14. Los muros se rompen

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POV Bill

Me había sentido muy bien con el abrazo de Tom. Lo nuestro era así, nos pegábamos de hostias y al minuto siguiente nos abrazábamos. Me sentía bien conmigo mismo por ofrecerle al amigo de Tom un trabajo, y mejor me sentí al ver la cara de ilusión de Tom. Al final va a ser verdad que es un buen tío, aunque me tenía puteado. Ambos nos quedamos un poco desanimados después de leer aquel diario. Era una historia de amor muy bonita pero a la vez triste. Es injusto que dos personas que se aman tengan que esconderse para poder estar juntos... En fin, menudo mundo...

Salimos a buscar fruta y a comprobar las trampas. Con un poco de suerte, algún animal había caído. Tom desapareció entre los árboles y yo me quedé en la orilla para comprobar las trampas que habíamos puesto en el agua. Tiré de las cuerdas y nada... no me lo podía creer, a este paso cenaríamos otra vez arroz o pasta. Iba a sumergir otra vez las trampas cuando en la última vi algo. Era una pequeña tortuga marina. La saqué cuidadosamente, no me iba a comer algo así. Era un animalito, prefería no comer antes de matar un animal. La iba a soltar cuando Tom me llamó.

-¡Bill que haces!- me dí la vuelta hacía el y venía corriendo hacia mi.

-Nada, devolver al agua a esta tortuga. Ha quedado atrapada en las trampas.

-Pero como la vas a devolver al agua, es nuestra cena. A no ser que prefieras seguir comiendo arroz o pasta, que al final no vas a cagar en una semana.

-Pues prefiero comer eso antes que matar a la tortuga. Joder Tom mírala que pequeña.

-Estamos intentando sobrevivir, déjate de gilipolleces.

-No, déjate de gilipolleces tú, no seas insensible. Podemos comer frutas o lo que haya en la jodida cabaña, pero sobre mi cadáver te vas a comer una tortuga.

-Pf... Me agotas la paciencia ¡Haz lo que te salga de los huevos! -se dispuso a irse, pero algo captó su atención.- Hostia, un pulpo. Vale ya puedes soltar la tortuga que tenemos cena, y menuda cena.

Pero que psicópata era este hombre. Es que acaso no podía comer otra cosa... Le vi coger el pulpo y abrí los ojos como platos cuando vi que quería pegarle una hostia contra las rocas.

Fui corriendo hacía él y le pegué tal manotazo que se le escapó el pulpo de las manos.

-¡Me cago en ti Bill! ¿Pero tú eres anormal o qué te pasa?

-¡No! El anormal eres tú, ¿qué cojones le ibas a hacer, desgraciado? ¿Acaso a ti te gustaría que te metieran de hostias?

-Pero que era nuestra cena, niño... Y lo acabas de joder. Aparte, ¿no has oído nunca que los pulpos para que se ponga la carne blanda hay que pegarles así? -estaba rojo de la ira pero me daba igual. Si yo no comía pulpo ni tortuga, él tampoco.

-¡Que me da igual, eres un insensible!

-Pues sí, lo aprendí de ti. No me toques los huevos, eh, Bill... Nos acabas de dejar sin cena así que mueve tu culo y vete a comprobar las otras trampas, y si no hay nada no quiero que vuelvas a la cabaña sin fruta o algo parecido. Y si no lo haces... hoy duermes fuera.

Sería mamón. Algún día le cruzaré la cara con tanta fuerza que se va a quedar sin dientes. No me gustaba nada que me mandara, y menos que me amenazara.

Me metí por entre los árboles y las palmeras refunfuñando. Espero que alguien nos encuentre pronto, porque si no, el día que nos encuentren estaremos muertos.

Comprobé todas las trampas que Tom me dijo y no encontré nada. Genial... De puta madre. Ahora tenía que buscar algo o este sería capaz de cerrarme la puerta en las narices...

Against the oddsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora