3. Comienza mi infierno

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POV Tom

Me desperté por la mañana con el despertador. Miré la hora y con un gruñido, me levanté de la cama y me puse el uniforme. Bajé a desayunar y me tomé un café bien cargado. Lo peor de volver de las vacaciones, era acostumbrarme otra vez a toda esta mierda. Y más aún con las noticias que me acababan de dar. Habían despedido a varios compañeros, y ahora nos teníamos que ocupar de todo su trabajo entre todos. Y todo por el mismo sueldo, por supuesto.

Ahora, además de todo mi trabajo, tenía que limpiar las habitaciones y servir las comidas. Eso le sumaba a mi jornada como cinco horas cada día... Ya decía yo que demasiado me estaba durando un trabajo decente.

Estaba hablando con un compañero mío. Bueno, más que compañero, era amigo. Lo conocía de toda la vida. Cogimos este trabajo a la vez. Su vida era demasiado parecía a la mía para ser casualidad. De hecho, en el accidente de coche iban mi padre y el suyo. El suyo tampoco sobrevivió. Se llamaba Gustav Schäfer.

-¿Y qué? ¿Qué tal fue tu llegada?

-No me hables de mi llegada. Cargando maletas y maletas, para variar. Pero con un añadido. Un niñato pijo me tomó por chapero. La verdad que me lo habría follado porque estaba muy bueno, pero me niego.

-¿Cómo que te tomó por chapero?

-Que me ofreció dinero para que me acostara con él, como si fuera un puto. ¿Quién mierda se ha creído el soplapollas este?

-Pues un niñato rico, como tantos otros. Se piensan que por tener dinero son mejores que nosotros.

-Y yo como un pringado hablándole bien. No le di un puñetazo por el canto de un duro, al gilipollas.

-Bueno, olvídate.

-No creo que la cosa se quede aquí.

-¿A qué te refieres?

-Si vieras la cara de odio eterno que me dedicó cuando negué su oferta... Algo me dice que me va a putear todo el tiempo que esté aquí en el barco.

-Buff... Pues aguanta. No te va a quedar de otra. Sobre todo, piensa en tu madre y en tus hermanos cuando estés tentado a hablarle mal o a agredirle.

-Me va a hacer falta -llegamos a nuestro puesto para empezar a servir los desayunos para los que se levantaran pronto.

Por suerte, fue un desayuno sin conflictos. Me fijé en que estaban los padres del niñato pero que él no estaba. Seguiría durmiendo... Rodé los ojos y me dirigí a limpiar las habitaciones que me tocaba limpiar. Qué suerte tenían algunos.

Limpié varias habitaciones. En una había un condón usado en el suelo. Justo al lado de la papelera. Qué puta cerda era la gente. Es que qué asco. Metí la mano en una bolsa de basura y lo recogí como si fuera una mierda de perro. Seguí avanzando por las habitaciones que no tenían colgado el cartelito de "No molestar". Llegué al cuarto del niñato y me sorprendí al ver que no estaba el cartelito. Entré haciendo ruido con toda la naturalidad y me lo encontré ahí durmiendo desnudo. Se despertó sobresaltado. Al verme, se tapó corriendo con las sábanas.

-¿¡SE PUEDE SABER QUÉ MIERDA ESTÁS HACIENDO AQUÍ, PUTO MUERTO DE HAMBRE!? -respiré hondo, repetí mentalmente el nombre de mi madre y de mis hermanos y respondí con calma.

-Lo lamento muchísimo, señor. -en realidad no- No estaba el cartel de "No molestar" colgado. Si no está ese cartel colgado, se supone que podemos entrar en las habitaciones a limpiar -me miró mal.

-La próxima vez, llama a la puta puerta, imbécil. Me importa una mierda que esté o no el puto cartel.

-Claro, señor, reitero mis disculpas. Me retiro y vuelvo más tarde.

Against the oddsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora