75. Todo toma sentido

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— ¿Pudieron? — dije entrando a la casa con los chicos. 

— No, es totalmente difícil — respondió Cristal —. Se resiste al poder.

Suspiré sin saber que realmente hacer o decir.

— Deben descansar, chicos. Yo vigilaré a Daniel — di una media sonrisa, intentando cortar la tensión.

— No podemos descansar en un momento así, Cami — Cristal se veía algo apagada. 

Aquel característico brillo y felicidad no estaba.

— ¿Encontraron a una bruja? — Tristán se acercó un poco a nosotros.

Iba a decir que no, pero Mia se adelantó.

— Sí, pero debemos esperar a que nos dé información — respondí ella.

Christian y yo nos miramos entre sí.

— ¿Y tú quién eres? — preguntó Tristán a Christian.

— La ayuda, supongo — dijo Christian con el ceño fruncido.

Me mordí el labio pensativa, inspeccionando a Daniel desde lejos. La piel de sus brazos estaba oscureciendo al igual que aquella vez que Adam y yo estábamos muriendo. Sentí el tacto de Cristal sobre mi mano por lo que miré en aquella dirección.

— Esto no se ve bien, Camille — dijo ella asustada.

— ¿Qué sucede? — Mia se acercó rápidamente a mí.

Levanté la camisa de Daniel y aquel corte que Cristal hizo con la espada se veía realmente mal, su sangre no era roja sino negra y demasiado espesa.

— Daniel está muriendo — dije en un susurro — y probablemente Adam también.

— Debemos hallar una manera de quitar su dolor — dijo Mia — para poder curarlo.

— Es un maldito ángel caído infectado con sangre de lobo y vampiro, Mia — dije desesperada.

— ¿Qué diablos fue lo que hicimos? — Cristal se veía realmente enojada y desesperada. Pude ver sus ojos rojos a punto de llorar — ¡Si no lo hubiese dañado, no estaría pasando esto!

— ¡Ya basta de culparte! Si no lo hacías, probablemente no existiríamos ninguno de nosotros — le dije algo fastidiada. No ganaríamos absolutamente nada culpándonos.

— Es extraño — dijo Mia —. No siento nada proveniente de él. Ni muerte, ni sufrimiento. Absolutamente nada.

— Debemos hacer algo ahora — gritó Cristal al borde del colapso.

Durante veinte largos minutos, Christian y Mia consolaron a Tal mientras que yo no paraba de caminar de un lado a otro como si eso fuera la respuesta a mis problemas. No podía perder a todos los que amaba y mucho menos dejar que la raza se esfumara de esa manera, aun no podía comprenderlo del todo.

— Camille — Tristán tomó mi cara con sus manos mirándome impaciente —. ¿Me escuchas?

Tal parece ser que aquellos veinte minutos estuve en otro planeta.

— ¿Qué? — dije.

— Debemos hablar — dijo él muy bajo para que los demás no escucharan.

Asentí y caminé hasta la entrada de la casa. Me senté en un banco que había afuera junto a mi amigo.

— ¿Recuerdas aquella noche en que creaste un portal?

— ¿Cuál de todas?

— Aquella en la que viste a una pareja y tu habitación, solo que esta parecía muy antigua.

Los Caídos #1 - Ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora