5. Vulnerable

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Las semanas pasaron y no había visto a flechas locas ni a sus amigos. Blas no daba señales de vida y Mia, pues ella era como mi tercer brazo, jamás se despegaba de mí.

Decidimos ir a una fiesta, ya que hace mucho no íbamos a una y necesitábamos un respiro de la escuela. Usualmente no suelo ir a fiestas, pero esta vez decidí acompañar a Mia a casa de Audrey, una chica del instituto a la cual odiábamos, en simples palabras.

A unas cuantas calles, ya escuchábamos el gran ruido que había. Al llegar,  había un montón de personas, todas ellas con un vaso en la mano y bailando, algunos en una esquina casi desnudándose en frente de todos y otros vomitando en las plantas.

Nosotras comenzamos a caminar entre la gente y juntas fuimos hasta la cocina en donde estaban todas las bebidas.

─ Hola, chica ─ gritó Max a Mia, un chico de la escuela ─ ¿Bailamos?

Mía me miró y yo solo asentí con la cabeza, ya que después de todo vinimos a divertirnos.

Un chico se acercó a mí extendiendo su mano y lo miré un segundo dudando. Tomé mi vaso y di un trago largo, jamás había tomado alcohol, así que lo escupí rápidamente porque era asqueroso. No sé a quien intentaba engañar.

<<¿En qué pensabas James?>> 

Me reprendí mentalmente.

El chico me miró con cara de asco, pero a la vez divertido y luego me entregó un vaso con refresco.

─ Gracias, no acostumbro a beber. Perdón por eso ─ bebí el refresco de una sentada, se sentía realmente bien.

Después de un par de segundos, me fijé en que tomé lo que un extraño me dio, pero no creo que la mala suerte me haga una mala jugada esta noche.

Nota mental: jamás beber algo que te de un chico que no conoces.

Tomó mi mano para llevarme al centro de la fiesta a bailar, así que me dejé llevar por la música porque aunque bailara realmente mal, lo disfrutaría. Cuando menos lo esperé, él posó sus manos en mi cintura para bailar junto a mí. Al darme la vuelta, hizo que mi espalda chocara contra su pecho pudiendo sentir su calor.

Esto se puso extraño, principalmente porque comencé a marearme y ver a todas las personas borrosas. El chico tapó mi boca con su gran mano, pero en menos de un segundo me soltó y por poco caigo al piso.

Pues, ¿dónde más si no es el piso?

Reí inconscientemente por los estúpidos pensamientos que tenía en aquel momento.

Vi como alguien muy alto y delgado golpeaba al chico fuertemente en la nariz. Realmente no entendía nada. ¿Dónde rayos está Mia?

─ No vuelvas a poner tus asquerosas manos sobre ella, ¿entiendes? O yo mismo te mataré, pedazo de basura ─ él chico se acercó a mí y me alzó en sus brazos.

─ ¿Quién eres? ─ rodeé su cuello con mis manos afirmándome.

─ Basta, Camille. Estas drogada. El tipo ese puso algo en tu bebida.

─ Tienes unos lindos ojos. ¿Cómo te llamas? ─ reí fuertemente y sus mejillas se tornaron de un rojo.

─ Soy yo. Adam. Blas estuvo buscándote, así que lo ayudamos hasta que yo te encontré aquí con ese asqueroso ─ suspiró.

─ Eres lindo, Adam. Jamás te había visto, ¿eres nuevo por aquí?

─ Camille, necesitas dormir. Iremos a casa ¿sí?

─ Está bien.

Llegamos a un auto de color negro y él me subió a la parte trasera para luego colocar el cinturón.

Cuando llegamos a casa, pude ver dificultosamente que todas las luces estaban apagadas.

─ ¿Sabes si hay alguien? ─ dijo él tratando de mirar por las ventanas

─ Mmm... no sé ─ reí ─ Nick debe estar con sus amigos y Leonor con su novio probablemente.

─ ¿Quién es Nick? ¿Tu novio? ─ él me tomó nuevamente y esta vez no dije nada, ya que tenía mucho sueño. 

Sacó las llaves del bolsillo de mis pantalones y entramos. Caminó hacia mi habitación y me dejó sobre la cama. Ni si quiera sabía como supo cual era mi habitación.

─ ¿Me besarías? Hace más de un año que no beso a nadie ─ tomé su mano y reí.

─ Estas drogada, no sabes lo que dices. Además, tengo que irme.

─ No te vayas, por favor. No me dejes sola.

─ No puedo, Camille ─ dijo.

Tomé su mano nuevamente y jalé de él hasta que se recostó a mi lado y por primera vez en muchos años no me sentí sola en esta fría y oscura habitación.

Los Caídos #1 - Ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora