3. El pasado siempre vuelve - Temporada 2

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POV Bill

Habían pasado dos semanas desde el incidente con mi padre y las cosas en casa estaban peor que nunca. Mi madre intentaba hablar conmigo y hacer que solucionara las cosas con mi padre pero no tenía ninguna gana. Me daba vergüenza tenerlo como padre. Estas últimas semanas Georg había sido un gran apoyo para mi... por no decir el único. Siempre estaba pendiente de que no me faltara nada y sobre todo me animaba. No había tenido noticias de Tom en todo este tiempo y le echaba de menos... le echaba mucho de menos. Se había convertido en costumbre soñar con él todas las noches, sobre todo momentos que pasamos juntos en aquella isla. Si lo hubiera sabido, me hubiera quedado para siempre con el ahí. Al menos nos teníamos el uno al otro, porque aquí no tenía a nadie excepto Georg.

Había quedado con Georg para salir a tomar unas copas. Todos los fines de semana me hacía salir de casa, pero se lo agradecía enormemente porque me ayudaba alejarme de todo... Al menos por unos momentos.

Me metí a arreglarme. Estar destrozado por dentro no era excusa para dejar que se notara por fuera. Estuve cerca de media hora solo para elegir la ropa. Al final elegí unos pantalones vaqueros rotos por todos los lados, una camiseta de tirantes de transparente, una camisa a cuadros rojos y negros atada a la cintura, unos buffalos con dibujos del universo y una gorra. Menos mal que ya no me maquillaba, porque si no iba a desesperar a Georg. Me metí a dar una ducha rápida... Al final tardé cerca de una hora. Cuando salí, Georg me había fundido el teléfono a llamadas. Volvió a sonar.

-Geo, lo siento estaba arreglándome.

-Tío, pareces una chica. Tardas la vida. Estoy en el salón de tu casa. Baja ya.

-¡Eres un vago! ¿No podías subir? -dije medio divertido.

-Sí, claro. Para darte entretenimiento. Así si que no salimos en toda la noche. Baja. Ya.

Bajé y justo entraba mi padre a casa.

-¿Qué haces así vestido? Pareces un puto. Cámbiate. Parece que vas pidiendo guerra.

-Papá, te lo he dicho mil veces. No me voy a cambiar.

-Sigue, sigue así, que te vas a ver en la calle. Vago, maricón.

-Dios, papá. Vete a la mierda y déjame en paz. -tiré del brazo a Georg y salí dando un portazo. Decidido. Iba a buscar un puto trabajo para darle en los morros al gilipollas este y para dejar de oírle.

Al salir de casa, Georg se mantuvo callado.

-Cada día le aguanto menos... lo odio. -en ningún momento paramos de andar. Habíamos decidido ir sin coche porque si no, alguno de los dos no podría beber.

-No sé qué decirte, Bill. Nunca había visto a tu padre así y mira que hace años que nos conocemos.

-Quiero buscar un trabajo, ahorraré y me iré de esa casa. -Georg me miró con una gran sonrisa. Yo le miré confuso.- ¿Qué pasa?

-Estoy orgulloso de ti. Es la primera vez en la vida que te veo tan decidido a hacer algo. Has cambiado tanto... -yo sonreí levemente. Todo gracias a Tom. Estaba seguro de que había llegado a mi vida para hacerme una mejor persona.

-Mañana mismo busco. Me da igual el qué -dije decidido sin dejar que se notara lo triste que me había puesto al pensar en Tom. Llegamos al poco rato a la discoteca. Nunca había estado aquí, pero a Georg le habían hablado muy bien.

-Va, invito yo -dijo Georg.- ¿Qué quieres tomar?

-Quiero vodka con limón.

-Hola. Dos vodkas con limón, por favor -le dijo a la camarera, que tenía más plástico que cara. Esta de mayor se vería igual de ridícula que mi madre... Bueno, ya se veía muy ridícula en realidad. Nos sentamos en uno de los sillones y nos pusimos a hablar y a beber.
Iba por el cuarto vodka con limón y ya me empezaba a subir. Por la cara de Georg, me di cuenta de que a él también.- Oye Bill...¿te has vuelto a encontrar a Craig? -tosí un poco al escuchar a Georg... No me hacia gracia ese tema.

-No... ni falta que hace... No sé cómo reaccionaría, la verdad.- Georg no dijo nada más sobre ese tema ya que ambos nos sentíamos incómodos.

-Mañana preguntaré a mi padre si puede conseguirte trabajo. Al menos quiero que trabajes en algo decente.

-En realidad Georg me da igual de lo que sea el trabajo, solo quiero tener mi propio dinero e irme de casa. Pero gracias de corazón. -sonreí a mi amigo que no tardó en devolverme la sonrisa. En ese momento empezó una canción que me gustaba. Le dí otro sorbo a mi bebida y después me levanté del sillón.

-Vamos, me encanta esta canción.- Georg me siguió a la pista y ambos empezamos a bailar... o a intentar bailar... Qué más daba. Al poco rato se me pegó una chica morena... Era guapísima, piel blanca, ojos azules y unos labios rojos que no pasaban desapercibidos... Era preciosa. Se rozaba con mi cadera, así que no tardé en cogerla de la cintura. Bailamos pegados un rato y ella no hacía más que restregarse contra mi entrepierna. Estaba claro que buscaba guerra, pero ¿hasta dónde estaba dispuesto yo a llegar? Miré por encima de su hombro y vi a Georg morreándose con una rubia. Sonreí... Este Georg. En algún momento noté presión en la nuca. La chica me estaba besando empujando lentamente mi cabeza hacia su boca para tener más contacto. ¿En qué momento pasó eso? No tenía ni idea. Pero no tardé mucho rato en recibir una bofetada de mi conciencia. Un montón de imágenes de Tom llegaron a mi cabeza. Tom besándome, Tom tocándome, Tom haciéndome el amor... fruncí el ceño y me aparté de la chica demasiado brusco.

-¿Qué pasa? -ella me miraba confusa.

-Yo...lo siento, no puedo. -y me fui corriendo dejándola ahí sola. Llegué a uno de los baños y me metí corriendo en un cubículo. Apoyé la cabeza contra la puerta suspirando.- Me estoy volviendo loco...

No sé cuánto rato estuve ahí calmándome. Después de un buen rato salí y me eché agua en la cara. Apoyé los brazos frente al espejo y levanté la cabeza mirando el reflejo que había en él. Tenía las mejillas rojas, así que agradecí las gotitas de agua que se resbalaban por mi cara. Cerré los ojos unos instantes pero alguien entró al baño, así que me di la vuelta para salir, pero lo que vi ante mi me hizo palidecer. Abrí tanto los ojos que me empezaron a doler. Craig estaba ante mi mirándome con una cara que no sabría describir. No podía hacer nada, ahora sí que me había visto.
En cuanto reaccioné, intenté salir del baño. Cuando llegué a su altura me agarró de la cintura y me empotró contra la pared. Me empecé a poner muy histérico.

-Hombre, Billy... Cuánto tiempo.

-Suéltame, hijo de puta -le dije haciendo acopio de un valor que no sabía tener. Se rió sádico y me comió la boca. Aproveché que bajó sus defensas para pegarle una patada en los cojones que le dejé doblado retorciéndose en el suelo y salí corriendo. Poco me importó que Georg estuviera metiéndole mano por debajo de la ropa a la rubia. Aparté a la pava de un empujón y me abracé a Georg llorando.

-¿Qué coño? -dijo desconcertado y bastante molesto.

-Craig -respondí. Pareció olvidarse del enfado y me abrazó protector.

-Bill, nos vamos de aquí pero ya.

Against the oddsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora