8. Mi destino

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Intenté llegar lo más rápido posible, pero Blas ya estaba esperándome en la esquina del lugar de la ceremonia, en la academia.

─ Hola. Lo lamento. Tuve algunos problemas

─ No me des explicaciones, solo te pedíamos ser puntual ─ se veía bastante enojado ─ ¿Te pusiste la misma ropa de ayer?

─ Si, es que no dormí en casa. ─ me encogí de hombros.

─Vamos dentro. ─ dijo.

Blas nuevamente se puso sobre el círculo y el lugar apareció. Las puertas del castillo de en medio eran aún más grandes y sobre ellas la frase ''Los Caídos'' destacaba.

Caminamos hasta un gran salón con muchas gradas de mármol. Todas iban en bajada hasta llegar a un gran círculo con una mesa en el centro y sillas de un tono azul a su alrededor. Frente a la mesa había una silla que se destacaba de las demás, tenía un respaldo más grande y estaba frente a todo el público.

Cada una de las sillas estaba ocupada. En la más grande había un gran barbudo y a un extremo estaba la abuela de Blas.

Cuando entramos, todos voltearon y debo decir que jamás había sido tan observada en toda mi vida. Mía estaba allí; Adam, Jasmine y Tristán también. No entiendo porque mi amiga estaba aquí, ya que ni siquiera le conté algo de lo sucedido ayer. Quizás Blas ya le contó todo. La miré nerviosa y ella solo sonrío subiendo los pulgares.

Caminé hasta llegar al gran círculo y el barbudo invitó a que me acercase.

─ Querida gente, nefilim y humana ─ miró a Mia ─ Daremos inicio a la ceremonia. Puedes acercarte, Camille.

Me acerqué lentamente y frente a mí, en la mesa, habían cinco espadas, todas con una inicial diferente en la parte inferior. No sabía exactamente qué hacer con ellas.

─ Muy bien, Camille. Tienes que tomar cada espada hasta que alguna de ellas brille. Si ninguna lo hace, tendrás que volver a tu vida como humana ─ me miró a través de sus pequeños lentes, se parecía mucho a Santa Claus. ─ Es muy extraño que un nefilim nazca siéndolo teniendo padres humanos así que demos inicio a la sesión.

Miré todas las espadas allí y tomé una por una, pero ninguna brilló. Cuando llegué a la última, extrañamente rogaba que brillara, ya que una parte de mi  quería quedarse aquí porque necesitaba que mi vida tuviera sentido y alguna explicación lógica, pero lamentablemente no brilló.

─Está claro que es humana. Estamos perdiendo el tiempo, además de arriesgar nuestro mundo dejando que dos humanas conocieran todo esto ─ el hombre al final de la mesa habló.

─ Por favor no seas grosero, Gabriel ─ dijo una mujer a su lado.

─ Camille, tendrás que volver a tu vida como humana. Lo lamento. ─ dijo el barbudo.

Miré a Blas y a los chicos decepcionada.

─ Ella es una de nosotros y usted lo sabe ─ Adam se puso de pie y bajó los escalones que le quedaban ─ La flecha brilló dos veces en sus manos y nosotros lo presenciamos. No es normal que un humano tome una de nuestras armas y esta brille. Ni siquiera con uno de nosotros lo hace a no ser que sean las espadas sagradas. Lo sé porque leí el Gran Libro, sin autorización, pero lo hice y en él dice que aquellos que son elegidos por el gran ángel pueden elegir a que familia desean pertenecer en caso de que las espadas no funcionen. Sé que no es normal que las flechas brillen, pero esa es una gran razón para saber que ella pertenece aquí.

Todos en la mesa lo miraron asombrados. Jamás pensé que Adam me defendería y es realmente sorprendente.

─Basta de insolencias y de faltar el respeto a los directores. No podemos hacer nada, ya que eres menor de edad y un aprendiz, pero será la primera y última vez que lees ese libro ─ el barbudo frunció el ceño totalmente enojado.

Adam asintió con la cabeza y volvió a su asiento. Yo solo le di una sonrisa de agradecimiento.

─Muy bien, Camille. Es tu turno de hablar y de decidir a qué familia temporal pertenecerás hasta que se realice la siguiente ceremonia en donde te entregaran tu collar y tu marca.

Lo pensé bastante bien y lo mejor sería ir con Blas. Él me ayudaría, ya que es mi mejor amigo y después de todo es el que siempre ha estado para mi junto con Mia

─ Quiero ir con los O'Donnell ─ dije.

Blas y Mía suspiraron aliviados.

─ Muy bien, por el momento eres una O'Donnell, pero no estas obligada a ocupar el apellido. Esta ceremonia se da por finalizada ─ dijo.

Corrí hacia Blas y lo abracé lo más fuerte que pude. Mia se acercó y se unió al abrazo.

─ Los amo tanto chicos ─ susurré.

─ Nosotros también ─ dijo Mia.

Todos se habían ido. Afuera estaba Tristán y Jasmine. Ambos me dieron un abrazo y me felicitaron.

─ Gracias ─ sonreí ─ y ¿Adam?

─ Aquí estoy ─ habló a mis espaldas.

─ Gracias ─ lo abracé rodeando su cuello. Al principio, no reaccionó pero terminó por recibir mi abrazo.

─ No hay de que, después de todo eres una enana entretenida ─ dijo riendo.

Lo golpeé en el brazo cuando me soltó. Me sentía muy feliz de poder tener a mis amigos apoyándome.

Los Caídos #1 - Ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora