Capítulo 37

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AKRAM

Paso mis manos sobre mi piel una y otra vez, frotando ansiosamente.
Mi ceño se frunce cuando el olor metálico de la sangre llega a mis fosas nasales. Inclino mi cuerpo, apretando los dientes con fuerza al sentir el agua helada deslizándose sobre mi cabeza,  bajando como una cortina sobre mis hombros, mi pecho y mi espalda.
Cierro los ojos y dejo que el agua limpie los restos de sangre sobre mi rostro.

Una y otra vez, paso mis palmas ásperas sobre mi cuerpo, esperando que en algún momento la sensación de suciedad desaparezca de mi sistema.

Cuando mi puño choca contra el manillar, deteniendo la salida del agua, no es el silencio lo que escucho.

Gritos.

Súplicas.

Llantos.

Todo vuelve a mi cabeza, noqueándome. Pero en ésta ocasión, mis comisuras se elevan y mi pecho se llena de calor. El pensamiento de la sangre bañando mi propia piel ya no me parece tan desagradable, sino todo lo contrario.

Es como una tirita.

En el momento en que supe que ella había sido herida, dentro de mi, algo se rompió. Después, la impotencia de saber que no había podido hacer nada por ella, infectó la herida, haciéndola más grande y dolorosa.

Aquel líquido rubí coloreando mi propia piel era mi consuelo.

Era la prueba de que había defendido con uñas y dientes la dignidad de ella.

De mi Blizkiy.

No había hecho nada malo, solo algo que era necesario.

Tan necesario como respirar.

¿Qué clase de hombre sería si me quedase con los brazos cruzados ante el hecho de que alguien había golpeado brutalmente a mi mujer?

No hacer nada era impensable.

No siento culpabilidad por lo que he hecho.

Las sombras tratan de corromperme, pero no lo consiguen.
La sangre que he derramado no era inocente. Él merecía morir.

Mis puños se aprietan con fuerza, recordando el sonido de los huesos rompiéndose, sus lamentos angustiosos y desgarradores,
Sus gritos de dolor cada vez que incrustaba en su piel mis amadas cuchillas, dibujando formas con ellas como si su cuerpo fuera un lienzo, salpicando su sangre sobre mi rostro como si de un antiguo ritual satánico se tratase.

De nuevo, el pensamiento impacta en mi pecho.

-Él merecía morir.-Gruño.

Inmediatamente vuelvo a dejar que el líquido helado caiga sobre mis hombros. Mis manos vuelven a frotar sobre la piel, limpiando, aunque tengo absoluta certeza de que todo rastro de sangre hace minutos que desapareció de mi cuerpo.

De todas formas, sigo frotando con insistencia, por que quiero asegurarme de estar absolutamente limpio.

Nada contaminado puede permanecer en mi cuerpo.

Si pienso tocar a mi Blizkiy, debo presentarme completamente puro.

Los oscuros pensamientos desaparecen de mi sistema, y sustituyéndolos, llega a mi cabeza un pensamiento.

Uno solo, con el poder suficiente para hacerme sentir lleno de luz.

Ésta noche es especial por una razón.

Ésta noche me entregaré en cuerpo y alma a mi mujer.

Con un sonrisa, dejo que el agua recorra mis facciones.

ELEK (Maverick II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora