Capítulo 2

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Abro mis ojos, adolorida y miro a mi alrededor. Las paredes se ven podridas y no tienen ninguna ventana. El cuarto está completamente vacío, a excepción de una pequeña cama chirriante.

Me levanto y camino hacia la única puerta visible, apoyándome en ella para escuchar cualquier cosa que pueda haber fuera de aquí.

Pero no puedo oír nada.

Me doy la vuelta y camino en círculos, abrazandome a mi misma.
Tengo tantas ganas de llorar...

¿Dónde está Papa y Mama?

¿Dónde estoy yo?

-¡Oh! ¡Has despertado!

Rápidamente, giro sobre mis pies, observando a la chica que me contempla con grandes ojos castaños.
Parece mayor, adolescente.
Su boca se abre ligeramente al ver mis ojos.

Hago una mueca.

-¿Donde estoy? ¿Quien eres?

Ella sonríe y niega con la cabeza, al mismo tiempo que camina hacia mi con expresión pacifica.

-Los niños que vienen aquí tienen padres que necesitan deudas que saldar. Por eso estas aquí.
Tus padres te cedieron su lugar.

Mi mente se queda en blanco.

-¿Qué?

Ella sonríe un poco.

-No pasa nada, es normal que no lo entiendas. A todos nos cojen por sorpresa. Por cierto, yo soy número seis, y he venido a darte la bienvenida.-Me mira de arriba abajo y eleva una ceja.-Eres la más joven.
¿Cuántos años tienes? ¿Ocho, nueve años?

-Once.-Susurro.-¿Por que te llamas como un número?

Ella se encoje de hombros.

-Solo los más poderosos y privilegiados pueden conservar su nombre.

Frunzo el ceño y aprieto mis labios.

-Quiero ir con mis padres.
Quiero ir a casa.-Lloriqueo.

Ella niega con la cabeza.

-No puedes. Tu destino está aquí.
Eres una deuda.

Mis ojos pican y quiero llorar de nuevo, pero me da vergüenza hacerlo delante de ella.

-¿Quién me ha llevado aquí?

Ella vuelve a mirar mis ojos.

-Simples sirvientes.
Pero eso es lo que menos debería de importarte.- Camina hacia la puerta y se queda quieta. Gira su rostro para mirarme sobre el hombro y frunce el ceño.

-¿No vienes?

Hago una mueca y miro la habitación.
Sin saber que hacer, corro hacia ella.
Ella afianza de nuevo su paso y yo la sigo muy cerca.
Al salir del enorme y estrecho pasillo, mis oídos alcanzan de nuevo las voces de niños.

Frunzo el ceño y la miro.

Ella atrapa mi hombro con su mano y me da una leve palmadita.

-Es la hora del desayuno.

Seguidamente, empuja con una de sus manos la puerta vieja y de un color rojo apagado y el caos se hace presente.

Hay mesas repletas de niños.
Niños de diferentes edades.
De diferentes razas.

Y mucho, mucho ruido.

Miro a número seis, pero ella me ignora. Camina hacia un chico alto, posiblemente de su edad y se abrazan de una forma extraña.

ELEK (Maverick II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora