ELEK (Maverick II)

Capítulo 4

Alguien chasquea los dedos delante de mi rostro. Sobresaltada, aparto la mirada de mi objetivo y muevo mi cabeza con rápidez hacia la persona que yace de pie a mi lado.

Su sonrisa se ensancha mientras dirige la mirada hacia el punto donde yo estaba mirando.
Luego eleva una ceja y me mira con ojos inquisidores.

-Así que Akram ¿Eh?

Frunzo el ceño y ella se ríe entre dientes. Se sienta a mi lado y apoya sus delgados dedos sobre sus rodillas.

-Yo no...

Número seis me interrumpe.

-No hace falta que niegues lo obvio.
Todos saben que lo estas mirando, no eres buena disimulando.-Mueve su mano en el aire.

Abro mucho los ojos, espantada, y miro a los demás niños, esperando recibir miradas acusadoras o burlonas.

Pero no hay nada.

-No te preocupes, nadie dirá nada malo de ti.-Mueve su cabeza.-No se atreverían.

Aquello llama mi atención.

-¿Por qué no se atreverían?

Ella sonríe más, enseñándome uno de sus hoyuelos.

-Akram a puesto su marca en ti.-Eleva su ceja.-Lo que significa que a partir de hoy, eres invisible.
Aunque hagas el mayor ridículo del mundo, seria para todos como si simplemente hubieras pestañeado.-Señala hacia Akram, sentado en una esquina a lo lejos, mirando al infinito.
-Así que vamos, no te cortes.
Puedes seguir mirándolo tanto como desees.-Se ríe un poco.-De todas formas, él ya debe de saber que lo estabas mirando.
Es ciego, no tonto.-Rueda sus ojos.

Aprieto los labios y ya sin importar lo que piense de mi, giro mi rostro para mirarlo.

-¿Dices que él me marco? ¿A qué te refieres con eso?

Ella me mira.

-Digamos que ha hecho saber a todos que está interesado en ti.
Así que a partir de ahora, nadie pondrá un solo dedo sobre ti.-Suspira.-Nadie se metería nunca con Akram.-Me mira de reojo.-Por cierto, creo que deberías agradecerle. El pidió que siguieras mantuviendo tu nombre, así que suerte, ya no tendrás que ser llamada como un estúpido número.

Mi cuerpo se tensa.

-Sí, talvez debería agradecerle por eso.
Pero creo que no debería haber hecho eso de “marcarme” sin mi consentimiento.

Ella me mira de reojo.

-¿No te gusta eso? Ahora eres considerada su pareja, algo realmente impresionante. Nunca había marcado a nadie, jamás. Además, deberías de sentirte feliz.
Te recuerdo que hace apenas unos segundos lo mirabas con cara de cachorrito.

Inmediatamente mis mejillas empiezan ha arder.

Sus ojos ruedan de nuevo hacia Akram.

-Pero no te sientas mal por eso, él esta peor que tú. Desde que llegaste se ha estado comportando muy raro.

Muerdo el interior de mi mejilla y, sintiendo todavía mis mejillas calientes, la miro con atención.

-¿Cómo?

Ella ríe un poco.

-Simplemente te diré que realmente le gustas. Verdaderamente mucho, además. No sé que le has hecho, pero sea lo que sea, lo has hecho bien.
Lo tienes comiendo de la palma de tu mano.-Se le escapa una pequeña carcajada.- Quien lo diría, el gran Akram rendido por una niñita de once años.

Aprieto los labios y miro de reojo su figura en la lejanía.
Completamente quieto y pálido.
Su cabello negro con delicados rizos oscuros cayendo sobre su frente y tapándole casi los ojos.
Su mirada gélida mirando a un punto inexistente delante de él.
Y aquella fuerza increíblemente poderosa que emana su cuerpo.
Perceptible para todos.