Hanna Stilinski [Teen Wolf - Liam Dunbar]

Capítulo 24

—¡Liam! —exclamo y me acerco a él —¿Estás bien? —cuestiono, mirándolo con preocupación. Ahora tiene gotas de agua escurriendo por su cara y cabello. Suelta un quejido de dolor.

—Maldición —masculla con frustración —Estaba tan cerca —murmura, observando nuevamente hacia arriba. Aquello ni siquiera me importa, él acaba de hacerse daño y era lo que menos quería.

—Liam, tu mano —informo, viendo el corte que se ha hecho por la caída —Descuida. Alguien vendrá por nosotros —indico en voz baja, pero ni yo misma me creo esas palabras, sólo las digo para que deje de lucir así de abatido. Él parece escucharme vagamente o simplemente no me presta atención, pues luce perdido en sus pensamientos, como si estuviera recordando algo.

—Lo volveré a intentar —ahora luce decidido y mira hacia arriba.

—No, tu mano está herida, Liam.

—Sanará.

—Pero...

—Debo intentarlo, Hanna, o no saldremos de aquí —asiento no muy convencida de lo que piensa hacer, pero tiene razón, debe intentarlo o es muy probable que no nos encuentren o si lo hacen sea demasiado tarde.

—Tú puedes —murmuro cuando ha escalado más de la mitad. Veo sus manos resbalarse, pero se sostiene fuertemente y esta vez no cae. —¡Vamos, Liam! ¡Tú puedes! —aliento con el corazón latiendo a mil por hora —Por favor —aquello lo digo más bajo. Tengo miedo que vuelva a caer.

Tengo miedo de que nos quedemos aquí para siempre.

Entonces, cuando pienso que ya no podrá hacerlo, un rugido ensordecedor se escucha por todo el lugar.

"Oh, santo cielo, Liam acaba de rugir"

Pienso que va a caer, pero algo o alguien sostiene su antebrazo y lo empieza a subir. La confusión es evidente y frunzo el ceño.

—¿Liam? —llamo cuando ya no lo veo más. El miedo empieza a invadir mi cuerpo y me empiezo a desesperar. El silencio es angustioso y no estoy segura de lo ha sucedido.

—¡Hanna! —escucho su voz y siento que el aire vuelve a mi organismo. El alivio es tanto que tengo ganas de llorar. —¡¿Estás bien?!

—Sí, pero Stiles, sácame de aquí, por favor —murmuro con algo de angustia, no quiero estar ni un segundo más en este lugar.

—De acuerdo, enana. Scott irá por ti ¿Bien?

—¿Cómo?

—Hann, debes retroceder todo lo que puedas —Stiles indica. No muy segura de la razón, hago lo que me dice, apegándome a la fría pared.

Entonces, Scott cae de cuclillas en su forma de lobo para después cambiar a su forma humana, reincorporándose.

Lo observo unos segundos y, sin pensarlo mucho, enrollo mis brazos por su cintura. Cierro un momento los ojos y el alivio está presente en cada esquina de mi anatomía, siento las lágrimas caer por mi rostro y me obligo a detenerlas. Creí que nos quedaríamos por siempre encerrados en este horrendo pozo. Él me devuelve el abrazo y no lo suelto por unos largos segundos.