Hanna Stilinski [Teen Wolf - Liam Dunbar]

Capítulo 26

A lo lejos observo que comienzan a armar unas especies de carpas transparentes y a poner camillas con aparatos que no tengo idea para qué sirven. La curiosidad crece, pero sé que no es una buena idea acercarse.

Las sirenas de los carros llaman mi atención. Los alumnos están siendo trasladados hacia el lugar en donde están las camillas -que es una de las grandes aulas- pero no a todos. Puedo ver que los que sí son llevados tienen una marca en sus muñecas, como si fueran venas que sobresalen de color morado y rojo.

Inspecciono mis brazos, muñecas y manos por si tengo algo de eso, pero por suerte estoy limpia.

"¿Mi hermano también está infectado?"

"¿Qué es exactamente aquel virus?"

Luego de unos minutos, veo a Scott salir de clases y decido seguirlo. No luce muy bien, pero espero que me explique las cosas. Me escabullo con cuidado de no ser vista y lo sigo hasta los vestuarios. Me detengo y dudo en si entrar o no, son los vestuarios para chicos y no sé si hay alguien más aparte de Scott.

Los tacones resuenan contra el suelo y murmuro una maldición, termino entrando y cerrando la puerta. Me apego contra la pared y la mujer comienza a llamar a Scott, por el tono de su voz puedo saber que es la madre de Lydia. Ella le pregunta a cómo se encuentra, pero el chico no le da respuesta y termina yéndose, murmurando cosas que no lo logro entender.

—¿Scott? —pronuncio luego de un momento, observando a mi alrededor, asegurándome de que no haya nadie más en el vestuario. El nombrado no parece escucharme, pues no obtengo respuesta de su parte. Traspaso el pasillo, en donde están los casilleros, y llego al lugar en donde se encuentran los lavamanos. Scott tiene ambos brazos apoyados contra uno de estos y su pecho sube y baja de manera irregular.

—¿Scott? —murmuro. Sé que algo no está bien.

—Debes irte —escucho que habla, casi tan bajo que pienso que me lo he imaginado.

—Pero...

No me deja terminar de hablar, ya que, de un momento a otro, ruge de modo ensordecedor mientras sus colmillos y garras aparecen. Es espeluznante, lo puedo ver por el reflejo del espejo. Es como si hubiera perdido el control.

Suelto un grito y retrocedo unos pasos. Él se percata de la situación y vuelve otra vez a la normalidad.

—S-Scott ¿Qué sucede? —me atrevo a preguntar en un tartamudeo. Sus colmillos vuelven aparecer, sus ojos cambian a su color habitual, marrón, a rojo, varias veces. Se apoya en uno de los casilleros y respira agitadamente.

Antes de que pueda seguir hablando, la puerta se abre y el profesor Yukimura -que es papá de Kira- se asoma. Me alarmo porque Scott cambia de forma constantemente.

—Él lo sabe —escucho a Scott murmurar, y siento el alivio recorrer mi sistema.

—¿Hanna? —cuestiona el mayor con un deje de incredulidad. Además, luce sorprendido con mi presencia. Atino a mostrarle una mueca.