42. Marca letal

3.3K 358 26
                                    

Estaba acostada en mi cama en casa. Mi antigua casa.

<< ¿Cómo llegue aquí? >> pensé.

─ ¡Oh, ya despertaste! ─ Sabrina estaba a mi lado.

Me sentí muy feliz por verla.

─ ¿Qué haces aquí? ─ la abracé.

─ Vine a verte. ¿Cómo has estado? ─ me dio una de esas encantadoras sonrisas.

Su cabello al igual que sus ojos tenía un brillo especial, diferente.

─ Bien, creo ─ toqué mi pecho inconscientemente, la marca estaba ahí.

─ Tranquila, ellos te quieren ─ sonrió.

─ ¿Quienes?

─ Ya lo sabrás, pero no te tendrán.

─ ¿Cómo lo sabes?

─ Porque te mataré primero ─ sacó un cuchillo y cuando la punta estaba por tocarme, me senté gritando y jadeando.

Fue un sueño, un estúpido sueño. Toqué mi pecho nuevamente y la marca aún estaba ahí, de hecho esta no era mi habitación sino la habitación blanca de la academia. Aquí traen a los infectados de algún virus o algo.

─ ¿Qué me pasa? ─ susurré.

Mis manos se estaban tiñendo al igual que los brazos de Adam cuando intentó curarme.

Miré la camilla al lado de la mía y él estaba ahí durmiendo. Más bien diría que inconsciente y al igual que yo, su frente sudaba.

Sus brazos estaban un poco más oscuros que los míos, lo cual me preocupó

El mareo volvió a invadir mi cuerpo y no recuerdo más que volver a caer en aquella incómoda camilla.

***
Blas

─ Esto no es normal ─ dije caminando de un lado a otro.

─ Ellos estarán bien ─ Cristal se veía optimista y alguien debía serlo por nosotros.

─ ¡Han estado allí un mes, Cristal! ─ grité desesperado. ─ Un mes y no hemos podido hacer absolutamente nada. Nadie ha encontrado información de quien está haciendo esto y la verdad no soportaría perder a mi mejor amiga.

Mia estaba de brazos cruzados y al igual que los demás, miraba a los chicos a través de la gran ventana de la habitación blanca.

Habían estado allí por un mes y su piel empeoraba cada vez más. Los habíamos escuchado gritar, pero no despertaban.

Los directores habían tomado cartas en el asunto, pero hasta ahora no encontrábamos solución o alguna información que fuera útil. Ni siquiera Cristal había podido leerles la mente, la vez que lo intento solo vio oscuridad en ambos.

─ Tenemos que hacer algo ahora ─ susurré.

─ Han hecho todo lo que han podido, Blas ─ Dan me consoló.

─ No todo ─ dije yo.

─ ¿ A qué te refieres? ─ preguntó Mia.

─ A alguien muy importante en la vida de mi amiga ─ miré a Mia.

─ No, Blas. No lo hagas ─ dijo ella.

─ Es la única manera y se supone que él debe cuidarla ─ la miré enojado. Sentía mis ojos arder, ya que quería llorar producto de la rabia ─ y parece que no hace muy bien su trabajo.

Salí de allí con Mia siguiéndome los pasos porque si tenía que hablar con ese maldito lo haría aunque quisiera matarlo.

***
Entré golpeando fuerte la puerta de Valu.

Los Caídos #1 - Ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora