74. Sal

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Mia se veía totalmente seria, como si estuviera enojada, pero no sé por qué.

— ¿Estás enojada? — pregunté sigilosamente.

— No, solo estoy preocupada — dijo conduciendo por Alana.

— ¿Por Bravhe?

— Por todos — frunció el ceño —. Te recuerdo que Blas estaba allí dentro totalmente envenenado, Camille.

Puse mi mano sobre mi frente algo frustrada, había cometido un error.

— Lo lamento...

— ¡Basta Camille! Cometimos un error y ahora debemos asumirlo.

Asentí lentamente porque, después de todo, tenía razón. Estacionó el auto a un costado, justo frente a un enorme edificio de dos pisos. Mia bajó de la camioneta y yo la seguí. Entró a aquel edificio deteniéndose en medio de un patio bastante oscuro para mi gusto, lo único que tenia de bonito era la fuente y las flores que la rodeaba.

— Mia, ¿qué hacemos aquí? — pregunté, pero ella me interrumpió.

— ¡Christian! — gritó ella —. Christian...

Un hombre muy parecido a Christopher salió por una enorme puerta frente a nosotras. Vestía jeans y una camisa luciendo totalmente despreocupado. No sabría decir si es algún tipo de criatura sobrenatural o un humano, pero probablemente ha de ser un brujo.

— ¿Qué haces aquí, Mia? ¿Dónde está Christopher? — preguntó él, ignorándome por completo

— Necesito tu ayuda, algo horrible ocurrió.

Él nos miró a ambas muy serio y nos hizo pasar dentro de la casa.

Veinte minutos después, Mia había vomitado todo sobre lo ocurrido hace unas horas atrás.

— Entonces ustedes — nos apuntó —, niñas inexpertas, ¿mandaron a mi hermano y a toda una raza a un lugar que no saben cuál es?

Con que es hermano de Bravhe. Jamás pensé que conocería a alguien de su familia.

— Sí, por eso necesitamos una bruja. Necesitamos rastrear la academia y pensé que tal vez tu podrías ayudarnos.

— Ninguna bruja querrá ayudarme — dijo él.

— ¿Por qué? — pregunté cautelosa.

— Porque nos odian, a mí y a toda mi familia.

— Eres un vampiro, ¿no puedes hipnotizarlas o algo? — preguntó mi amiga.

Creo que fallé con mis suposiciones.

— No, las brujas no pueden ser hipnotizadas al igual que otros seres sobrenaturales.

— Pero los nefilim sí pueden ser hipnotizados — dijo Mia.

— Claro, ya que tienen genes humanos, ¿recuerdas la historia? Aún así, el efecto dura un par de minutos — explicó él.

— ¿Qué haremos ahora? — pregunté mirando a Mia.

— Hay una manera — Christian caminó de un lado a otro —, Pero es peligrosa.

— Haremos lo que sea — dije yo desesperada.

Él nos miró pensativo.

— Yo fui brujo, pero perdí mi magia al convertirme. Sé cómo funciona todo esto.

Lo sabía, no estaba tan equivocada después de todo.

— ¿Qué necesitamos? — preguntó Mia.

Los Caídos #1 - Ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora