Capítulo VII Una noche apasionada

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Mientras la revolución de sentimientos más descabellada atrapaba por completo "el cuerpo y el alma" de la Srta. Darcy, como también el de su nuevo y atractivo admirador, William Darcy dormitaba en su habitación, creyó escuchar un ruido de cierre de una puerta en el corredor, intentó levantarse para ver de qué se trataba pero Lizzy no se lo permitió diciéndole:

_Deja de controlar todo lo que sucede en la casa, hay muchos invitados, alguien se habrá levantado por algo, quédate conmigo.

Él en otro momento de su vida se hubiera levantado, pero Lizzy pidiéndole que se quede a su lado era algo que le impedía moverse, ella era todo lo que le importaba. Se sentía tan a gusto esa noche. Más que nunca se proponía disfrutar de cada minuto en su compañía. Sentía un tanto de desesperación por estar tan enamorado, el tiempo pasaba y el crecimiento de amor y admiración por Elizabeth crecía hasta hacerse inagotable. El no dejaba de sorprenderse de ser tan afortunado por poseer tal amor.

_Tienes razón_ respondió acurrucándose con su amada_ hay mucha gente y yo te he extrañado hoy_ volvió a acomodarse y abrazándola por la espalda le dijo:¡Eres la persona que más me importa en el mundo! , ¿lo sabes? _continuó hablándole esta vez al oído, haciendo que Lizzy se estremezca:

_Eso espero Sr. Darcy, en mi estado sin poder casi moverme por los próximos 6 meses lo mínimo que espero es serlo_ Lizzy sonrió y pensó, ser la persona que más le importo en el mundo, cuánto ha cambiado mi vida y la de él, cuánto me quiere este hombre.

_Me había olvidado que llevas a mi niño, me retracto, ¡eres una de las personas que más me importan en este  mundo!_  luego sonrió con felicidad y cerró sus ojos sintiendo la sensación más humana de todas, quería amar a su mujer, pero eso estaba prohibido por el momento y debía conformarse con solo  besarla, abrazarla y cuidar de ella y del bebe que crecía en su vientre.

Darcy se asombraba por tener esos deseos tan desesperados cuando estaba junto a Elizabeth, nunca había sido un hombre de bajos instintos evidentes, ni los había experimentado, pero esto era cada vez más notorio en la privacidad con su esposa, no dejaba de encenderse con solo acariciarla y ahora que eso se les había prohibido comenzaba a torturarlo.

_Te deseo_ le dijo susurrando con algo de vergüenza.

_Y yo a ti William_ contestó Lizzy_ pero sabes que no es posible por el primer tiempo_ Lizzy hablaba con naturalidad, pensando en cuanto deseaba a su marido cuando era tan tierno con ella.

_ ¿Crees que podremos contenernos tanto tiempo?_ dijo él intentando superar la vergüenza que le provocaba hablar sobre el tema, pero era tal la necesidad corporal que ella le provocaba que necesitaba saber cómo estaba ella en ese punto.

_ Creo que somos personas que hemos sido bendecidas por el amor y la pasión que nos une. No recuerdo cuándo mi fastidio por ti se convirtió en esta sensación de querer tomarte todo el tiempo, de amarte con felicidad y sentir que me amas y que eres todo para mí. Me estremezco de solo decirlo.

Lizzy hizo silencio unos segundos y continuó:

>>Pero también creo que ambos hemos sido muy responsables siempre y el embarazo es lo primero. No dejes de besarme porque eso te hace sentir que me amas, no dejes de decirme estas cosas que me hacen sentir cuidada, pero no podemos ir a más, debes contenerte William_ concluyó ella sintiendo la masculinidad de William en su espalda.

_Es que nunca me ha pasado algo así con nadie, contigo sentí muchas cosas, me gustas en todos los aspectos y te amo, hacer el amor era normal y parte de mi atracción hacia ti, hasta que oí al doctor decir que debíamos evitarlo. Es solo verte y desearte y yo no sé cómo detenerme.

Humildad y GratitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora