Hanna Stilinski [Teen Wolf - Liam Dunbar]

Capítulo 30

Desde que Stiles me trató de convencer de que todo estaría bien, me diera las buenas noches y se fuera a su cuarto; me he quedado en la misma posición. Sigo echada en mi cama mirando el techo, como si fuera algo interesante. Sólo la luz de la lámpara ilumina el lugar y el silencio es tal que puedo escuchar los latidos de mi corazón.

Las preguntas rondan mi cabeza creando más dudas de las que ya tenía. Mi mente intenta darle alguna explicación a lo que me ha dicho mi mamá, y también sobre la nota que he encontrado, pero nada es concreto, sólo hipótesis sin una pizca de veracidad.

"¿Por qué mi mamá cree que es tan peligroso?"

"¿Qué es lo que exactamente sabe mi madre?"

"¿Quién escribió la nota?"

"¿En qué momento entró a mi cuarto?" "¿Y si entra ahora?"

Me sobresalto al escuchar mi celular vibrar sobre la mesa de noche. El susto es tanto que debo respirar un par de veces para lograr calmar mi, ahora, alocado corazón. Luego de un momento agarro el aparato y lo desbloqueó para darme cuenta que me ha llegado un nuevo mensaje y es de Liam.

—¿Estás bien? —leo frunciendo ligeramente el ceño.

—Sí —escribo y mando, aunque es una total mentira.

—No me mientas —leo al instante.

—¿Cómo sabes que te estoy mintiendo?

"¿Es que ahora puede leer mentes?"

—Tu corazón... —leo y espero a que termine de escribir, porque no estoy comprendiendo lo que me está diciendo —Mejor abre tu ventana —mi ceño se frunce de sobremanera, pero termino haciendo lo que me pide.

—¿Liam? ¿Qué rayos haces ahí? —medio susurro/grito. El chico está parado en el tejado, el techo del primer piso de mi casa.

"¿Qué demonios?"

Y por alguna extraña razón, Edward de Crepúsculo viene a mi cabeza. Oh, no hablando de Edward ¿Existirán vampiros?

"Concéntrate"

—¿Me estás espían...?

—No, no, nada de eso —lo miro alzando una ceja, esperando su explicación —Bien, no podía dormir, así que decidí pasar a visitarte.

—¿Por mi ventana? —cuestiono, alzado ligeramente mi voz.

—Hmm... sí, fue una mala idea, mejor me voy —Liam luce entre nervioso y abatido, las ojeras por debajo de sus ojos me dan a entender que no ha dormido bien, y creo tener una corazonada del por qué.

—No, espera —el chico voltea nuevamente, pues estaba a punto de saltar del tejado, y me mira expectante. —Bien, puedes quedarte. Yo tampoco puedo dormir —Liam sonríe ampliamente, contagiándome.

—Entonces, ven —dice y lo miro dudosa.

—No creo que sea una buena idea, no me gustan las alturas —murmuro mirando hacia abajo.

—Estarás bien, yo te sostendré —asegura —El cielo está bonito —se encoge ligeramente de hombros, y medito su propuesta. Espero no arrepentirme de esto, pues termino asintiendo con la cabeza. Agarro un suéter y me lo coloco rápidamente.

—Bien, eso fue intenso —expresa Liam algo divertido, acostándose a mi costado, quedando los dos tendidos boca arriba sobre el tejado de mi casa.

—No, casi me caigo al primer piso, idiota —murmuro. Él suelta una risita y le golpeo en el hombro.

—Gritaste muy gracioso —afirma, viéndome con esos asombrosos ojos azules —Espero que nadie te haya escuchado. Bueno quizás lo hicieron, pero creyeron que era un pobre moribundo animal —vuelve a reír y otra vez lo golpeo.