Capítulo 10

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Abro lentamente la puerta y frunzo el ceño al ver las luces apagadas.
Doy pequeños pasos sigilosos y miro rápidamente hacia las escaleras.
Cuando estoy apunto de pisar el primer escalón, las luces se encienden, sobresaltándome.

Giro mi rostro y mis ojos chocan con los increíblemente oscuros de papa, iguales a los mios.

-¿Elek?

Abro mi boca, después la cierro.
Mis ojos se extrechan.

-¿Me estabas esperando?-Mi voz es incrédula.

Él extiende su mano delante de él, al sofá.

-Creo que tenemos una charla pendiente. Sientate.

Mis dedos se aprietan.

-¿Te das cuenta de que ya soy mayor de edad? No puedes controlar todo lo que hago como si todavía fuera una niña.-Recrimino.

Él aprieta su mandíbula.

-Estaba preocupado por ti, Elek.-Su voz es dura. Al mirarlo de nuevo, me doy cuenta de lo cansado que parece.
Sus ojeras debajo de sus ojos me hacen sentir ligeramente culpable.

Me llevo la mano a la cabeza y suspiro. Mi lado rebelde me dice que ignore sus palabras y suba las escaleras de una sola vez. Pero la otra parte, la más madura, me dice que debo solucionar las cosas con él.
Quedarme y escuchar lo que sea que necesite decirme.

Es un padre muy sobreprotector, más aún después de haber sufrido mi secuestro, pero apesar de todo, él me quiere y sé que todo lo que hace, es por mi bien.

Al final, decido caminar lentamente hacia él y sentarme.
Sus ojos oscuros no se apartan de mi ni un solo segundo.

-¿Y mama?-Decido romper el silencio.

-En la cama.-Frunzo el ceño.

-¿Tan pronto?

Él se cruza de brazos.

-Son las cinco de la madrugada.-Mi boca cae abierta.

-Oh.-Realmente es lo único que puedo decir.

¡Mierda! Ahora ya entiendo a que se deben sus ojeras.

-¿Tienes idea de lo preocupados que estábamos? Podrías habernos llamado diciendo que estabas bien.

Mis ojos miran las puntas de mis zapatos, oyendo sus reproches.
Por un momento me siento como si tuviera diez años, oyendo de nuevo sus regañinas, solo que ésta vez, parece más fuera de sí.

-Se me apagó el móvil.-Murmuro.

Él frunce el ceño y ladea su rostro.

-¿Sabes? Ya no sé si creerte o no.
Antes no sabía lo experta que eras mintiendo.

Levanto mi cabeza.

-¿Qué?-Mis ojos se extrechan de una mala manera.

-Lena nos lo ha dicho todo.
¿Quien es él?-Sus dientes crujen.

Hago una mueca, dolida por sus palabras.

-¿Sabes? No creo que deba decirte nada. Tu lo has dicho, soy una gran mentirosa.-Me levanto y cuando estoy apunto de irme, él agarra mi antebrazo y me detiene.

Intenta mirarme con enfado, pero al final, sus ojos se ablandan y me empuja para darme un gran abrazo asfixiante.

-Lo siento, renacuaja. No quise decir eso, pero debes entenderme.
Éstas horas sin saber nada de ti fueron un duro recordatorio de lo que pase hace años, cuando te perdí.

ELEK (Maverick II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora