44. ¿Qué pasó?

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Sentía un terrible dolor de cabeza y ni siquiera podía abrir los ojos, pero cuando al fin lo hice, me topé con el techo de mi habitación. ¿Ya me cure?

Miré a todos lados y estaba todo en silencioso. Tenía puesta la misma ropa con la que estaba la última vez: mis pantalones negros y camiseta azul.

Me levanté cuidadosamente manteniendo el equilibrio, ya que aún sentía un pequeño mareo, pero nada que no se pueda controlar.

Salí de mi habitación para ver que sucedía porque no escuchaba ni el menor ruido. Caminé hasta los salones, pero absolutamente nadie estaba allí.

¿Dónde están todos? ¿Mis amigos? ¿Qué pasó?

Lo último que recuerdo es esa chica en el suelo con la marca y ... ¡Dios!

Toqué mi pecho inconscientemente por la marca. Recuerdo como Adam rompió mi camiseta, pero estaba totalmente intacta.

¿Estoy viva?

─ ¿Hola? ─ dije con la esperanza de que alguien me oyera.

Vi la hora en una de las pantallas y marcaban once a.m.

Caminé rápidamente a las puertas de entrada y las abrí por completo. Todo se veía normal, excepto por el hecho de que no hay nadie allí.

¿Qué rayos está pasando?

***

Seis treinta p.m. y nadie apareció. Me la he pasado buscando a alguien en este gran lugar, pero está completamente vacío. En serio, ¿dónde se fueron todos?

Un sonido me alarmó, así que tomé silenciosamente un cuchillo que estaba sobre una de las mesas y caminé por el pasillo principal. Iba a preguntar quién era, pero en las películas la estúpida protagonista siempre muere por hacer estúpidas preguntas.

Volví al salón, ya que no quería arriesgarme. Si algo venía por mí, sería mejor no investigar qué.

Salté cuando sentí el sonido de unos duros pasos venir desde el pasillo. Alcé el cuchillo para prevenir y un chico pálido de cabello negro y ojos muy azules me observó un instante.

─ Camille ─ dijo en un suspiro y corrió hasta mí.

─ Adam ─ salté hacia él en un abrazo.

Se sentía tan bien ver una cara conocida.

─ ¿Qué está pasando? ¿Sabes dónde están todos?

─ No sé. He pasado las últimas siete horas buscando a los chicos o a alguien, pero todo estaba completamente en silencio y eso me desespera.

─ Yo acabo de despertar y no recuerdo nada, solo que quite tu dolor y después de eso nada.

Caminé hasta una silla y me desplomé en ella.

─ Tu rompiste mi camiseta ─ intenté recordar.

─ Si. Perdón por eso.

─Está bien, pero está intacta ─ apunté.

Abrió la boca para decir algo, pero luego la cerró confundido.

Él se sentó junto a mi algo pensativo.

─ Estuvimos en la habitación blanca.

─ ¿Qué? ─ dije confundida.

─ Si. Yo desperté y te vi allí completamente inconsciente. Tu piel estaba oscureciendo, al igual que la mía y ya luego volví a caer inconsciente.

Cerré mis ojos intentando recordar algo, pero nada llegó.

─ No recuerdo ─ suspiré frustrada.

─ ¿Somos los únicos aquí? ─ dijo el.

─ Supongo ─ moví mi pie de arriba hacia abajo rápidamente.

─ Estaremos bien, Cami ─ él puso su mano sobre la mía y el recuerdo de haber despertado en aquella habitación blanca llegó a mi cabeza.

Quité rápidamente mi mano.

─ ¿Qué pasa?

─ Recuerdo cuando desperté allí. También te vi inconsciente. Desperté porque estaba soñando con... ─ abrí mis ojos sorprendida, hace mucho que no soñaba con ella.

─ ¿Con quién?

─ Sabrina. Decía cosas sin sentido y cuando iba a matarme, desperté.

Me paré y comencé a caminar de un lado a otro.

─ ¿Morimos? Se supone que después de la muerte iríamos a un lindo lugar, no quedar aquí por siempre ─ por un momento mi voz se alzó, ya que estaba comenzando a desesperarme. ─ Es lógico ¿no? Morí con esta ropa rota y ahora está intacta.

─ Si, pero las chicas debieron cambiarte a una nueva mientras estabas inconsciente ─ dijo positivo.

─ No, Adam. Estuvimos enfermos en esa habitación. ¿Por qué los chicos nos dejarían antes de que despertáramos para dar estúpidas señales de vida? Es absurdo ─ toqué mi cabello nerviosamente.

─ También quiso matarme.

─ ¿Qué? ─ fruncí el ceño.

─ No quería mencionarlo, pero también soñé con ella antes de despertar y al igual que a ti, iba a matarme.

Froté mis sienes tratando de calmarme.

─ Tranquila, encontraremos una explicación para todo esto, ¿sí?

─ ¿Cómo? Los estúpidos libros de la biblioteca no nos explicaran por qué una estúpida marca nos llevó a la muerte.

─ Primero, no sabemos si estamos muertos, además yo me siento absolutamente bien y segundo, algo debe dar alguna señal. No podemos estar aquí solo porque sí.

Respiré profundo. Necesitaba esperanzas ahora más que nunca.

Los Caídos #1 - Ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora