el pelo moreno y me pintaba los ojos. Utilizaba ropa ajustada y sobre todo muchos anillos y collares. En muchas ocasiones me han confundido con una chica. Al principio dolía, pero al final me importaba una mierda lo que decía la gente. Los vecinos y en el colegio siempre me miraban raro, de hecho muchas veces me metí en líos. Como lo habrás comprobado, no soy alguien que se calla fácilmente. -Tom rió, a lo que yo sonreí.- Cuando nos mudamos a Berlin, para mi era una ciudad más. Tenía 15 años. Cuando mi padre empezó a ganar dinero y más dinero, se centró solo en su trabajo. Cuanto más tenía, más quería. Mi madre se empezó a volver loca por las operaciones estéticas y la moda, así que yo prácticamente me crié solo. Sí, vivía con ellos, pero fue como si no. En el colegio la cosa se puso muy fea. Ya no era como antes que me marginaban y ya, esta vez me agredían. Yo me defendía como podía, pero podían conmigo. -me quedé callado y suspiré.

-Vaya Bill...nunca me hubiera imaginado esto... Qué hijos de puta, los críos pueden llegar a ser muy crueles.

-Así es... Un día, para mi cumpleaños número 16, toqué fondo. El 1 de septiembre, en mi cumpleaños, me rajé las venas. La situación en el colegio me empezaba a agobiar, y mis padres en vez de ayudarme cada vez se alejaban más por sus excesos. Ese día me acuerdo que llegué a casa y no había nadie. Mi padre estaba de viaje y mi madre de fiesta con sus amigas, borracha perdida seguramente. Olvidaron mi cumpleaños. Georg me llamó. Él no podía estar, pero yo eso ya lo sabía. El padre de Georg le había obligado un par de meses antes a irse un año a un internado por una trastada que hizo en el colegio. Me vi sin la única persona a la que le importaba... Así que toqué fondo. Recuerdo que nunca me había sentido tan solo y no era consciente de lo que hacía. Así que me corté las venas. Pero conforme lo iba haciendo me sentí muy culpable. Acabé en urgencias solo, fui por mi propio pie. A partir de ese día, quise cambiar mi vida. Y creo que poco a poco me convertí en el ser asqueroso que conociste. No me importaba nada, me dediqué a gastar como mi madre y mi padre, y aprendí a que nada me tenía que importar. En el colegio empecé a liarme con quien yo quería, aunque seguía sin tener verdaderos amigos salvo Georg, que no estaba. Todos los que se las daban de amigos, era por supuesto porque tenía dinero y siempre pagaba yo todo. Pero no me importó. Un día llegaron unos chicos nuevos a la escuela. Eran del mismo curso pero iban a distinta clase. Enseguida me pillé por uno de ellos. Eran populares y sobre todo muy ricos, así que pensé que me podía juntar con ellos. En muchas ocasiones los vi drogarse. Era la moda, supongo pero a mi nunca me atrajo ese rollo. Claro que lo probé. Pero no, no tenía nada de especial. Conforme iba pasando el tiempo, Craig y yo empezamos a tontear. Claro que por mi parte era todo real. Me gustaba. Una noche, me invitó a una fiesta en su casa. Había mucha gente, y sobre todo mucho alcohol y drogas. Acabamos liándonos en la parte trasera de su jardín. Iba a ser mi primera vez con un tío. Pero todo salió mal. Uno de sus amigos nos estaba grabando y cuando se dio cuenta de que lo había visto, se acercó a nosotros y me intentó meter mano. Por supuesto, dije que no. Le pedía ayuda a Craig pero él se reía. Solo querían pasárselo bien y reírse de mi como todos los demás. De hecho Craig no era ni bisexual ni homosexual, solo iba hasta el culo de drogas. Yo empecé a llorar y me quería ir a mi casa. Pero no me dejaron. Como no me soltaban, me defendí. Le metí una hostia al amigo de Craig. Recibí la peor paliza de mi vida. Me golpearon, me rompieron 3 costillas, me hicieron cortes por toda la cara y el cuerpo... Y me golpearon en la cabeza con una botella de cerveza. Mira.- me incliné y me aparté el pelo de la parte baja de la nuca donde estaba la cicatriz. La cara de Tom era un poema.- Antes de caer inconsciente apareció mi salvador... Mi hermano, mi amigo Georg, que se había escapado del internado al enterarse por un compañero de con quién me juntaba y lo que hacía... Le debo la vida, Tom. Si no hubiera sido por él... No sé qué habría sido de mi. Me llevó al hospital y se puso en contacto con mis padres. A partir de ahí mis padres empezaron a prestarme más atención.

Against the oddsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora