Capítulo XXVIII La soledad del invierno en Pemberley

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Los invitados se fueron marchando luego de los festejos, un evento que quedaría en la memoria de todos. Una fiesta formidable que se extendió desde las dos de la tarde hasta pasada la medianoche, al mejor estilo de las fiestas de la corte. Hubo pequeños intervalos en los que los invitados que lo deseaban pudieron refrescarse y descansar por unas horas en las habitaciones de huéspedes.

Georgiana estuvo al frente de la organización hasta pasada la media tarde y no se le pasó absolutamente nada trayendo como consecuencia que muchos de los invitados pidieran sus consejos para futuras bodas familiares.

Ella y Sam viajaban a Londres esa misma tarde para emprender un viaje de bodas por el interior de Inglaterra y Francia durante más de un mes y no querían demorarse en salir. Para Georgiana sería su primera aventura fuera de la mansión Darcy y lejos de los cuidados de su hermano y eso la hacía feliz.

Mary y Colleman estuvieron hasta el último momento en el salón principal era casi la medianoche cuando se retiraron a descansar, ellos viajarían a Londres a la mañana siguiente por unas semanas para organizar algunas cosas. Mary volvería para quedarse con Lizzy hasta que esta diera a Luz, y Colleman estaría en Londres, pero, la visitaría la mayor cantidad de veces que le fuera posible.

Darcy y Elizabeth en dos oportunidades se retiraron a sus aposentos, ella debía descansar por su estado y Darcy prefería acompañarla, no se acostumbraba a tanta gente rondando en su casa, pero no se quejaba para nada. Al contrario parecía disfrutar de ver esas inmensas paredes acostumbradas a estar en soledad llenas de gente y bullicio.

El Sr. y la Sra. Bennet no se retiraron de la fiesta en ningún momento, la Sra. Bennet se quedó dormida varias veces en los cómodos sillones del salón principal y fue auxiliada por la Sra. Gardiner, su esposo y Lady Anne Darcy para evitar el papelón, pero ella no quería perderse nada de la boda de su hija Mary. Los Bennet viajarían a primera hora Lydia y Kitty irían con ellos y no volverían hasta el nacimiento del bebe Darcy ya que para la Sra. Bennett era tortuoso viajar una vez al año, no se podía imaginar viajar más en su vida.

Jane y Charles se irían a Londres con el Sr. y la Sra. Colleman y con Los Sres. Traynor en una carrosa de lujo que había alquilado Darcy para trasladarlos. Lady Catherine y Lady Anne Darcy volverían con los Collins a Rossing Park, llevarían de invitados a sus nuevos amigos inseparables los Sres. Gardiner por al menos dos semanas más, la Sra. de Burgh no aceptaba perder la compañía de su gran nueva amiga y quería agasajarla en su propia casa. Todos se despidieron para descansar ya que debían reponerse para partir.

La mañana siguiente entre salidas de carrozas y equipajes se pasó en un santiamén y Lizzy pasadas las cuatro de la tarde y luego de tomar una siesta sentía añoranza, estaba sola en su habitación junto al Sr. Darcy y algo la preocupaba. No entendía que sentía en el pecho hasta que comenzó a llorar. Era lógico, después de un mes y medio con personas y reuniones continuas se sentía sola.

Darcy la calmó explicándole que él no se iría hasta que Mary estuviera de vuelta. Lo había decidido, no dejaría sola a Lizzy por nada, aunque sus sirvientes fueran su mano derecha y el doctor siempre estuviera cerca, él, no la dejaría por nada.

Había enviado varias cartas y hasta invitado a un empresario de renombre a pasar días en Pemberley con su familia para cerrar unos negocios con tal de no alejarse de la mansión. No se perdonaría que por distanciarse a su amada algo pudiera pasarle y mucho menos a ese bebe que venía en camino que era lo que él más anhelaba.

El doctor había estado comprobando que sus cálculos iniciales le habían fallado y Lizzy tenía más de 4 meses de embarazo, por ser tan menuda nada se le notaba todavía.

Humildad y GratitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora