10. Karma

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POV Bill

Empezaba a pensar que había alguien allí arriba que me odiaba, o me estaba devolviendo lo que había hecho.

Como si no tuviera suficiente con la rayada del beso, me quedé atrapado con él en un puto bote. ¿Por qué? Por mi cabezonería, porque por mis cojones quería ir a la isla de Malé donde había ido todo el mundo. Desde luego, cómo la liaba siempre.

Después de estar dos días en el bote (que por cierto, sobrevivimos gracias a las botellas de agua y la comida que trajo Tom), llegamos a una isla... deshabitada. Genial. Naturaleza en estado puro.

Dios, que alguien nos salve, no puedo dormir aquí, con la cantidad de bichos que habrá...

Aunque tenía mis maletas, pero visto lo visto, no me servían de mucho. No se si por los nervios del naufragio, Tom estaba más nervioso y cabreado de lo normal, y cuando intenté pedirle ayuda explotó... Vaya si explotó. Me dio hasta miedo y sus palabras me dejaron de piedra. Me hacía daño. Me hacía daño y no podía defenderme... Porque desgraciadamente la mayor parte de las cosas que me decía era verdad.

-... TU VIDA ESTÁ VACÍA. PORQUE LO ÚNICO QUE TIENES ES DINERO. Tendrás mucha ropa y muchos lujos, pero tu vida es una mierda... No te envidio ni un poco. Me das asco y pena a la vez -Algo hizo "crack" en mi interior. Sentí como se me llenaban los ojos de lágrimas. Dolía. Pero no podía decir nada. ¿Mi vida es una mierda? Sí... Lo cierto es que, como amigo, solo tenía a Georg. Los demás unos interesados todos. ¿Mis padres? No me hacían caso. Mi madre se pasaba la mayor parte del tiempo preocupada por sus operaciones estéticas y mi padre solo se preocupaba por ganar más y más dinero. Y yo... Bueno, sólo me dedicaba a gastar. ¿A quién más tenía? A nadie... Así que enhorabuena Tom, gracias por romperme.

Pero tampoco tenía la culpa de todo lo que me estaba acusando. Yo no pedí ser rico, no es mi culpa que mi familia tenga dinero... Y tampoco de que Tom esté frustrado porque su familia lo esté pasando mal. Discutimos, aunque me dejó por los suelos.

Me quedé solo, me dejó solo. Cogió su maleta y se adentró en la isla sin mirar atrás y sin importarle si me podía pasar algo. Oh, Dios... ¿qué voy a hacer? Me dio un ataque de pánico. Me senté a la orilla del océano y me abracé las piernas. Y lloré... Lloré como nunca. No porque estaba perdido en una isla deshabitada o porque Tom me hubiera dejado solo, sino porque sus palabras se me clavaron en lo más hondo. Tenía razón en todo.

Qué triste que las cosas tuvieron que pasar así. Pero más triste me pareció haberme dado cuenta de lo miserable que era mi vida a los 26 años de edad. Sí... Gracias Tom, una vez más.

No sé cuánto tiempo estuve mirando al horizonte... Podría acabar con todo, lo tenía al alcance de mi mano... Solo tenía que meterme en el agua... y acabaría todo. Igual hasta le hacía un favor a la humanidad. Pero era tan cobarde que ni eso me atrevía hacer.

Estaba anocheciendo. El sol era enorme y rojo...Visto así impresionaba, y mucho.

Me levanté y decidí que era hora de buscar algún refugio. A ver a dónde iba yo ahora, encima de noche.

-Vamos Bill, tu puedes. -no sé por dónde me había metido. Solo veía árboles y más arboles. Todo me parecía igual.

Después de un buen rato, ya estaba del todo oscuro. Joder, ahora sí tenía miedo. ¿Y si me encontraba con algún animal y me comía vivo? No, no, no por favor... Encima estaba todo tan silencioso que me estaba volviendo loco. Nunca había visto un sitio tan tranquilo, aunque sí había ruido de bichos. Uhhh, qué asco. Recé para que no me saliera nada raro en el camino que estaba al borde de un ataque de nervios.

Against the oddsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora