9. ¡Oh, pequeño Nick!

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Volví a casa porque necesitaba ver a Nick. Leonor ya no vivía con nosotros y lo peor es que me lo comunicó por un estúpido mensaje. Al parecer, se mudó con su estúpido novio, quien trágicamente es un drogadicto; no la culpo porque hemos pasado por mucho, pero no puedo hacer nada para detenerla, ya que es una mujer adulta.

Cuando entré a mi casa, había botellas de cervezas por todos lados, envoltorios de comida, cigarrillos y demás.

─ ¿Qué pasó aquí? ─ dije asqueada.

Arriba se escucharon risas, así que subí lo más rápido posible. Entré a la habitación de mi hermano y dos chicas estaban con él; una estaba fumando y riendo mientras la otra lo besaba apasionadamente. Debo decir que ver esta escena casi me hace salir corriendo para nunca más volver.

─¿Me puedes explicar qué rayos pasa aquí, Nicholas? ─ grité furiosa.

Él se sentó rápidamente y puso cara de asombro.

─ Son chicas obviamente ─ volvió a tirarse en la cama.

─ Pues tus chicas se irán  y no volverán ── realmente parecían unas regaladas, su ropa estaba por todo el suelo y solo vestían ropa interior ─ ¿Acaso no tienen un poco de respeto y dignidad por ustedes mismas? ─ no era quien para juzgarlas, sobre todo después de aquella noche en que dormí con Will, repito solo dormimos, pero es de mi hermano de quien estamos hablando.

─ Eres un ogro, niña. Deberías tomar la vida más relajada ─ dijo una de ellas.

Ambas tomaron sus cosas y se fueron. Yo, por otro lado, abrí las cortinas y las ventanas. Eran apenas las dos de la tarde.

─ Lo primero que harás será darte una ducha y quitarte todo ese apestoso olor a cigarro y alcohol. Luego, limpiaras toda tu habitación y por ultimo, limpiaras la sala de estar. ¿Qué pasa contigo Nicholas? Tú no eras así.

─ Tu pasas Camille. Tú y Leonor ── escupió ─ la maldita bastarda de nuestra hermana se fue y nos abandonó por el maldito de José. No le tomé tanta importancia porque siempre fuiste tú quien me protegió, pero los últimos días no has venido a casa y ni siquiera llamas o te preocupas por mí y lo único que puedo hacer es drogarme, emborracharme y meterme con el primer par de regaladas que encuentre en mi camino solo para llamar tu estúpida atención, hermana ─ esa última palabra la dijo con tanta frialdad que me dolió mucho.

Comenzó a llorar como un niño pequeño, así que corrí a abrazarlo. Tenía tan solo quince años.

─ Lo siento, lo siento tanto ─ besé su frente y comencé a llorar con él ─ no volveré a dejarte, ¿sí? Siempre te protegeré.

─ ¿Lo prometes?

─ Lo prometo ─ sequé sus lágrimas ─ ahora ve a bañarte porque hueles muy mal.

Dio una leve sonrisa y asintió.

Los días pasaron y no había visto a ninguno de los chicos a excepción de  Mia que fue a visitarme a casa. Por lo demás, a veces iba a la academia para entrenar. Una chica llamada Sophie me ayudaba,  ya que los chicos siempre estaban en misiones a esas horas.

A Will no lo veía desde aquella noche y la verdad quería visitarle, pero nunca me dijo donde vivía, ni me dio su número. Supongo que lo visitaré en el Valu algún día.

Me había dedicado completamente a Nick. No dejaría que cayera en esa situación de nuevo, ya que es mi hermano y tengo que protegerlo.

─ Cami ─ gritó Mía desde el piso de arriba ─ tu teléfono no deja de sonar.

─ ¿Quién es? ─ dije mientras limpiaba la cocina porque estaba hecha un desastre por intentar hacer un estúpido pastel.

─ Adam.

Dejé lo que estaba haciendo y subí.

─ ¿Qué sucede? ─ contesté el teléfono muy rápido.

─ Al fin. ¿Por qué no contestas mis llamadas, Camille? Soy tu mejor amigo, pero te dicen que es Adam quien llama y corres. No puedes cambiarme por él─ era Blas, quien se escuchaba totalmente indignado.

─ Lo siento, estaba ocupada ─ reí.

─ Tienes que venir. Hoy haremos una misión y te incluimos para que te acostumbres a esto.

─ Está bien. Ahí estaré en cuanto termine ─ corté.

Había llamado a la tía Laura porque necesitaba alguien que estuviera con Nick. Mi hermano necesitaba una imagen materna  y dado que la tía vivía sola, accedió a venir.

Había terminado todo para cuando llegara nuestra tía. Dejé todo lo necesario para que pudieran vivir tranquilos, incluso un poco de dinero que nuestros padres nos habían dejado para emergencias. Jamás tocamos ese dinero hasta ahora.

─ Saldré un par de días, Nick. Por favor no hagas tonterías. Esto que haré es por ambos. Saluda a la tía Laura por mí. ─ lo abracé ─ Te amo, hermano.

─ Yo también, Camille ─  besó mi frente y me fui junto con Mía.

Me dolía dejarlo para vivir en un nuevo lugar, también odiaba ocultarle la verdad, pero si eso lo mantiene a salvo, nada más importa.

Los Caídos #1 - Ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora