Capítulo IX Amores de Navidad

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24 de diciembre de 1899

Querido padre, me encuentro bien, con deseos de saludarte en estas fiestas y con una sorpresa que espero sea de tu agrado tanto como lo es del mío.

Me siento atraído por la Srta. Georgiana Darcy a quien tuve la enorme fortuna de ver por primera vez hace algunos  meses en el teatro en Londres, volverla a ver ha sido algo mágico y hemos congeniado de maravillas. 

William Darcy aprueba la relación y me ha pedido que lo hable contigo para darle formalidad a nuestros encuentros.

Ella es  hermosa, de una inteligencia especial y algo enigmática, es  especialmente dulce y seductora. Lo aceptarás cuando la veas y  mamá estará encantada.

Quiero que sepas que tengo serías intenciones con ella,  si estás de acuerdo y eso te parece correcto.

Saluda a mi madre con amor  y responde esta carta en cuanto  llegue a tus manos, espero ansioso tu consentimiento,  te quiero y  extraño.

Sam enamorado...

La cena de noche buena  se había extendido por más de tres horas, Georgiana leía Noche de Reyes de Shakespeare en unos de los rincones de la sala,  aprovechando que  ahí la propiedad ya  poseía electricidad.

En su habitación la iluminación era con candelabros, algo que Darcy también quería modificar con la remodelación del palacio.

Sam se había retirado a un salón contiguo para conversar con los hombres, mientras Kitty, Mary y Anne tocaban el piano o eso era lo que intentaban.

La Sra. Bennet  junto a la Sra. Gardiner conversaban, mientras Lizzy y Jane terminaban de organizar los nombres y los regalos en el árbol.

Por primera vez y aunque eso no era habitual en Inglaterra abrirían los regalos cuando dieran las doce de la noche, antes de retirarse a descansar.

Lizzy quería impulsar en su familia una costumbre que había leído en un libro de viajero. En él se contaba cómo se festejaba la navidad en un país  de América latina que  se llamaba Argentina, la gente se reunía en el parque Lezama ubicado en la ciudad de Buenos aires, capital de ese  país,   mientras los adultos iban a la misa de gallo, los niños jugaban en la plaza y disfrutaban de la kermese. Había espectáculos y conciertos,  la cena se producía en confiterías refinadas de la zona, los más adinerados tenían lugares preferenciales, se hacían eventos para recaudar fondos destinados a la  caridad, los bomberos hacían exhibiciones,    el clima estival acompañaba esos eventos al aire libre. Había una  familia acaudalada,  Marsan de apellido, eran dueños del diario más importante del país llamado "La prensa",  ellos formaban parte  activa de la organización de las festividades junto a otros empresarios,  la esposa de uno de sus hijos llamada Lucrecia Funes de Marsan,  médica de profesión,  se ocupaba de la organización de la caridad para dar apoyo a los niños y familias carenciadas.

Lizzy  con solo leer podía   imaginarse una navidad sin nieve, ayudando al prójimo,   gustosa viajaría meses en barco para disfrutarla,  si su marido algún día se lo ofrecía. Le gustaría también conocer esas kermeses y ayudar  con las obras de caridad.  Era un deseo que comenzaba a abrigar en sus pensamientos.

Conocía  por la lectura  de esos relatos que luego de las doce de la noche,  había  grandes estruendos, festejaban con bailes el nacimiento de Jesús brindando y   entregándose obsequios de los más variados.

Había un árbol al que llamaban legendario,  en donde se colgaban juguetes y golosinas para los niños,  era un ambiente de bullicio y animación que se extendía desde navidad hasta la noche de reyes.          

Humildad y GratitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora