Era muy tarde cuando el Sr Darcy y el Sr. Bingley volvieron a Pemberley, junto a ellos venía doctor Robinson quien se había ocupado de la salud de los Darcy desde que su padre también doctor había perdido la vida hacía algunos años.
Robinson era un sofisticado doctor de Londres, que por recomendaciones había obtenido un alto puesto en el ejército y durante algunos años había decido ir con el regimiento a donde éste dispusiese. Una vez muerto su padre había heredado el consultorio y con esto abandonado la vida errante de la milicia, se había casado cerca de Pemberley y establecido por la zona.
Ya había visitado a Lizzy al conocer sobre su estado hacía unos 20 días.
Cuando el doctor se higienizo fue acompañado a la habitación de Elizabeth por Darcy , que entró para acompañar a su esposa en la entrevista.
El estado general luego de varias horas de reposo era bastante bueno aunque el doctor notó una dureza poco habitual en el vientre de Elizabeth.
Su cara se puso un poco seria, hacía ruidos y algunas muecas propias de su carácter.
Comenzó a relatar diferentes versiones sobre el embarazo, nuevos ensayos y pruebas que se podían hacer, pero que él siempre recomendaba la tranquilidad. Creía que en el embarazo era mayor la susceptibilidad a los estímulos externos e internos del sistema nervioso femenino. El doctor habló sobre un tal psiquiatra E. Kraepelin que en últimos estudios afirmaba que el setenta por ciento de las mujeres eran histéricas, reforzando la visión de la mujer como un ser con tendencia a sufrir patología de tipo psíquico y que en todo se relacionaba con los temas del útero y la maternidad. Nadie entendió mucho de que hablaba. Lizzy había relatado por quinta vez lo que había hecho durante estos días y luego de revisarla en forma exhaustiva el dijo
_ Mi querida Elizabeth he escuchado los latidos y tu niño sigue allí fuerte y claro como el galope de un caballo joven. Por otro lado me has relatado que no has podido concentrarte en él ni por un minuto con tanta organización, y tanta fiesta. Deberás respetar tu proceso. Ser madre mi querida, comienza con el embarazo y si no puedes contenerte, no podrás retener allí al pequeño por nueves meses, y ese, es el tiempo que necesita para crecer sano y comenzar la vida con nosotros. Harás lo mínimo. No te esforzaras en nada, limítate a recibir las atenciones de los demás. Ya tendrás tiempo de corretear al pequeño cuando su vitalidad no te deje en paz a los tres años.
El doctor Robinson se había puesto serio, aunque era muy amable el gesto mientras decía las últimas palabras habían asustado a Eliza, que debería estar tranquila sin sobresaltos durante los próximos 7 meses, ya que su embarazo casi llegaba al segundo mes. Se sintiera bien o mal lo aconsejable era que hiciera reposo.
Darcy suspiró, se sintió aliviado por saber que ella y el niño estaban bien y agradeció al doctor que pasaría la noche en Pemberley dadas las horas que se habían hecho.
El Sr. Darcy decidió acompañar al doctor hasta su habitación y se encontró con Bingley en el salón de juegos.
Ambos estaban cansados y si bien querían hablar después de semanas sin hacerlo decidieron dejar la charla para la mañana siguiente.
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Humildad y Gratitud
Historical FictionSecuela de Orgullo y prejuicio. Una versión sobre cómo continúa la vida de los pintorescos personajes creados por Jane Austen una vez que Jane y Elizabeth se casan. El centro de esta novela es el amor, ambientada en 1900 junto a los avances c...