Capítulo XXVI Doble boda

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Habían pasado dos semanas más en la mansión de Pemberley era casi finales de enero, una tormenta de nieve había impedido a los visitantes regresar a sus propias casas y aunque Lizzy por momentos se sentía agotada disfrutaba de la compañía de todos. Una vez que cada uno se despidiera quedaría por meses recluida en la soledad de esa mansión. Por unos problemas con el obispado y por las inclemencias climáticas la boda de Mary se había suspendido hasta la mañana siguiente, dándole tiempo a Georgiana de una gran organización para el festejo y de otras cosas que solo ella tenía entre manos.

El doctor Robinson había llegado a Pemberley y revisaba a Elizabeth, la encontraba en perfecto estado de salud dilucidando que Lizzy tenía al menos cuatro meses de embarazo, en las primeras observaciones él creía que eran menos, pero ese día había llegado a la conclusión que el niño Darcy llegaría al mundo los primeros días de junio. Se ponía muy contento por el proceso de embarazo que ella llevaba, ya que en verdad había considerado que el embarazo sería más complejo y los problemas se habían despejado. Un vientre blando, una mujercita feliz y un bebe que al parecer tenía mucha vitalidad por las pruebas que él podía realizar.

De repente se sintió un estruendo en el corredor que provenía del pasillo de invitados.

Lizzy ya lista para salir de su habitación y se adelantó para saber qué pasaba cuando vio a William Colleman correr desesperado. Lady Catherine lo seguía haciendo cara de espantó y todo tipo de gesticulaciones.

―Creo que está muerta Lizzy querida, no deberías acercarte en tu estado― dijo Lady Catherine finalmente en voz algo baja para solo ella escuche.

― ¿Quién?― dijo Lizzy intentando guardar calma.

―Diana Colleman querida, se tomó el frasco entero de las gotas que son para calmar la ansiedad, se prescriben solo dos al día yo las tomé ¡son fabulosas!, pero parece que eso afectó su corazón. No responde a nada que se le haga, la he visto, todos saben que me gusta observar y sacar conclusiones, ¡está muerta!

Lizzy estaba alarmada, a horas de celebrar la boda de Mary, era terrible esa noticia ¿cuántas veces se cancelaría la boda de su hermana?, lo que sucedía con la familia Colleman era insoportable.

Darcy apareció en pasillo y la abrazó unos minutos para calmarla, había estado con el doctor y estaba feliz por las noticias del embarazo, no quería que nada se interpusiera en ese estado, pero era evidente que con tanta gente en esa casa nada podría ser tranquilo.

―Lizzy te pido que no te alarmes, no te involucres más de lo que corresponde. Esat mujer no puede detener su locura― dijo Darcy algo amargado.

―No te preocupes William, estoy bien, solo me preocupa Mary, no es justo que la haga pasar por esto. La boda se ha pospuesto varias veces, es triste lo que sucede.

―La boda se celebrará, confiemos en Colleman y en su amor, esa mujer hará cosas para impedirlo, pero no creo que lo logre.

― Ojalá Will, es lo único que espero. ― dijo Lizzy dejándose acariciar por su esposo.

El doctor Robinson se apresuró a ver a la mujer que yacía desplomada en una cama, a simple vista no parecía con vida. Tomó sus signos vitales y algo aún podía percibirse. No había mucho que hacer más que esperar que su corazón resistiera y que la Sra. Colleman volviera en sí, esas gotas eran muy potentes en absorción y no había manera de drenarlas del organismo.

William Colleman y su padre lagrimeaban en el corredor, pero, ninguno hacía demasiados reclamos por lo sucedido, era obvio que Diana no estaba en sus cabales y ellos como familiares cercanos conocían su temperamento y sus conductas más que todos los presentes.

Humildad y GratitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora