6. Reencuentro - Temporada 2

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POV Tom

Pasaron unas semanas más y mis hermanos me vinieron a buscar al trabajo, preocupados.

-Tom, no puedes seguir así -dijo Arthur- Estás demacrado. Nos vamos a poner a trabajar para ayudarte.

-Chicos, no quiero hablar del tema... No vais a trabajar y no hay más que hablar. -dije intentando zanjar el tema. No resultó y me bombardearon camino a casa a preguntas y exigencias. Entré frustrado y cerré de un portazo.- Vosotros y mamá sois lo único que tengo y lo único que me queda. Os adoro, y de no ser por vosotros no seguiría vivo, os lo aseguro. Mirad yo... No soy feliz, y nunca lo voy a ser. Y esto no depende de si trabajo más o trabajo menos. Mi vida no tiene arreglo posible... Pero no voy a permitir que la vuestra sea como la mía... Yo aunque trabaje menos no voy a ser feliz, pero si puedo hacer que viváis una buena vida no lo voy a dudar. No hagáis que lo que he hecho estos años sea en vano, por favor.

-¿Estás así por ese tal Bill, no? -dijo Gabriela- Tom, no puedes seguir así... No comes, no duermes, estás muy delgado y ojeroso... De por sí comemos poco, pero joder, es que tú a veces ni eso. Te va a dar algo y vas a acabar en el hospital. Por favor, si no quieres hacerlo por ti, hazlo por nosotros. Si te pones malo te echarán de los trabajos -la cabrona sabía qué decir para que le hiciera caso.

-Vale, lo haré. Pero no pienso permitir que trabajéis. Por encima de mi cadáver. Vosotros a estudiar, que es lo que tenéis que hacer.

-¿Tan mal estás por ese Bill? -dijo Axel. Me quedé blanco. A todo esto seguíamos en la puerta de casa sin entrar al salón.

-No quiero hablar del tema.

-Pero nosotros sí. Nos preocupas mucho.

-Claro que estoy mal -dije estallando en lágrimas- Porque le amo más que a mi puta vida y cada día que no está conmigo le amo más y me duele más. Y yo no quiero que duela, pero duele. Y no me habléis de él, por favor... No lo voy a volver a ver -entré al salón y ahí estaba. Tenían él y mi madre el rostro cubierto de lágrimas. Seguro que lo habían escuchado todo. Me sequé las lágrimas rápido para que no las viera, aunque era totalmente absurdo hacerlo. Me habían pillado. Se levantó, se acercó a mi y me abrazó con fuerza. Sollocé violentamente al igual que hizo él. Lo estreché en mis brazos y estuvimos mucho rato así... Llevaba todo el día trabajando y cargando cajas, pero en ese momento... Todo el cansancio se desvaneció.

Cerré los ojos y ya no tenía frío... Fue como si las esquirlas de mi corazón roto se unieran, como si nunca hubiera estado dañado. Bill levantó la cabeza y me miró a los ojos, lleno de lágrimas.

-Yo también te amo, Tom. Siento no habértelo dicho antes -dijo con una voz demasiado aguda por el llanto. Atrapé sus labios entre los míos. Ignoré por completo a mi familia. No podía dejar de besarle. Intercalaba besos cortos y largos y ansiosos. No me importaba nada en ese momento. Solo éramos él y yo.

No sé cuánto rato estuvimos así.

-Chicos, está la cena -dijo Gabriela. Habían en la mesa seis platos (uno para Bill). Eran un plato muy pequeño con una salchicha para cada uno y un par de cucharadas de arroz, pero no había más. Bill miró el plato con una expresión extraña que no supe interpretar. No sabía si era queja o lástima.

-Tom, yo no tengo hambre, que se coma alguien lo mío -le sonó el estómago y todos lo oímos.

-Pero si mueres de hambre...

-No, no... -buscó rápidamente una excusa- Es que... No me apetece arroz, me apetece pizza. Voy a llamar para que traigan -se encerró en el baño corriendo.

Against the oddsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora