Los Caídos #1 - Ángel guardián

3. Segundo encuentro

Desde aquel día en el parque con los extraños chicos, ha pasado una semana y la verdad no quería saber nada de aquello porque realmente me perturbaba.

—Anoche salí con una chica —dijo Blas mientras se sentaba junto a nosotras en el comedor de la escuela.

—¿Qué sucedió? —preguntó Mia emocionada.

Ella se preocupaba mucho por él y por todo lo que le pasaba. La verdad, los tres éramos tan unidos que lo que le pasaba a uno le pasaba también a los otros dos.

—Vamos, cuéntanos. —Alcé las cejas repetidas veces y luego reí.

—Solo un beso. —Blas se pasó las manos por el rostro.

—¿Solo uno? —preguntó Mia indignada.

—Solo uno. Ya saben que prefiero ir lento y todas esas cosas cursis.

—Claro — dije irónicamente.

Todos saben o al menos todas las personas que conocían a Blas sabías que era la persona menos cursi que existe en este mundo. Puede ser muy expresivo, lo cual suele ser un problema para él, pero cursi y romántico jamás.

—¿Notaron quién está allá? —Mia indicó con la mirada a unos chicos que estaban en una de las mesas más allá.

Eran los tres extraños quienes nos daban unas miradas bastante serias y nada amigables. No sé qué problema tenían con nosotros, pero planeaba averiguarlo porque no quería tener problemas en la escuela.

—No quiero toparme con ellos. —Blas dio el suspiro más largo de la historia y nos miró fastidiado.

—Tampoco yo, pero necesito saber qué es lo que pasa y Tristón parece ser el más razonable, así que hablaré con él.

—Tristán —me corrigió Blas.

—Como sea, ya vuelvo —dije poniéndome de pie. Cuando estaba a punto de irme, Mia sujetó mi mano.

—Ten cuidado porque no los conocemos —dijo—. De hecho, jamás los había visto aquí en la escuela, ¿son nuevos?

Me encogí de hombros, solté su mano y me fui directo a hablar con Tristán quien me miró algo sorprendido porque quizás no pensó que yo me atrevería a acercarme a ellos.

—Necesito hablar con ustedes acerca de lo que pasó —dije rápidamente.

—Hablaré contigo, pero no ahora y menos aquí —dijo Tristán amablemente—. ¿Te parece en Valu, la cafetería frente al parque?

Por un momento, lo dudé porque era un total extraño y lo que pasó en el parque parecía una broma de mal gusto. Sin embargo, accedí porque no me quedaba de otra si quería saber la verdad.

—Está bien —dije nerviosa—. Hasta pronto.

Volví con los chicos y después de una larga discusión con ellos, había llegado a la conclusión de que lo mejor era ir aunque me lo prohibieran.

—No vayas, por favor —dijo Blas.

—Tienes que ir porque fue extraordinario lo que pasó con la flecha —dijo Mia.

''Huye'' dijo mi voz interior.

* * *

Estábamos en el estacionamiento de Valu. Blas nos llevó en su auto, pero jamás comprendí cómo y por qué tiene auto si ni siquiera era mayor de edad. La verdad, él no nos contaba mucho de su familia o a lo que se dedicaban, tampoco habíamos visitado su casa una sola vez y cada vez que intentábamos decirle que nos invitara, cambiaba de tema. Sin embargo, Mia y yo jamás le preguntamos porque decidimos que si ocultaba algo, podría contarnos cuando estuviera listo.