Capítulo 66: Una nota en la mesita

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Las epidemias son en nuestra memoria actual y contemporánea una especie de recuerdo del pasado, como si fuesen algo medieval.

Pero una enfermedad en tiempos de guerra o pobreza era y es aún algo peligroso.  Una pandemia puede ser algo demasiado más posible de lo que creemos o queremos creer.

Las enfermedades pulmonares, intestinales y parasitarias se llevaron muchas vidas durante y después de la segunda gran guerra.

El pueblo pareció un desierto muerto en espera de la lluvia durante una semana. 

Harry no salió de la casa de Niall.  Su omega tuvo un ataque de fiebre y algo de dificultad para respirar pero le indicó cómo colocarle la máquina nebulizadora.

-Eres afortunado.  Estas máquinas son costosas.

-Lo sé.  Me quejo más de lo que debo.  La vida me ha arrebatado cosas pero me ha entregado una comodidad económica que otros muchos no pueden tener.

-Durante la batalla de Stalingrado mi máscara antigas estaba estropeada.  Cuando todo acabó vomité algo negro y espeso.

-Estuviste en la liberación de Berlín. 

-Sí.  Voy a adoptar a Josh, si sus padres no aparecen.  Espero que no te importe.

-¿Cómo fue?

-¿El qué?

-Liberar Berlín.  Acabar con los nazis.  Eres un héroe...

-En ese momento sólo tenía manos para ayudar a la gente que nos necesitaba.  Y lo peor fue la liberación de los campos de concentración.  Algunos de esos supervivientes eran como esqueletos andantes.  No hay infierno suficientemente ardiente para esos asesinos.

-Aquí fue como si todo diese la vuelta sin dar tiempo a entender nada.  Todos decían que no habría guerra.   Mi esposo, en la radio, los diarios... y de repente la hubo.  Pero nos dijeron que sería una intervención rápida y jamas en suelo inglés. Y de repente tuvimos que acostumbrarnos a vivir en pleno miedo.

-¿Puedo acostarme, dormir a tu lado y abrazarte?

Niall asintió, con la máquina nebulizadora funcionando.  Harry se acostó vestido a su lado.

-En el frente a veces dormíamos así para darnos calor.  Pero nunca nadie me importó como lo haces tú.  Y nunca lo hice así.

La ropa se rasgó cuando Harry se transformó en lobo.

Niall sintió un calor que iba más allá de la calidez de su pelo. 

Sonrió pese a la fiebre y el nebulizador.

-Hasta mañana, Harry.

Este le respondió lamiéndole la cara.





Connor volvió de asearse.  Se sentó en su cama.  Estaba cansado pero feliz porque todo iba bien con el bebé.  No había tenido sangrados ni dolores.

Nadie le hablaba, así que recogió el libro que estaba leyendo.

Le encantaba Drácula.

Había unas pastillas sobre la mesita.

Y una nota.

"El bebé necesita vitaminas.  Tome una cada seis horas".

Dejo la nota y miró bien las pastillas en su mano.

Podía confiar o no, pero algo dentro de él le dijo que lo hiciera.

Se tragó una píldora y siguió leyendo.

Había leído Dracula muchas veces pero jamás se cansaba de sus frases, de como le trasladaba a un mundo distinto y lejano.

Connor.

¿Quién por una vez podía preocuparse por Connor?

Acendrado ||Narry||Ziam||Omegaverse|| Historical-Fiction||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora