Hanna Stilinski [Teen Wolf - Liam Dunbar]

Capítulo 41

Mis párpados pesan, aunque, luego de un momento, soy capaz de abrirlos del todo. Estoy totalmente desorientada, pero los recuerdos sólo se tardan unos segundos en volver. Entonces, la desesperación, el miedo y la preocupación trepan las paredes de mi anatomía hasta instalarse en mi pecho.

Mi cabeza duele al igual que casi todo mi cuerpo. Observo mi alrededor, percatándome de que me encuentro en una construcción antigua que está hecha de piedra. A pesar de que me cuesta mucho, logro levantarme, pero termino retrocediendo cuando me doy cuenta que estoy rodeada de huesos, todo tipo de ellos.

Respiro profundo para no soltar un grito y me obligo a caminar. Trato de no pisar aquellos desagradables y terroríficos huesos que están esparcidos por el piso, y me concentro en no hacer ruido. Sigo avanzando hasta percatarme que puedo doblar a la izquierda y así lo hago, adentrándome a otro espacio de la construcción.

Este lugar tiene un poco más de luz, pues hay unas ventanas al fondo. Sigue habiendo huesos, pero ya no tantos. Hay mesas y sillas de madera, objetos que anteriormente sirvieron para algo, pero que ahora sólo son escombros.

—¿Scott? —murmuro con el corazón latiendo a mil por hora, acercándome rápidamente hacia él. El chico está tendido sobre una mesa larga de piedra, amarrado de las muñecas, tobillos y torso con unas correas. Al acercarme, me percato que tiene sangre saliendo de su labio y está con los ojos cerrados.

"¿Está...?

Aquel pensamiento se esfuma cuando observo su pecho subir y bajar, lo que me indica que está respirando.

»Scott —llamo moviéndolo lentamente.

Necesitamos salir de aquí.

El hombre lobo despierta de repente y el desconcierto se ve reflejado en su rostro. Observa a todos lados y luego me calva su vista en mí.

—Hanna ¿Qué sucedió? —cuestiona intentando librarse de las correas que lo retienen con fuerza.

—Kate... Creo que ella nos ha traído aquí —mi voz sale rasposa y algo débil —Siento...siento que algo malo ocurrirá, Scott. Debemos salir de aquí —expreso y sé que él se da cuenta del miedo y desesperación de mi tono de voz.

—Ayúdame a soltarme ¿Sí? —su voz suena calmada, pero sé que lo hace para que yo no entre en pánico.

Asiento con la cabeza.

Mis manos temblorosas se aproximan a su muñeca izquierda y trato de liberarlo. Forcejeo varias veces hasta que mis dedos duelen, pero la correa no se afloja. No tengo la suficiente fuerza y aquella sensación de impotencia combinada con el miedo y desesperación, empiezan a recorrer mi cuerpo.

—N-No puedo hacerlo. No puedo hacerlo —murmuro. Scott me observa y sé que nota mi inestabilidad emocional —Lo siento. Lo lamento —me disculpo mientras siento las lágrimas picar detrás de mis párpados, aunque las retengo para no derramar alguna.