10. Casa "nueva" - Temporada 2

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POV Bill

Llegamos a casa de Tom ayudándole a caminar. Por suerte iba a poder cenar bien por la comida que les llevé. Entramos a la casa y olía increiblemente bien a algún tipo de guiso riquísimo. Salió Simone, que seguía preocupada.

-Hijo, ¿qué te ha dicho el médico?

-Nada, mamá, tranquila. Solo es anemia y falta de... de todo en general. Me ha mandado unas pastillas que me ha dado él, comer bien y reposar.

-Pues a dormir pronto, para que llegues descansado al trabajo -le dijo ella como resignada.

-Sí, tranquila. Te presento a Georg, mamá. Es amigo de Bill. -dijo Tom para cambiar de tema. Ella le sonrió.

-Encantada de conocerte. Me llamo Simone. -dijo ella dándole dos besos.- ¿Te quieres quedar a cenar? La cena estará lista en unos minutos.

-Dios, diría que no, pero huele demasiado bien como para resistirme. -nos reímos.

-Bueno, pues id poniendo la mesa, chicos. Y tú, Tom, no te quiero ver de pie. -dijo en tono más severo.

Tom suspiró y se sentó. Pusimos entre todos la mesa en un momento y nos sentamos. Estábamos charlando animadamente cuando oímos un trueno que parecía que se iba a caer el cielo a cachos.

Tom miró por la ventana y se fue a levantar, pero se lo impedí.

-¿Qué quieres? -le dije muy serio.

-Que hay que extender plásticos por varios sitios del suelo y poner cubos donde las goteras. -dijo visiblemente avergonzado.

-Voy yo. ¿Chicos, me ayudais? -les dije a sus hermanos.

-Sí, claro. -se levantaron y me explicaron en seguida dónde estaban los cubos y los plásticos y todo lo que había que hacer cuando había lluvia. Joder, me sorprendía que la casa estuviera en pie. Había goteras por todos los lados y había que saber dónde estaban todas, porque en ocasiones se abrían boquetes en el techo de tan hecha polvo que estaba la casa.

-No te preocupes por el techo. Solo se cae lo mojado y muy de vez en cuando. Donde no hay goteras no hay de qué preocuparse -me dijo Axel volviendo a la mesa.

-Vale. -le sonreí porque no sabía muy bien qué decir.

-Ya está la cena -dijo Simone. En seguida nos levantamos todos (menos Tom, a pesar de su intento) a traer a la mesa los platos.

Nos sentamos todos alrededor de la mesa. Probé el plato.

-¡Está buenísimo! -dije entusiasmado. A pesar de todas las veces que había comido en restaurantes caros y exclusivos, creo que nunca había probado algo tan bueno. Todos me dieron la razón y comenzamos a comer.

-Chicos, por cierto -dijo Simone.- Como ahora Bill vive aquí, os he preparado mi habitación para que durmáis los dos juntos en mi cama, que es algo más grande. Yo me quedaré en tu habitación.

-No es necesario, mamá. Ya nos organizaremos.

-Pero no tenemos más colchones y en el mío es el único en el que caben dos personas, así que tendrá que ser así.

-No me hace gracia, mamá. En serio, no dejes tu cuarto.

-Simone, te agradezco mucho tu hospitalidad, pero no quiero invadir tu habitación. Encima de que me acogéis aquí...

-He dicho que os quedáis en mi cuarto y no hay más que hablar. Además, Tom, necesitas reposar. Poco podrás reposar compartiendo una cama de noventa. -suspiró frustrado.

Against the oddsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora