Hanna Stilinski [Teen Wolf - Liam Dunbar]

Capítulo 29

Luego de explicarle a Scott lo que sucedió y de que el plan no funcionara, luego de que Kira saliera corriendo a ver a su madre que resultó herida y luego de que dejáramos a Liam en su casa; nos encontramos en el jeep azul de Stiles yendo a nuestra casa.

Mis piernas están enrolladas contra mi pecho, en el asiento del copiloto, y mordisqueo mi uña del dedo índice.

—Hanna —pronuncia mi hermano luego de un momento mientras tiene una mano sobre el volante.

—Stiles, ella dijo que vendría por mí —aseguro con los nervios incrementándose. El miedo no se ha ido desde que salí del hospital, ni siquiera luego del abrazo que mi hermano me dio cuando se dio cuenta de que estaba temblando.

—No lo hará. Vamos a protegerte —garantiza.

—Kate me quiere a mí ¿Sabrá lo que puedo hacer?

—No lo creo —murmura, pero no me fío de sus palabras.

—Stiles, me acuerdo que ella esbozó una enorme sonrisa cuando vio la marca de mi cuello.

—De seguro le gustó y piensa hacerse un tatuaje igual a tu marca —su ironía no pasa desapercibida. Sé que quiere calmar mi miedo, pero en este momento sólo pienso en que es una buena idea darle un golpe, pero logro contenerme.

—Stiles —regaño —Va en serio, ella sabe algo —murmuro.

—Hann, no te preocupes ¿Sí? Lo resolveremos —me observa unos segundos, haciendo una sonrisa sin mostrar los dientes —Y deja de morderte la uña que vas a quedarte sin ella. —medio reprende, volviendo a mirar la carretera.

Suelto un débil suspiro y sólo logro asentir con mi cabeza. La situación me hace sentir intranquila e insegura. Stiles parece tomarlo con más calma, pero no puedo copiar su reacción.

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Luego de darme una relajante ducha y colocarme ropa más cómoda y limpia, abro la puerta de mi habitación y me tiro a mi cama boca arriba. Estoy exhausta y sólo quiero descansar, aún no es muy tarde, pero me faltan hacer unos estúpidos ejercicios de matemática.

Luego de unos largos minutos, decido levantarme de mi cómodo colchón, camino hasta mi escritorio y me preparo mentalmente para comenzar a hacer aquellos horribles ejercicios. Al finalizar, decido ordenar un poco el desastroso escritorio y empiezo a poner todo en su sitio mientras tarareo una canción que escuché hace poco.

Cuando veo que un papel cae al piso, me agacho para recogerlo. Estoy por botarlo a la basura, pero primero decido abrirlo para ver si es algo importante, al verlo recuerdo que es la hoja que recogí cuando estábamos en la bóveda debajo de la escuela. Mi cuerpo se estremece ligeramente al recodar ese día.

Al comenzar a leer las letras impresas en la blanca hoja, mi ceño se frunce ligeramente. Recorro con la mirada aquellos nombres. En un inicio nada de aquello tiene sentido, pero luego mi cerebro hace clic y entiendo qué son aquellos nombres y porqué hay números a cada lado de ellos. Es una lista de la muerte.

Me tenso rápidamente y comienzo a leer con más detenimiento los nombres y las cantidades que muestran. Mi corazón bombea como más fuerza cuando leo el nombre de Liam, la preocupación y cierta angustia recorren mi sistema. Liam vale tres millones. Respiro hondo para mantener la calma y sigo leyendo con nerviosismo.

Entonces, arrugo el papel en mis manos cuando leo el último nombre.

Mi nombre.

Incluso valgo más que Scott o Liam.

Esta vez, el nerviosismo es reemplazado por enojo y aprieto mis puños a cada lado de mi cuerpo. Rápidamente salgo de mi habitación y me dirijo a la de mi hermano. Abro su puerta sin tocar y me encuentro a Stiles y a Malía conversando. Ambos me observan con interrogación y Malía se aleja ligeramente de Stiles.