Darcy sentía una extrema preocupación por la situación de su primo, habían pasado los días y no se había dejado ver, no hablaba con nadie y él temía por su salud psíquica, ya que su decaimiento era completo. A la vez había sido invitado a pasar unas semanas en Praga y sin tener una respuesta precisa de parte su parte y notar una leve mejoría en su semblante no podía decidirse a viajar. Todo era un lío en su cabeza esa mañana, sabía por otro lado que Elizabeth estaba confiada en que hasta el invierno estarían juntos en la casa y quería evitar un nuevo disgusto a su esposa por motivos de sus viajes de negocios.
El viaje a Praga era largo,eso lo sabía, pero a la vez no podía desaprovechar la oportunidad que un noble, relacionado con la fabricación de cristal de bohemia le había propuesto. Un viaje de negocios con la clara intención de comprar un gran cargamento de cristal e interiorizarse en el tema, al que William intentaba darle la vuelta, con una idea que había llegado a su cabeza, había pensado en que si su primo se encargaba de Pemberley, Lizzy podría acompañarlo. Le hacía ilusión disfrutar con ella de ese viaje y sabía que el buen gusto de su esposa y su compañía lo podrían ayudar a decidir sobre las piezas a comprar. Lo ilusionaba pensar en que podría unir el trabajo y la compañía de su amada en algunas ocasiones y no se le ocurría mejor oportunidad que esa. Disfrutarían del tiempo juntos, sabía que a Elizabeth la atraparía la ciudad y todos sus encantos, él había estado de visita con su padre por esos lugares y había quedado fascinado. La arquitectura, el Puente de Carlos y todas las atracciones culturales como el reloj astronómico, el más antiguo de su estilo en Europa eran dignos de ser visitados. Un «reloj de la vida», prodigio de la técnica medieval, identificable siempre en la ciudad por el número de personas reunidas a sus pies al dar la hora exacta, Darcy mismo había esperado junto a su padre que dieran las doce, para ver el momento en que se activa el mecanismo que hace danzar a sus figuras entre los que se encuentra los doce apóstoles y la mismísima muerte representada por un esqueleto que es quien jala de una soga y hace sonar las campanas. Una alegoría del tiempo y de lo efímero de la vida, situado en lo alto de un campanario, en uno de los extremos de la plaza más importante de la Ciudad Vieja. William la recordaba y se maravillaba de solo pensar en pasear con Lizzy por allí. Su padre le había explicado en aquel primer viaje que el reloj indicaba de manera metafórica que uno no sabe por cuánto tiempo seguirá viviendo, o cuando le toca despedirse de los días en esta tierra, y él desde aquel día, siempre pensaba en la vida y la muerte como dos caras de una misma moneda, uno vive sin saber cuándo es tiempo de irse de este mundo, cuando es su hora de partir, cuando suena la campana de despedida, y por eso hay que hacer que valga la pena estar vivo, se decía a sí mismo dándose ánimo para invitar a su esposa a ese viaje para conozca un poco del mundo.
Esa ilusión y los bellos pensamientos lo habían logrado distanciar de la realidad de su primo y habían hecho que se relaje mientras continuaba arreglándose para asistir al festejo de la bendición del casamiento de su única hermana, circunstancia que también lo ponía tenso. Habíam organizado una fiesta con bendición del obispo y todo para festejaf la unión de Geogiana con los invitados que no habían podido asistir al matrimonio Toda su vida había velado por la felicidad de esa niña, y quería darle una buen festejo a su boda. Sentía que a partir de ese día, en que todos estarían cambiaría mucho en su vidas, aunque los unía un amor incondicional, ya no sería lo mismo entre ellos, él lo sabía. Ella se iría con Sam de su casa definitivamente, armaría una nueva vida, formaría una familia y era algo que él que debía aceptar.
Darcy, suspiró sin entender qué era lo que le pasaba en esos días con tanta emoción en su pecho y tanta gratitud en su alma al momento en que Lizzy lo sorprendió en la habitación cambiada de punta en blanco para la ocasión. Se veía bellísima, había recuperado su figura como si jamás hubiera estado embarazada, tenía el pelo levemente recogido y le sentaba muy bien el vestido celeste claro que él mismo le había regalado, parecía un ángel de pelo oscuro, Darcy volvió a suspirar y ella le dijo algo alarmada y sin percibir nada de lo que a él le ocurría:
ESTÁS LEYENDO
Humildad y Gratitud
Historical FictionSecuela de Orgullo y prejuicio. Una versión sobre cómo continúa la vida de los pintorescos personajes creados por Jane Austen una vez que Jane y Elizabeth se casan. El centro de esta novela es el amor, ambientada en 1900 junto a los avances c...