Los Caídos #1 - Ángel guardián

52. No quiero esperar más

Me había pasado el último día recostada en uno de los sofás del salón y nadie había entrado ni salido por aquí.

Hubo una misión, pero no quise ir; además, no pueden obligarme.

Mia me dejó un mensaje que en un par de días vendría a vernos. Me alegra que diera señales de vida. Cristal me contó que había arreglado las cosas con Adam y que él quería intentarlo una vez más. Me alegra por ellos, en serio.

Cada minuto y cada hora mi mente vagaba en una sola persona. Bravhe. Necesitaba verlo, saber quién es y qué quiere. Sé que es arriesgado, pero no puedo dormir tranquila sabiendo todo aquello.

Me sentía débil. Ni siquiera me sentía nefilim, al contrario, me sentía como me había sentido los últimos años. Niña huérfana con una hermana loca por su novio y un hermano menor a quien cuidar, quien por cierto no ve hace tiempo porque es la peor.

La verdad es que no quiero verlo involucrado en nada de esto. Mientras menos sepa, mejor. Prefiero que me odie por haberme ido a que estemos bien pero arriesgando su vida.

Necesitaba hacer algo por mí y cambiar radicalmente. No hablo físicamente o un cambio de look, sino algo más serio y empezaría por tomar todo esto en serio.

Me levanté decidida y salí de la academia para dirigirse a la de los Hunter. Entré por las gigantescas puertas y caminé con la cabeza en alto hasta llegar a la oficina del director de allí.

Golpeé un par de veces, hasta que un " adelante'' se escuchó.

Sí, era el barbudo obviamente.

─ Camille, qué sorpresa. ¿Ha sucedido algo?

─ Estoy lista, no perderé un segundo más.

─ ¿Lista para qué? ─ él se acomodó los lentes.

─ Para la ceremonia. Ya no quiero seguir a la deriva como si nada y no me importa si pertenezco o no a los O'Donnell, necesito encontrar lo que es mío.

─ ¿Por qué viniste a hablar conmigo?

Buen punto, ya que debí hablar con la abuela de Blas, pero no sé porque vine hasta él.

─ No lo sé. Tal vez usted pueda ayudarme a planear esto, por favor.

─ Está bien, Camille.

─ ¿Es necesario que todos los nefilim estén allí?

─ Si, Camille, completamente. Cada uno de los miembros tiene que saber de esto y estar presente a la llegada del nuevo integrante de esta alianza.

─ Bien, ¿hay cosas que deba saber?

─ Normalmente la ceremonia se les hace a los bebés, así que los padres son los que juran enseñar las leyes y todas esas cosas, pero como tú ya estas grande, tendrás que jurar por ti misma.

─ Claro, ¿podemos poner una fecha ahora?

─ Por supuesto, cuando más te acomode.

─ Mañana, no quiero esperar más.

─ ¿Es enserio? ─ dijo sorprendido.

─ Si.

─ Bien, Camille. Hablaré con los demás directores, pero debes tener claro que si haces la ceremonia no puedes volver a tu vida como humana ni nada de eso.

─ Lo tengo absolutamente claro. He leído un par de cosas.

─ En las próximas horas te estaré informando.

─ Muchas gracias ─ sonreí.

Sentía que cosas grandes estaban por venir.

Me fui de allí alegre, ya que al fin pertenecería realmente a un lugar y encontraría respuestas, sé que lo haré.