Capítulo 3: Pequeños placeres y ligeros rubores

1.7K 240 60
                                    

Gracias!!
Dedicado a AllUneedis_LOVE , R4YIT4_G4Y , tatianajacky10
Veinte votos para actualizar y por favor, comentad, pedid dedicatorias... lo que queráis






En los tiempos de esplendor, antes de la guerra, cuando un Niall recién casado había tomado posesión como esposo del dueño de la casa, la mansión tenía no menos de veinte empleados.  Todos ellos con un sueldo generoso y buenas palabras para George Tomlinson y por supuesto para su joven esposo. 

George era militar de alto rango pero también era un alfa de alta categoría.  Era el Primero de la familia y también el alfa de mayor categoría del pueblo y de la zona de Londres y alrededores. 

Eso conllevaba muchas responsabilidades pero también el respeto que merecía un hombre como él... y Niall supo estar a la altura.

Ahora no había más de cinco empleados, una a jornada parcial. 

Aún así Niall se consideraba afortunado.  Durante la guerra sólo estaban él, el ama de llaves y una muchacha. 

Se sentaron en la mesa.  La sala estaba caldeada y la chica que trabajaba como empleada para todo llegó con una cazuela que emitía un olor delicioso.

Las papilas gustativas de Harry se anticiparon al sabor y su boca se llenó de agua.

Interceptó una mirada curiosa de Louis y se recordó a sí mismo controlar sus reacciones.  Era difícil porque pese a ser una situación a priori dura su cuerpo no paraba de recibir una sensación placentera tras otra. 

Y estaba emitiendo el olor dulce e intenso de un alfa satisfecho.

-Espero que le guste el pescado -dijo Niall – Hoy tenemos patatas con bacalao.

Faith frunció el ceño.  Harry asintió, incluso el bacalao y otras salazones eran un lujo escaso en el ejército hacía tiempo.  Un poco de comida de verdad, sazonada, no insípida de taberna o rancho sonaba como pura gloria.

-¿Por qué esa cara, Faith?  -preguntó Louis a su sobrina.

-No me gusta el bacalao.

-Faith, debemos estar agradecidos por la comida, recuerda que mucha gente no tiene nuestra fortuna.

-Tienes razón, papa.  Lo siento.

-Mañana haremos mercado -Niall le besó la cabeza.

-Supongo que el bacalao ha sido servido más veces de lo que el paladar de una niña de dos años puede soportar... -dijo Harry, errando la edad a propósito.

-Tres años, casi cuatro -dijo la niña.

-Hace cinco meses conseguimos comprar un cargamento de salazón, bacalao y sardinas, en el contrabando.  Ahora empieza a haber más comida pero no vamos a dejar que se estropee.

Sirvieron la comida y Harry hundió la cuchara en el plato.  La llenó y se la metió en la boca. 

Demasiado sabroso.  Y caliente.

-Esta exquisito -tomó un trozo de pan.  Era blanco y tierno y Harry creyó morirse de placer cuando probó un poco.

Los otros dos adultos en la mesa le miraron con una expresión comprensiva pero no exenta de un poco de lástima disimulada que no por ser algo compartido era menos desagradable para un alfa orgulloso como él.

-Perdón.  No había mucha comida en el frente.

-Puede repetir cuanto quiera.  Cuando yo volví del frente comí tanto que enfermé. 

-Gracias.

-¿Ya ha logrado acceder a su dinero?  Tengo contactos en el Banco de Inglaterra. -dijo Louis.

-No, solo a la paga militar.  Le agradecería mucho esa ayuda. 

-Me lo imagino.  Les está costando mucho abrir el grifo. 

-Ahora lo que más deseo es poder volver a tener una vida normal.  Al servicio de mi país pero de un modo más relajado.

-¿Dónde se aloja, general?  -preguntó Niall.

-En realidad pensaba volver a Londres en el tren de la noche.  Allí me alojo en el Ritz mientras acondicionan mi casa.  Le alcanzó una bomba.  Cuando ponga en orden mis asuntos supongo que volveré a Holmes Chapel. 

-No puede volver en el tren nocturno, es arriesgado -dijo Louis.

-Quédese a dormir -dijo Niall – Tenemos habitaciones suficientes y Louis puede quedarse también.

-Niall, eres viudo, no soltero.  Y él un alfa de Honor y militar.  No necesitas que me quede.  Tu reputación eres tú mismo.

-De todos modos, insisto.  Ha caído la noche y has venido caminando.  Tu pierna...

-Mi pierna está bien, gracias.  -Louis se dio cuenta de lo brusco que había sonado – pero me quedaré, Niall. 

-Iré a acostar a Faith. 

Niall se fue de la sala y una chica entró para recoger los restos de la cena. 



Faith le sonrió a su padre.

-Está bien, princesa.  ¿Tienes los dientes limpios?

La niña enseñó sus dientes y Niall le sonrió.

-Perfectos.  Brillan.

-Brillan -se rió la niña.

-Buenas noches, mi precioso ángel. 

-Buenas noches, papá. 

Niall dejó la puerta entornada y se miró en el espejo del pasillo.  Estaba pálido y ese traje estaba anticuado.  Tenía veinticuatro años y se sentía como un viejo en ese momento.

Probablemente la presencia de un alfa ajeno a la familia por primera vez en años en esa casa no ayudaba a ese pensamiento.

Se pellizcó las mejillas para darse un poco de color.  Luego se golpeó la mano. 

Estaba siendo coqueto y ni siquiera tenía interés en parecer atractivo para nadie.

Saco el reloj de bolsillo de su traje y observo el rostro de la fotografía de George en su traje militar.

-Te pedí que te quedaras, maldita sea.  Me he sentido muy solo...

Besó la fotografía y se lo guardo en el bolsillo de nuevo.

Empezaba a costarle recordar su voz.  Recordaba su aroma, sus frases y sus manías pero cada día le convertía más en un recuerdo lejano.  Se acarició la marca.  Era más pequeña cada año, y temía el momento en que sólo fuese una línea pálida. 

Respiró hondo y volvió a la sala.

Louis estaba sentado frente a Harry.  Niall se acercó a ellos.

Necesitaba una copa. 

Acendrado ||Narry||Ziam||Omegaverse|| Historical-Fiction||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora